Los llamados hechizos, el mal de ojo y otros recursos esotéricos, como la brujería y la magia, no tienen poder alguno por sí mismos, dependen únicamente de lo sugestionable que pueda ser una persona, pues si no lo es ni un millón de hechizos o “trabajos” le pueden afectar.
Por ejemplo, mucha gente cree que es pobre, que le está yendo mal o que no encuentra empleo porque le hicieron un hechizo, porque una vecina le tiró alguna brujería cerca o dentro de su casa o enterró algo malo frente a su puerta, pero no toma en cuenta que en el país existe una crisis económica que afecta más a la gente más humilde debido a que en el sistema capitalista la pobreza y el bajo nivel de educación y de preparación para el trabajo van juntos; y tampoco ve que muchas empresas han cerrado y por eso hay menos empleos y más competencia por ellos. Entonces, en vez de empezar a prepararse mejor y de ser más perseverante en sus esfuerzos por encontrar empleo y por salir adelante, cae en la tentación de buscar culpables entre los vecinos o la gente con la que no se lleva bien, pensando que esa gente tiene la culpa de su situación porque le hizo un hechizo.
Incluso un vendedor de pócimas, veladoras especiales, amuletos, brujerías, imágenes de santería, artilugios esotéricos, jabones, polvos para hacer hechizos y recursos para quitarlos, don Alfonso Rivero Díaz, propietario de la tienda “Rey Tutul Xiu”, departamento 35, del mercado grande, quien está dotado de un fino sentido de observación, ofrece una sincera explicación de lo que está ocurriendo:
“Esto ha tenido un auge tremendo desde que empezó la crisis. Mientras más crisis hay más creyentes en estas cosas, y son más socorridos los rituales esotéricos por la necesidad de creer en algo, pero lo que pasa es que hay más necesidad, y también más fraudes, como el que pasó en Kanasín, donde uno de esos brujos que se anuncian dijo a una familia que en su terreno había oro, pero que tenían que darle dinero para comprar varias cosas que se necesitaban para encontrarlo. Entonces hipotecaron su casa con tal de darle el dinero y que encontrara el tesoro, y como no había nada, porque todo era un fraude, perdieron hasta su casa”.
No hay hechizos para lo bueno
Curiosamente, entre el elevado número de imágenes, pócimas, polvos y veladoras que tiene don Alfonso no cuenta con ninguna para ayudar a gente a volverse rica. Y él mismo lo confirma al decir:
--“Todavía no se ha descubierto una hechicería para tener dinero. Si hubiera ya no estaría yo aquí vendiendo. Estaría descansando en un balneario de Miami o de España”.
Es decir, que en algo tan importante las hechicerías no tienen ningún poder, simplemente no funcionan, ¿por qué tenemos entonces que creer que si para lo bueno no funcionan van a poder hacerlo para lo malo? Una parte de la respuesta es que ponemos más atención a lo que tememos que a lo que queremos. Somos negativos, pues.
Otra parte de la respuesta, la más importante y dotada de un gran sentido lógico, viene de un profesional de la psiquiatría, el doctor Arsenio Rosado Franco, director del Hospital Psiquiátrico de Yucatán, quien revela:
-Aquí ha venido gente a la que le han cobrado hasta 50 mil pesos por quitarle un supuesto hechizo, pero lo único que le quitaron fueron los 50 mil pesos, porque el hechizo, aunque existiera en sus signos externos, es decir, que alguien tire algo con la intención de afectar la suerte de alguien, a veces muñecos con alfileres, o una foto envuelta con lazos y tierra de cementerio, no tiene poder real alguno, sólo opera en el ámbito de la sugestión, y si la persona no se deja sugestionar, no tiene nada de qué preocuparse.
Profecías autocumplidas
En este punto, Rosado Franco señala:
--Lo que suele ocurrir es algo que se explica como las profecías autocumplidas: Yo creo una profecía de mi mismo y la voy a estar llevando a cabo. Por ejemplo, en el caso positivo, si deseo salir adelante, mi profecía de mí mismo es: “Voy a ser astronauta”, y para eso voy a dedicarme a estudiar mucho, y lo hago y lo logro. En el caso negativo es: “Soy tan malo que voy a tronar el examen”, entonces no me esfuerzo, no leo, voy a presentarlo y lo trueno.
