MÉXICO, D.F. (apro).- La Iglesia católica ha gastado más de 2 mil millones de dólares en resarcir los daños ocasionados por sus sacerdotes que han abusado sexualmente de menores de edad, se informó hoy en un simposio que se celebra en el Vaticano.
Patricia Neal, a cargo del programa Virtus, encaminado a proteger a niños abusados por sacerdotes, y Michael Bemi, miembro del National Catholic Risk Retention Group, dieron a conocer este monto durante dicho simposio que se celebra en la Universidad Gregoriana de Roma.
Los expertos especificaron que estos 2 mil millones de dólares se han gastado en terapias para las víctimas, asesoramientos legales, demandas interpuestas contra distintas diócesis en todo el mundo o en el seguimiento a los sacerdotes agresores, cuyos abusos han resultado muy costosos.
Señalaron que todavía no existe un estudio a nivel mundial sobre el número de víctimas afectadas por la pederastia clerical, aunque estimaron que tan sólo en Estados Unidos hay alrededor de 100 mil, a las que se suman las víctimas de Irlanda, Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, India, Holanda, Suiza, entre otros países.
Al simposio de la Gregoriana asisten 110 representantes de conferencias episcopales de distintos países, 30 superiores de diferentes congregaciones religiosas, así como altos funcionarios del Vaticano y representantes de organizaciones civiles.
En el encuentro también participó el fiscal del Vaticano, Charles Scicluna, quien señaló que es erróneo aplicar la “ley del silencio” ante estos abusos, ya que la Iglesia tiene la obligación de denunciarlos ante las autoridades civiles:
“Es esencial esa cooperación, pues el abuso sexual a menores no es sólo un delito canónico, se trata también de un delito perseguido por el derecho civil”, dijo Scicluna.
El fiscal añadió que la Iglesia tiene la responsabilidad de reparar los daños causados a las víctimas, a quienes se les debe tratar con dignidad durante el “agotador” proceso que les toma su curación y recuperación psicológica.
Por su parte, el cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, coincidió en que la Iglesia tiene la obligación de denunciar los abusos y atender a las víctimas.
“Para muchas víctimas, su necesidad primaria es ser escuchada por la Iglesia y saber que ésta comprende la gravedad de los daños que han sufrido, que desea acompañarles en el largo camino de su curación, y además que toma medidas para la protección de los niños”, dijo Levada.
Y recordó que el papa Juan Pablo II, a través del documento Sacramentorum sanctitatis tutela, actualizó la lista de crímenes canónicos e incluyó entre los más graves el abuso sexual a menores por parte de los clérigos.