Árbol de la guanábana con frutos La Guanábana se descubrió útil para usos médicos hace 25 años pero a pesar de las multinacionales ha salido a la palestra popularmente en la lucha contra el cáncer, contra los efectos de la quimioterapia y con la esperanza de hacer del cáncer una enfermedad crónica, no letal.
La guanábana (Annona muricata) es un árbol de hoja perenne endémico del Caribe, México, Centro y Sudamérica, estrechamente relacionado con la chirimoya. Se cultiva, como ésta, por su fruto, de cáscara verde y sabor muy dulce. La fruta es muy delicada de color verde oscuro cubierta de espinas suaves. Es relativamente grande y de cáscara muy delgada. Se debe cosechar antes de estar madura. La pulpa es blanca, cremosa, carnosa, jugosa y ligeramente ácida, mide 20-30 cm de largo, pudiendo pesar más de 2 kg.
En los últimos años, el extracto de guanábana ha llegado a ser ampliamente aclamado por tener propiedades poderosas para combatir el cáncer. Desde marzo de 2003, e-mails circulan por internet afirmando que el té de guanábana cura el cáncer. Hay diversos estudios sobre la anonacina, el compuesto de la guanábana que tendría efectos anticancerosos.
Descolgamos de la red lo que ha colgado un periodista colombiano, estudioso de la Guanábana. Ante las primeras evidencias de laboratorio, una multinacional norteamericana gastó ingentes sumas de dinero para probar las propiedades anticancerosas del árbol de la guanábana o graciola y sus científicos quedaron asombrados de los resultados. Parecía que la planta, impronunciable, casi se iba a convertir en la fuente millonaria de dólares americanos. Ahora se trataba de comercializarla debidamente, patentar la planta como hallada en la selva por su ‘ scouts’ y pasarla al departamento de publicidad para hacer la promoción del gran descubrimiento de sus investigadores y desde ya atribuir el hallazgo a alguien ya famoso.
Pero la empresa se encontró con un obstáculo insalvable: el árbol de la guanábana o graviola, no ha sido plantado con semillas propias, ni hallado al azar, descubierto por alguien a sueldo del consorcio, ni logrado por manipulaciones transgénicas, sino que crecía desde los orígenes del tiempo y producía sus frutos y sus semillas que caían en la tierra y salían nuevas plantas… el proceso de la Madre Naturaleza. Pertenecía a todos, no era un monopolio exclusivo de nadie sino un bien común.
Así lo vio el encargado de aprobar o desaprobar la patente. Y la petición razonada del consorcio fue desestimada, así como la apelación. Además era ley federal. Se trataba de un bien que no se podía patentar. Los esfuerzos fueron vanos. Incluso hubo un edicto o sentencia denegando la ‘ aplicación’ de la compañía. Por lo visto el membrete del Consorcio no impresionó a las autoridades federales.
No fue posible obtener por síntesis ni bautizarlo o rebautizarlo, diciendo, por ejemplo que aunque no se trataba de un producto natural se había logrado en laboratorio reproducir las cualidades de una planta tropical descubierta por el químico fulanito de tal, y elaborado luego por tal corporación, etc. Como tantas fórmulas antes. Los esperados beneficios económicos que se esperaban de limitación también fallaron. No había manera de hacer ganancias serias.
La compañía optó entonces por tratar de sintetizar dos de los ingredientes del potente anticancerígeno del árbol de la graviola. Si hubiera podido aislarlos, estaría en condiciones de patentarlo legalmente y ganar billones. Pero se encontraron con un muro infranqueable. El original simplemente es imposible de reproducir. Tampoco podía la multinacional protegerse comercialmente si divulgaba los resultados de sus investigaciones, con carácter de exclusividad, y si cualquiera usaba la planta no le pasaba nada. Perdió así la multinacional muchas horas de trabajo de sus especialistas. Y la oportunidad del ‘ business’ . Como ese sueño se evaporó, la compañía prefirió archivar el proyecto decidiendo abstenerse de publicar los resultados de su investigación y hasta el nombre de la planta estudiada para, siquiera, tomarse una revancha sobre las instituciones contra el cáncer.
Por suerte, un científico que participó en esos trabajos, cuya ética profesional no le permitía aprobar tal conducta de la empresa, resolvió arriesgarse. Y se puso en contacto con una firma dedicada a estudiar las plantas tropicales del Caribe y se hicieron públicas las propiedades de la planta de Guanábana que no habían sido estudiadas científicamente. Cuando los investigadores del Instituto de Ciencias de la Salud se enteraron de la información, comenzaron a investigar la posibilidad de que la guanábana pudiera combatir el cáncer.
La evidencia de la efectividad asombrosa de la planta y la forma como se pretendió encubrir esa verdad no se hicieron esperar, levantando una oleada de indignación. La verdad llana era ésta: en lo profundo de la selva tropical en la zona del Caribe y otras crece un árbol capaz de solucionar algo que la gente, su doctor, y el resto de los humanos esperan encontrar algo para luchar contra el cáncer, gracias a las oportunidades de supervivencia que ofrece. Ese algo se llama Guanábana.
Lo que se debe decir ahora claro es que no se trata de la vacuna absoluta que se espera sino que al menos por el momento es un remedio eficaz contra ese mal quizás transformando pronto una enfermedad letal en un mal crónico, como se ha logrado en ciertos tipos de Sida y en otras enfermedades como la malaria. Y no se conseguido aún con el Alzheimer y otras pandemias. El afirmar como un artículo de fe que es la vacuna tan esperada, no sería realista. Nunca antes se había presentado un panorama tan esperanzador como lo indican los resultados de la investigación, sobre los extractos de este árbol tan olvidado o, mejor, ignorado.
