La Crónica de Hoy | Blancarte reprueba que venga a negociar mayor libertad religiosa, pero que no hable de curas pederastas
Roberto Blancarte, especialista en temas religiosos, reprobó que el Papa Benedicto XVI venga a nuestro país a tratar el asunto de mayores libertades religiosas, "sin tocar siquiera un asunto tan grave como la atención a víctimas de abuso sexual en el caso más escandaloso como vergonzoso del padre Marcial Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo".Durante la presentación de la versión en español del libro El caso del Papa. Obligación del Vaticano de rendir cuentas por abusos contra los derechos humanos, tanto Blancarte Pimentel como Amparo Espinosa, de la asociación Demac, y María Consuelo Mejía, de Católicas por el Derecho a Decidir, coincidieron en que el Papa es responsable de la forma en la que ha operado el sistema legal secreto del Vaticano que protege a sacerdotes pederastas de todo el mundo a fin de evitarles un juicio penal.
Consuelo Mejía precisó que el libro es de Geoffrey Robertson, consejero de la reina de Inglaterra, y es además un distinguido abogado y juez en derechos humanos, en el que se deja ver, manifestó, "que es imposible hoy en día mantener el silencio ante los hechos tan dolorosos que todos conocemos de Marcial Maciel, y menos aún es posible que aún exista una especie de fuero eclesial para quienes comenten este tipo de delitos".
Resulta aberrante, abundó, que la Iglesia católica como institución "nos habla de la defensa y del respeto a los derechos humanos hacia afuera, mientras hacia el interior no son capaces de mantenerse en la misma línea".
Más lamentable resulta el hecho de que en 2010 la Congregación para la Doctrina de la Fe refrendó el "secreto pontificio" y que obliga a callar estos crímenes por parte de los sacerdotes, so pena de ser castigado si habla, por lo que demandó: "Es necesario que se dé a conocer la responsabilidad que tiene Benedicto XVI y evitar que, como ha ocurrido hasta la fecha, se mantengan al margen de la autoridad civil".
En su oportunidad, Amparo Espinosa señaló que el libro "no le deja escapatoria a la Santa Sede ni moral ni legal de las graves acusaciones de actos de lesa humanidad que han recibido ella y sus altas jerarquías no sólo por parte de los católicos, sino de la humanidad mundial, "horrores que se describen en el libro".
Asimismo, refirió que en 1996, el entonces cardenal Ratzinger se vio involucrado directamente en el caso de abuso de más de 200 niños de Wisconsin, cuando como encargado de la Oficina Vaticana "jamás tomó acción punitoria alguna, ocupado como estaba en resolver escándalos semejantes que le aparecían todos los días y, por el contrario, cuando el sacerdote pedófilo enfermó gravemente, Ratzinger ordenó que se pusiera fin al juicio para que ese sacerdote muriera como miembro respetable de su comunidad".
A su vez, Roberto Blancarte resaltó la necesidad de eliminar ese "fuero eclesial a nivel mundial", y que las autoridades civiles puedan castigar esos crímenes, "porque el silencio del Papa en esta visita se asume como un silencio culposo de las víctimas de Marcial Maciel que claman justicia".
No es casual que el Papa venga a hablar de libertades religiosas, porque a eso viene, y por otro lado, hay un silencio absoluto en el caso de los sacerdotes pederastas, y en este sentido, el estado Vaticano, dijo, debe dejar de asumirse como una autoridad estatal que no puede ser acusada por esos crímenes.
En el interior de la iglesia deben tomarse las medidas pertinentes que permitan frenar estos problemas, y no sólo limitarse a cambiar a los sacerdotes de iglesias, de lo contrario estos casos, dolorosamente, seguirán replicándose, dijo.
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