Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones,
peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
por los reyes y por todos los que están en eminencia,
para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador.
1 Timoteo 2:1-3.
peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
por los reyes y por todos los que están en eminencia,
para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador.
1 Timoteo 2:1-3.
En la Edad Media la guerra de Cien Años nos impresiona por su larga duración. Además la historia registra varias guerras centenarias. El odio entre pueblos es difícil de detener.
Los zulúes, poderosa tribu de Sudáfrica, también conocieron una guerra de cien años (1872-1972). Poco antes de 1972, Gabajana, su joven rey, se convirtió al cristianismo y decidió romper este círculo de la venganza. El proceso de paz fue puesto en marcha mediante un hecho relativamente modesto. Una tarde el rey se enteró de que un grupo de hombres de su tribu se preparaba para atacar a la mañana siguiente a la tribu enemiga de los tembus. Entonces fue a hablar con ellos y les describió de forma conmovedora todas las desgracias ocasionadas por esas incesantes hostilidades y les prohibió ejecutar su proyecto.
Los tembus se enteraron de lo que había ocurrido y enviaron unos mensajeros al rey, diciéndole: –Hasta ahora nunca habíamos conocido un rey que hubiera escuchado la voz de la razón y tratado de impedir los asesinatos. Honramos esta actitud y nos comprometemos a no atacarlos más.
Desde ese momento la paz reinó entre las dos tribus. El Señor había otorgado sabiduría a su siervo. ¡Sepamos, pues, orar con perseverancia por aquellos que nos gobiernan!
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