El demonio no es uno, son muchos, y al menor descuido espiritual puede llegar a manifestarse a través de personas o tomar su cuerpo para hacerlo actuar de manera contraria a su naturaleza.Cuando eso ocurre, el exorcismo es una de las herramientas que utiliza la Iglesia Católica para expulsar a los demonios que atormentan la carne y el espíritu.El padre Luis Colón, quien durante más de 20 años realizó exorcismos, aseguró que la posesión demoniaca es algo real que puede ocurrir de manera voluntaria o involuntaria, pero que no necesariamente se manifiesta de la manera horrorífica que lo presentan en las películas hollywoodenses.
“Una involuntaria es una persona que está ajena a la realidad demoniaca, pero por distintas razones puede quedar poseída por el demonio. La otra es cuando las personas pactan o se consagran a Satanás”, señaló el sacerdote, quien definió la posesión como la toma del cuerpo y los sentidos por parte de un espíritu infernal. El instinto de querer liberarse, no obstante, permanece en la conciencia.Por lo general, las primeras manifestaciones se dan en episodios intermitentes, pero si la persona tiene en baja las defensas espirituales los demonios encuentran terreno fértil para instalarse.Las vejaciones diabólicas, una de las escalas previas a la posesión total, se manifiestan cuando la persona se enferma o empiezan a aparecer cosas inexplicables en su cuerpo.La vida “en pecado habitual” es, según el cura, una de las conductas que facilita la entrada del demonio. “Un creyente, una persona de fe, es, por así decir, como una muralla”, expresó.Aun un niño, a quien se le atribuye cierta inocencia, puede ser poseído. “¿Por qué puede ser poseído un niño? Cuando ese niño se está moviendo siempre en un ambiente negativo, en un ambiente de pecado; por ejemplo, en una casa donde ese niño se maldice”, expuso.Cuando una persona está endemoniada puede, aseguró el religioso, escupir clavos y expulsar culebras por la boca. “Eso pasa, puede pasar en una posesión”, afirmó. “Muchas veces suele pasar cuando se le pide al demonio identificarse o que manifieste quién está dentro de la persona. Luego las distorsiones en el cuerpo, lo hace serpentear como serpiente, como pantera”, mencionó y afirmó que realizó un exorcismo en el que el poseso actuaba como un león “simplemente porque le cayeron unas gotitas de agua bendita”.La oración, no obstante, “siempre es infalible” para el padre Colón.
“El exorcismo es una lucha espiritual. No es, como a veces presentan, gritos. Yo no necesito gritar para ser exorcista. Lo más que le molesta al demonio es que yo haga mi oración en silencio”, declaró y recordó que una de las cosas que “reventaba al demonio” era que él rezaba casi en un susurro. “Al demonio lo que le afecta es la oración”.La técnica de la oración en voz baja es también una manera de discernir una posesión real porque, si quien estuviera “poseso” fuera un psicópata, no tendría ninguna reacción a un rezo prácticamente silente.“En Puerto Rico tú te vas a encontrar montones de personas que dicen que están endemoniadas, pero lo que necesitan es ir a un psiquiatra”, reconoció.
Antes de hacer un exorcismo hay que entrevistar a la persona, a su familia y examinar el entorno en el que vive. La persona posesa tiene que demostrar, además, que hará un cambio de vida porque si no, “es un trabajo inútil”.Según el padre, en los exorcismos se trata de que esté presente un psiquiatra.
