La mayor de los Cameron pasó unos 15 minutos sola y su padre, que se percató de su ausencia nada más volver con el coche a la residencia de Exchequers, se la encontró ayudando al personal
Es el terror de cualquier padre, dejarse un niño en el bar, en la gasolinera o, peor, un capazo en el maletero. Y le puede pasar a cualquiera. Hace unas tres semanas, el primer ministro británico, David Cameron, y su esposa Samantha, volvieron a la residencia de Exchequers sin su hija mayor, Nancy, de ocho años, después de pasar un rato en su pub habitual con otras dos familias. Los Cameron se dieron cuenta nada más regresar a la residencia de campo oficial donde suelen pasar los fines de semana. Exchequers se encuentra a unas dos millas del pub The Plough, donde se olvidaron de Nancy, por lo que se calcula que la niña estuvo sola unos 15 minutos.
Llamaron inmediatamente al local, donde les aseguraron que la niña estaba bien, según confirmaron el domingo por la noche desde Downing Street. Al parecer, se la habían encontrado en el cuarto de baño, según «The Daily Telegraph». «El primer ministro volvió de inmediato a recogerle», explican desde el entorno del «premier». Cameron se encontró a su hija mayor feliz ayudando al personal del pub que frecuentan a menudo, acompañados de amigos.
Todo apunta a que el primer ministro, que salió del pub en un coche con sus guardaespaldas, pensó que la niña viajaba en el otro coche con su madre, junto a sus hermanos Elwen, de seis años, y la pequeña Florence, de 22 meses. Su madre dio por hecho, igualmente, que la niña se había subido al coche con su padre. «Hombre, pensarías que alguien hace un recuento en algún momento, ¿no?», explica un habitual del local a «The Sun». «No es precisamente fácil buscar David Cameron en la guía telefónica y llamarle para decirle que se ha dejado a su hija», dice.
Según una biografía sobre el político conservador publicada recientemente, a Cameron «le gusta tomar tres o cuatro vasos de vino» en la comida el fin de semana, y echar una siesta después si puede, unas costumbres que llevan a una parte de la prensa a acusarle de excesivamente relajado. The Plough es un escenario habitual de estas escenas familiares del primer ministro.