Algunas conclusiones basadas en hechos:
* Es una terapia natural que no causa náuseas extremas, ni pérdida de peso o del cabello, como en la quimioterapia.
* Protege el sistema inmunológico, evitando las infecciones mortales o las alergias.
* El paciente se siente más confortado y esperanzado a lo largo del tratamiento, porque ve y cree que sus expectativas de vida aumentan.
La fuente de esta información es fascinante. Procede de uno de los fabricantes de productos médicos más grandes del mundo, quien afirma que después de más de veinte pruebas de laboratorio, realizadas a partir de 1970 los extractos revelaron lo siguiente: La biodiversidad de las zonas tropicales de América es la gran riqueza pero las talas, los laboratorios y los terratenientes han terminado con tres cuartas partes de las 250.000 plantas del continente
Los compuestos de este árbol demostraron actuar 10.000 veces más que cualquier cura convencional probada hasta ahora. Por ejemplo retarda el crecimiento de las células cancerosas de una forma mucho más eficaz que el producto Adriamycin, una droga quimioterapéutica, muy usada en el mundo médico. Y lo que es todavía más espectacular: este tipo de terapia con el extracto o el polvo de graviola, o guanábana, tan sólo destruye las células malignas del cáncer sin afectar a las sanas.
La pregunta que surge de todo lo dicho es ésta: ¿Y si las propiedades anticancerígenas de la graviola han sido investigadas tan intensamente, por qué nadie había oído hablar antes nada al respecto?. Si ese extracto tuviera tan siquiera el 50% de la importancia que se le atribuye, ¿por qué los oncólogos, en los hospitales no instan a sus pacientes a usarlo?
Esta interrogante la han formulado y la responden estudiosos de Colombia. La respuesta es sencilla: no es ningún secreto que nuestra salud está bajo el control del poder económico. Y la graviola es una planta que era demasiado barata de conseguir . Y sólo hacía falta ser discreto, lograr una fácil patente y luego hacer un tiraje tan gigante como el que se hizo con la gripe A. La corporación norteamericana, multimillonaria, tantas veces citada es la que inició la búsqueda de una cura para el cáncer en plantas tropicales y su investigaciones de laboratorio se centraron en la humilde y abundante guanábana, tan dulce y tan sabrosa. Todas sus partes mostraron ser útiles: las hojas, las raíces, la pulpa y las semillas. Todas han sido utilizadas durante siglos por los chamanes que cuidaban religiosamente de sus pacientes, los indígenas nativos en América del Sur o de cualquier continente. ¿Qué enfermedades trataban los ‘ brujos’ .? Todas. ¿Qué medicina o plantas medicinales usaban?. Todas. Impresionante casuística de miles de casos tratados de cáncer de colon, cáncer gástrico, cáncer de páncreas, cáncer de próstata, cáncer de mamas, cáncer de riñones y cáncer de pulmones, entre los mil males tratados. ¿Curados?. No se sabe, ¿como van a hacer estadísticas los chamanes?.
Desde entonces, la guanábana ha demostrado fuera del ámbito de la medicina tribal, en más veinte pruebas de laboratorio homologadas, independientes entre sí, que su poder anticancerígeno era muy poderoso. Pero todavía no se han adelantado pruebas a ciegas (doble-ciego) que son las utilizadas por la ciencia médica como referencia para juzgar el valor exacto del tratamiento, antes de comenzar a usarse a tope una publicidad, digamos, universal, de su valor científico. Eso costaría además no un riñón como se suele decir sino los dos.
Un estudio publicado en el Natural Journal of Products (Boletín Diario de Productos Naturales), recogió fielmente un reciente estudio de la Universidad Católica de Corea Sur. Allí se decía que un elemento químico de la Guanábana o guanábana había sido utilizado para matar las células de un cáncer de colon de manera selectiva, y había mostrado una potencia 10.000 veces superior a la Adriamicina normalmente usada para ese tratamiento. La parte más significativa de ese estudio de la universidad coreana confirmaba que la guanábana como era ya vox populi en México, Colombia, Brasil y Venezuela, y Perú sobre todo en el primero de esos países, tiene una cualidad selectiva extraordinaria. Es decir la planta elimina las células del cáncer, dejando intactas a las células sanas. Al contrario de lo mencionado, la quimioterapia tradicional, casi único remedio existente hoy día, que ataca, sin discriminación, a todas las células en proceso de reproducción (como las del estómago, el cabello y otras). Los efectos colaterales a menudo devastadores de la quimio como náuseas, la pérdida ominosa de pelo y la de células sanas, quedaban obviados por una planta tropical nueva.
Centenares de trabajos de investigación en más de veinte laboratorios del más alto nivel científico como por el Instituto Nacional del Cáncer, National Health Center, la Purdue University de Estados Unidos y la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica de Corea del Sur, pueden dar fe . La Guanábana o Graviola es algo más que una esperanza contra todos los tipos de cáncer. Y no tiene efectos secundarios adversos. Hay quien sostiene su de gran utilidad en todas las variantes del cáncer y se le considera además como un agente antimicrobiano de ancho espectro contra infecciones bacterianas y causadas por hongos. La guanábana es eficaz contra los parásitos intestinales y los gusanos, regula la tensión arterial, es un antidepresivo y buena contra los desórdenes nerviosos.