¿Es agotador?Es como si te chuparan las energías espirituales. Estás en una lucha espiritual cuerpo a cuerpo.Aunque la figura principal es el sacerdote designado para el exorcismo, en las sesiones suele estar presente un grupo de apoyo que se mantiene en oración. “Muchas veces el Señor a ese grupo de intercesión le da conocimiento de los demonios que están dentro de esa persona”, mencionó.“Yo me recuerdo un exorcismo donde ya todas las oraciones que yo tenía en el ritual se habían acabado. Yo llevaba cinco horas sobre aquel aparato. Y eso llega un momento que a veces entran en un estado cataléptico que se llama esconderse. El demonio, para que no sigas orando, para cortar la oración, se esconde. Bueno, llegó un momento en que yo no sabía cuál oración hacer y empecé a hacer la Letanía de los Santos. Empecé Santa María, San Miguel y en una salgo y digo San Francisco de Asís. Cuando yo digo San Francisco de Asís aquella persona que estaba en un estado como si estuviera durmiendo, aquello se levantó como una furia y sale y dice: '¡no, no, que me hace daño'!. Ahí empecé: 'por las llagas de San Francisco, por la pobreza'. Ahí fue cuando el demonio se dio por vencido y dijo: 'sí, voy a salir'”, contó. Todavía el padre se acuerda que cuando salió de la casa todos los vecinos tenían velas encendidas y oraban.“Se ve que ese demonio, en otro momento, había estado también y San Francisco lo había exorcisado”, expresó. De los casos en que las personas se creen poseídas, el religioso señaló que más de la mitad son “loquitos perdidos con problemas psiquiátricos”, otros tienen cierto grado de posesión y, los menos, son los que tienen una posesión completa.
Cualquier ex poseso está en peligro de recaer si le falta la voluntad.El diablo opera diferente Las posesiones diabólicas en las que las personas convulsan, gritan, rompen cosas y trepan paredas están bien distante de lo que sería una posesión real, si ese fuera el caso.El sacerdote dominico Félix Struik aseguró que “si es algo que viene del maligno, lo que el maligno busca no es problema psicológico, no es problema físico, no es romper cosas y no es gritería”.“Lo que el maligno busca es romper, o mejor dicho, pervertir, el calibre moral de una persona”, señaló Struik, quien considera que el 99.9 por ciento de las supuestas posesiones diabólicas se explican por razones psicológicas o psiquiátricas.El doctor en filosofía explicó que la Biblia nunca habla de que Satanás se apodere de un ser humano. “Lo que sí dice es que se trata de casos de obsesión o posesión diabólica, más bien de espíritus, vamos a llamarlos secundarios, que la Biblia llama demonio y que de alguna manera influencia al ser humano”, expuso.La obsesión diabólica es cuando alguien se siente acosado desde afuera por potencias malignas que le causan problemas materiales o psicológicos y la posesión demoniaca es cuando, desde adentro, la persona es influida hacia acciones que atentan, entre otras cosas, hacia la moral.“Piense en Hitler, en Stalin. Si tú miras estos casos ahí tú tienes un ser humano con cierta capacidad humana -no es un genio, tan poco es un tonto-, una persona con capacidad quizás un poco más de lo normal, pero que en su gobierno ha sido capaz de desencadenar una oleada de mal tan totalmente desproporcionada a la capacidad mental o psicológica de esta misma persona que uno dice, aquí hay un espíritu maligno que realmente está actuando”, observó el profesor de las Sagradas Escrituras.La mano del maligno, según Struik, se encuentra mucho más allá de cosas teatrales.La extensa ceremonia en la que un sacerdote le expulsa el demonio a la niña de 12 años Regan MacNeil en la película El Exorcista tampoco aparece en las Escrituras. “Hay mucha gritería y mucho brincar y mucho saltar.¿Son esas las cosas de Dios? No sé. No estoy convencido”, manifestó Struik.“Hace algunos años me llamaron para exorcisar a un niño de cuatro años que supuestamente se comportaba de una manera extraña. No se explicaba y pensaban que el demonio se había apoderado del nene. Yo me indigné. ¡Pero, ¿quién creen ustedes es Dios?! ¿Qué dios permite que un niño de cuatro años sea poseído por el maligno? Vergüenza de ustedes; váyanse y consulten mejor a los médicos y psiquiatras pero no aquí. Esto no es cosa del diablo”, narró el sacerdote sobre la respuesta que le dio a la familia de Naranjito que le pidió que intercediera. El capítulo cinco de Marcos es, según el religioso, el único que narra lo que él identifica como una posesión demoniaca. “Esto sí huele a azufre”, indicó después de leer cómo Jesús expulsó una legión de espíritus de un hombre que llevaba días atormentado.