Es la misma mecánica mental de la sugestión causada por ver o creer en un hechizo. Mucha gente piensa que está hechizada, que está trabajada, y eso hace que se genere en ella un estado mental de decaimiento, de pérdida de esperanza, pero ocurre así porque esa persona lo quiere, si no lo quisiera, conservaría su tranquilidad, su empuje, su optimismo.
Locus interno o externo
El director del HPY señaló también por qué a unas personas les afectan los hechizos y a otras no:
--Hay gente que en su desarrollo mental establece algo que se llama “locus de control”. “Locus” es lugar, es un lugar de control. El locus puede ser interno o externo. Es un mecanismo psicológico que las personas desarrollan para realizar actividades y para pensar. Cuando yo tengo un locus de control interno porque lo aprendo en mi casa o lo desarrollo, yo tengo una buena autoestima, una manera de ver que me permite pensar que yo puedo influir en mi mundo, yo puedo manejar mis problemas, yo puedo desarrollarme. Pero cuando yo aprendo a tener un locus de control externo soy muy susceptible a que los demás al opinar afecten mi autoestima, determinen qué tengo que hacer o a que me pongan en ambivalencia o en dudas.
Hay gente que si tiene un lugar de control interno se dice: “Yo valgo, yo sirvo y voy a empeñarme en hacer bien este trabajo”. Y hay gente que al tener un locus de control externo se dice lo contrario, o que piensa: Me fue mal porque la situación está muy difícil, me fue mal porque mi jefe me tiene tirria. O me ha ido mal porque el profesor no me quiere. O también: Me va mal porque me hechizaron. En otras palabras, la gente que tiende a tener más locus de control externo es la que tiende a ser más vulnerable, a ser sugestionable, y sustituye su voluntad y su energía por sus temores, entonces en lugar de que diga, por ejemplo: “Es mi responsabilidad lograr una buena calificación”, “Es mi responsabilidad dejar mis vicios y sacar adelante a mi familia”, piensa que hay un proceso externo a él que obliga a que le salgan mal las cosas.
Caen en los engaños
Es entonces cuando caen en engaños y fraudes, porque su interés de creer en que la solución la tienen otros y no ellos mismos, los hace ir a consultar al hechicero o al adivino, y no falta alguno que les diga: “Si yo te paso un huevo por el cuerpo y te hago una limpia tú vas a tener buena suerte”, y aún cuando en la lógica natural eso no es cierto, como esa persona es sugestionable, porque cree en mecanismos de control externos, esa persona cree o puede aceptar ciertas cosas que no son lógicas y darlas como verdades científicas sin serlo. En la magia, en el hechizo, confluyen varios mecanismos: Generalmente hay una persona: el hechicero, el brujo, el adivino, a la que el que consulta le da un control sobre sí mismo. Ese control es un poder que esa persona, el brujo, no tiene por sí misma, sino porque se lo concedieron: Es el poder de que quien le consulta le está creyendo, pero ese poder depende de la credulidad, no de los hechos reales, no de la verdad.
Y el brujo, hechicero o adivino, usa ese poder para establecer un tipo de relación dependiente de él o sometida a él. Le dice por ejemplo: “Tú tienes que hacer tal cosa, a tal hora y tantos días, para que tengas buena suerte”. Le da toda una estructura, que parece verosímil, y la persona lo cree y a partir de eso establece una relación en la que dice: Si me está yendo bien no es por obra del azar, o porque es natural que ya me iba a ir bien, sino es porque hice este ritual que me recomendó el brujo.
