Buenos y Malos como en cualquier sitio.
Para el exorcista verdadero lo mas importante es que la persona poseída se libere en el menor tiempo posible y esto está por encima de toda consideración, . A veces hay algún caso que se enquista, que el demonio no se va ni con agua caliente y entre las causas de que esto suceda no podemos ignorar que, una de ellas, es por el exorcista, por su poca fe, por su trabajo descuidado, por su desgana y falta de interés, etc.
El mal exorcista prohíbe al paciente hablar con determinadas personas que sabiendo que la pueden ayudar, se lo prohíbe alegando interferencia y amenazándola con dejarla sin exorcismo, a la persona poseída la quiere solo para él incluso sabiendo que no la va a liberar ¿no es esto una posesión?; los malos exorcistas les gusta en el paciente los efectos especiales; es decir, levitar hasta la bombilla y bajar caracoleando, hasta 10 cm del suelo y sin tocar tierra, saltar sobre la camilla. A estos exorcistas les importa mas registrar los efectos especiales que liberar a la persona. cuando ya los efectos se le terminan, despiden a la poseída dejándola endemoniada, con la escusa de que ya han hecho todo lo que podían hacer.
Un mal exorcista quiere muchos informes, uno antes y otros después, sin duda están pensando en rentabilizar y sacar un provecho económico y los utilizan para publicarlos o venderlos. El demonio afirma que comen de su mano.
Un buen exorcista que desea ver al paciente liberado no le importa que la vean otros exorcistas, a veces puede ser el la causa de su no liberación.
Un buen exorcista se emplea a fondo ante un caso de influencia como de posesión, si me apuras, aun mas en la influencia, que en la posesión ya que es mas difícil y complejo su tratamiento.
Para un exorcista honesto solo le interesa el nombre del paciente, la causa de la posesión y los mínimos datos imprescindible para desatar hechizos y ataduras que algunos hayan podido realizar.