“A veces yo me pregunto, en el mundo actual, quiénes serían los realmente poseídos por el demonio. ¿No pudieran ser -yo me hago la pregunta, no hago afirmación- aquellos grandes financieros que han engañado al mundo entero? ¿No serían esas las personas modernas donde el maligno realmente tiene su mano, su garra?”, se preguntó.¿Existe el diablo?El demonio no es otra cosa que una invención cultural “para explicar la capacidad que tiene la especie humana para hacer daño”.De eso está seguro el profesor de bioética Leonides Santos y Vargas. “Yo siempre he sostenido que los seres humanos somos altamente evolucionados y que la cultura y el proceso de socialización que implica la cultura es, además, un proceso de domesticación de la fiera que, si se deja al natural, manifiesta todos los instintos agresivos y violentos de cualquier animal”, sostuvo.A pesar de que la inteligencia humana ha permitido crear una cultura que, a juicio de Santos y Vargas, “es una especie de valladar contra las fuerzas libres de la naturaleza que todos tenemos”, no son pocas las acciones monstruosas que pueden cometer los seres humanos.“No hay que atribuirle eso a demonios. Eso es la capacidad para hacer el mal como para hacer el bien que tenemos los seres humanos y, por desquiciamiento mental o por algún trastorno orgánico, a veces esa capacidad para agresión se manifiesta sin controles”, subrayó el director del Instituto Hostosiano de Bioética. “La capacidad para el bien tampoco hay que atribuírsela a ángeles o a dioses. Eso es una capacidad que el ser humano tiene como un ser dotado de posibilidades de ser racional”, añadió.Acerca de las supuestas posesiones demoniacas, Santos y Vargas las atribuye a algún trastorno disociativo de personalidad.“No hay duda que uno es un ente psicosomático y lo que asimila en su cerebro lo manifiesta a veces en el soma, en el cuerpo. Hay personas que han tenido una crianza desgraciada y no me extrañaría, que como parte de un mecanismo de ajuste, pues, se enajenen, se desconecten de la realidad, un poco porque no pueden soportarla y literalmente se vuelven locos, como dicen”, analizó.Para que a alguien le expulsen un supuesto demonio es indispensable, además, que crea en que pueda ser poseído por uno. “Los que creen que están poseídos por el demonio tienen que creer en eso para que luego puedan creer que mediante el exorcismo, por ejemplo, se puedan emancipar, liberar. La fe, en lo que sea, hace milagros”, destacó.Cine “demoniaco”Aunque no con tanta frecuencia como se cree, la posesión demoniaca es un tema que reaparece en el cine cada cierto tiempo, pero El Exorcista es, sin duda, la que más impacto ha causado en los seguidores del séptimo arte. El cine de horror, al que pertenece la película según el crítico de cine Mario Alegre Femenías, busca impactar y en ocasiones hasta divertir a quienes buscan “este tipo de morbo”.
“Si es una película de exorcismo, que casi siempre te la quieren vender como que 'basado en un caso de la vida real' -que casi siempre están bien en la superficie de lo que se están basando en la vida real- pues están las personas que quieren ir a ver el caso en la pantalla grande”, expuso el también bloguero de Primerahora.com.Independientemente de que quizás no sea la primera que manejó el tema, el crítico de cine afirmó que El Exorcista “sí fue la primera que llegó con un tema serio de lo que es el exorcismo”.
Las fuertes escenas en las que la niña de 12 años manifiesta la posesión son, sin duda, suficientemente perturbadoras como para permanecer en la mente de quien las haya visto.Para el cinéfilo, más que la escena en la que la cabeza de la posesa da vueltas, la que más le impacta es cuando la niña se masturba con un crucifijo. “Se me paran los pelos nada más recordarlo porque estás viendo a una niña haciendo ese acto en cámara”, observó y destacó que la película fue nominada al Oscar y rompió récord de taquilla.A pesar de las escenas impactantes Alegre Femenáis atribuye su éxito al tema de la fe. “Tiene escenas horripilantes y espantosas pero más bien es esa batalla interna de la fe, entre los que creen y los que no creen”, profundizó.
Cuando eso ocurre, el exorcismo es una de las herramientas que utiliza la Iglesia Católica para expulsar a los demonios que atormentan la carne y el espíritu.
El padre Luis Colón, quien durante más de 20 años realizó exorcismos, aseguró que la posesión demoniaca es algo real que puede ocurrir de manera voluntaria o involuntaria, pero que no necesariamente se manifiesta de la manera horrorífica que lo presentan en las películas hollywoodenses.