Hasta $100 mil por limpia
Rosado Franco comenta:
--Muchas veces la gente que cree en la magia y los brujos llega a ser tan perseverante en sus creencias que si no funciona un hechicero, en lugar de darse cuenta de que lo que no funciona es la hechicería, van con otro hechicero o brujo porque en su mente lo que piensa que pasó es que el anterior era malo. Y a lo mejor resulta que ese otro tampoco le resulta bueno y va con otro, hasta llegar a Catemaco o a Oaxaca, donde les pueden cobrar fácilmente 100 mil pesos por una limpia. Es un círculo vicioso, no aceptan que no funciona la magia sino creen que el hechicero no es suficientemente bueno, pero esto sucede porque es su tipo de pensamiento, su estructura mental, la que de principio está mal enfocada por falta de desarrollo. De hecho, el hechizo, la estructura de la magia, tienen que ver con una estructura de pensamiento hasta cierto punto primitiva. En la infancia pasamos de un pensamiento concreto a un pensamiento abstracto, y mientras más abstracto se vuelve resulta más fácil hacer inferencias lógicas, asociaciones, para que podamos de alguna manera tener unos marcos de referencia más científicos o más de explicación. Pero cuando no hay desarrollo cultural, muchas veces la ignorancia hace que nos expliquemos muchos fenómenos que son normales por medio de entidades mágicas. En el caso de los hechizos, cuando se tiene ese necesario desarrollo cultural, se ve que es una especie de sugestión que alguien hace a otra persona.
Salud mental y hechicería
--Desde el punto de vista de cómo se relaciona esto de los hechizos con la salud mental o la psiquiatría, hay que decir que existen muchos padecimientos que se asocian con símbolos explicables que se dan detrás de esas creencias. Por ejemplo, la ansiedad puede dar muchos síntomas y uno puede ir al médico y el médico le dice que está sano, aunque presenta determinados síntomas. Entonces a veces se confunde la gente y piensa que está bajo el mal de ojo, que le hicieron un “trabajo”, que alguien les ha hecho algo malo o un hechizo para que se sientan mal, etcétera. Cuando se explora bien esto, uno se puede dar cuenta de que hay ciertos trastornos psicológicos que se resuelven con terapia, con medicamentos. A mí me ha tocado ver casos de gente que entra con mucha ansiedad, o que está con mucha tristeza y que ve todo negro, y que ha estado siendo explotada por esas gentes que se dicen brujos o adivinos. Cuando los fueron a ver les dijeron que se sienten mal, que no comen, no duermen, que pierden peso, y piensan que es porque les hicieron un trabajo. Entonces el brujo les dijo: Te voy a hacer una velación para saber qué tienes, te va a costar tanto. Luego le dice: Ya sé qué te hicieron, te voy a quitar ese hechizo. Dame tanto y te quito el “trabajo”. Y es cuando hace cierto tipo de rituales.
Pero en realidad no son “trabajos”, es decir, “hechizos”, sino son enfermedades del tipo de la ansiedad y la depresión. Incluso hay algún tipo de trastorno mental que se relaciona con esas creencias, porque su contenido es delirante. En algunos casos de psicosis, de paranoia, la gente puede pensar que la han hechizado. Y aunque las personas que la aprecian, que la quieren, le digan que no es cierto, porque existe toda la evidencia del mundo de que no es así, esa gente cree que sí, que está hechizada, que está poseída. Y es precisamente cuando esta creencia o conducta es irreductible a la razón, a la lógica y genera conductas anormales, cuando sí se puede hablar de trastornos mentales, y en ese caso sería una paranoia.
Los verdaderos poderes mentales
--¿Existen en verdad los llamados poderes mentales que algunos alegan tener para hacer daño?, preguntamos al director del HPY. Esta fue su respuesta:
--El cerebro es el órgano más sofisticado. El poder lo tiene el cerebro a través de su pensamiento. Yo creo que todavía no se desarrolla toda nuestra potencialidad cerebral como especie. A veces vemos algunos fenómenos como que alguien puede mover cosas con la mente. Yo creo que ha de ser algún tipo de energía. El cerebro trabaja con pensamientos, proceso de pensamientos, con atención, concentración, memoria, pero también probablemente tenga otro tipo de recursos que todavía no conocemos. Por ejemplo, la gente que tiene mucho carisma, puede influir en muchos seres humanos. Un buen orador tiene capacidad para mover masas, es un poder. Hay gente que puede motivar a grandes cantidades de gente. Ese es un poder, pero hay que ser escépticos con la gente que dice, por ejemplo, que puede mover edificios, porque son trucos.
El mayor poder que tenemos los seres humanos como especie, está en esa región pre frontal del cerebro, que nos permite planificar, prever, anticipar y crear. La mano, el dedo pulgar, con la laringe y el cerebro pre frontal, es lo que nos diferencia de todos los demás animales, y lo hace precisamente a través de las funciones mentales superiores: Asociación, lógica, pensamiento racional, concentración e incluso emoción. La emoción es muy importante, porque bien manejada es el termómetro que nos permite reactivar o reaccionar ante los fenómenos y actuar. Es un arma, que si la sabemos manejar nos detecta peligros y también cosas buenas. Esos son los poderes mentales verdaderos. El que alega tener poder mental se atiene a que le crean, si no le creen, no tiene poder mental alguno más que los que tenemos todos como especie. No tiene más. Y todos podemos usar esos poderes del cerebro.
Remedio alternativo
--¿Qué se puede pensar de la gente que acude a curarse con los supuestos brujos o adivinos que se anuncian?
--Es común que muchas veces la gente busque remedios rápidos, mágicos, para enfermedades difíciles o terminales. Por ejemplo, la gente con cáncer, cuando ya no hay nada que hacer, cuando le dicen que la ciencia médica ya hizo todo, a veces acude a remedios que les recomiendan como una forma de buscar una salida o una esperanza. Eso es buscar una terapia alternativa, pero también hay gente que se va a buscar algo más, como la hechicería, pensando que con eso va a resolver su problema de salud, pero realmente nunca lo resuelven y continúan igual.
Dios nos dio la libertad, no la esclavitud
La Iglesia católica, que ha sabido llevar a cuestas 2 mil años de historia, de profundas experiencias espirituales, de misticismo y e incluso de exorcismos contra entidades demoníacas, tiene también una respuesta puntual a la preocupación y el temor que muchas personas manifiestan ante la supuesta mala suerte y los hechizos. El párroco de Nuestra Señora de la Asunción de Chuburná y maestro del Seminario, Jorge Carlos Herrera Vargas, nos brinda mucha luz, la luz del Evangelio, sobre este tema.
--Nosotros como Iglesia, por lo que leemos en la Biblia, creemos que uno de los dones más grandes que Dios nos ha dado es la libertad. Dios nos hizo libres, y cualquier cosa que atente contra la libertad del hombre va en contra del concepto de Dios que nosotros tenemos. Las personas que creen en la hechicería, en la adivinación, en la magia, son personas que creen que un agente externo determina su vida, y no son libres, porque si alguien viene y me hace un hechizo, quiere decir que él tiene el poder sobre mi libertad.
Quiere decir que entonces yo no soy libre, que yo soy sujeto de todas las acciones que se den en mi entorno y a mi alrededor. Pero bíblicamente, el gran don que Dios nos dio cuando nos hizo a su imagen y semejanza, es ser libres. Por eso todas las personas que creen en la magia, en la adivinación, en la hechicería, eclesiásticamente, desde la Iglesia Católica, están pecando contra el primer mandamiento, que dice: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, porque están pensando que hay una fuerza mayor que Dios: El hechizo, el embrujo. Entonces lo que la persona que cree en Dios tiene que hacer es aprender a estudiar la Biblia, y en el catecismo de la Iglesia Católica, en el apartado del primer mandamiento, lo pueden leer, estudiar, aprender, y les hace falta también practicar la confianza, pues hay que recordar que nosotros creemos en la Divina Providencia. Hay un texto bíblico que dice que los pájaros del cielo, las flores del campo, no tienen que preocuparse de qué van a comer o beber, porque Dios les da. Nosotros que valemos mucho más que cualquier otro de los seres de la naturaleza, pues con mayor razón tenemos esa posibilidad.
Creo yo que mucha gente a veces empieza a pelearse con su entorno, con su vecindario, con sus familiares, diciendo que les están haciendo hechizo, y de hecho se oye muchísimo eso: que el mal de ojo, que les tiraron unas plumas negras, o que le están poniendo ciertos signos, lo primero que debe hacer es recordar que Dios nos hizo libres.
Sí, es cierto, hay gente que hace eso, que tira esos supuestos hechizos. ¿Por qué? Será porque es gente que tiene otra religión o tiene otra fe. Pero si a mí me tiran, porque me lo han hecho, unas plumas o un gato negro en la puerta de mi casa, yo entiendo que ante mí ese poder no tiene mayor fuerza, porque sé muy bien que el poder de Dios es más poderoso.
Yo lo que recomiendo a esas personas que creen que las han hechizado, o que han visto que les han tirado hechizos, o que creen que les está yendo mal porque les han hecho, como dicen, un “trabajo” de brujería o hechizo, es pensar lo siguiente: Si mi vecino me quiere hacer brujería, es problema de él. Yo creo en un poder que se llama Dios y es superior a ese hechizo y a cualquier otro. Además yo dentro de mi corazón, me acerco a Dios, me confieso, veo que mi mujer y mis hijos también se confiesen. Vamos a misa juntos, estamos con Dios, y entonces no hay ningún poder que nos pueda afectar, porque estamos con el poder más fuerte. Y si yo no creo que el poder de Dios sea el poder superior a cualquier otro, entonces sí voy a tener miedo de fuerzas, que a lo mejor pueden ser naturales, que me pueden afectar como el poder de un hechizo. Siempre en estas épocas de crisis económicas, la gente se puede confundir y pensar que los problemas son causados por hechizos, o que se pueden resolver con hechizos, pero lo que pasa es que no nos damos cuenta de que a nivel personal no depende la crisis del mundo y del país de nosotros, sino de toda una macroeconomía. Y si nos damos cuenta de que hay mucha gente que no tiene el trabajo adecuado como para poder sostener a su familia, o de que no le pagan lo justo, o de que no encuentra un trabajo para que pobremente aunque sea sostenga a su familia, y de que además de eso no tiene conocimientos que le ayuden a explicarse lo que pasa, veremos que es muy fácil entonces que le echen la culpa al que sea: al demonio, al hechicero, al vecino, al pariente. Pero en el fondo lo que la persona tiene que pensar es que este es un problema global, y que en este mundo global los que tienen una formación y unos estudios son los que salen adelante. Y que hoy existen medios de desarrollo escolar que se nos ofrecen a los adultos, hay programas de educación en donde se puede estudiar la primaria, la secundaria, la preparatoria abierta gratuitamente. Entonces muchas personas, en vez de pelearse con el mundo lo que deberían hacer es levantar su autoestima, valorarse y entender que sin importar la edad que tengan se pueden y se deben capacitar. Y que muchas veces esta capacitación depende de la fuerza y del empeño que uno ponga. Decir: Es mi voluntad salir adelante, no depende de un hechizo o de una limpia, de nada de eso.
Estar con Dios y no temer
Finalmente, Herrera Vargas señaló:
--Hay muchas personas que a veces vienen a solicitar agua bendita en gran cantidad, como un botellón, o que vienen a pedirme una bendición para su casa. Siempre procuro preguntarles para qué quieren tanta agua o por qué quieren la bendición, y ordinariamente dicen que es porque les están haciendo un hechizo, un mal de ojo o alguna cosa de estas. Y cuando voy a la casa aprovecho para platicar con ellos de esta situación problemática y de las soluciones, porque cuando uno está con Dios no tiene qué tenerle miedo a nada. Por eso les digo que más que una bendición lo que necesitan es venir a misa, confesarse y comulgar con frecuencia, y si lo hacen no tienen que tenerle miedo a nada. Es decir, que lo que realmente les hace falta es tener más fe. Pero eso se puede pedir: Pueden pedirle a Dios que les ayude a incrementar su fe
Jorge Carlos Herrera
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