Pablo Richard, Costa Rica, 25 abril 2010 e-mail: ssee@correo.co.cr
Sábado 24 de abril de 2010, por Foro Diamantino (actualizado el 24 de abril de 2010)
Es importante ver toda la realidad de la pedofilia desde sus víctimas. La Iglesia consideró hasta hace poco la pedofilia como un pecado y no como un delito. El pecado puede quedar oculto en el secreto del sacramento de la confesión, pero el delito es un crimen que debe ser llevado públicamente a los tribunales. La Iglesia jerárquica rechazó la culpabilización de la pedofilia y ocultó al pedófilo para salvar como Iglesia su credibilidad y prestigio. La Iglesia también ocultó la criminalización de la pedofilia para evitar ser condenada y obligada a pagar una indemnización económica. Ocultar al delito y al delincuente, para salvar el prestigio de la Iglesia, es una iniquidad y una agresión contra las víctimas. Expresa también hipocresía, fariseísmo y falta de solidaridad. La Iglesia Jerárquica ocultó a los curas pedófilos, con el pretexto de hacer posible un seguimiento psicológico. Los traslada de una parroquia a otra o los envió a una diócesis fuera del país, con el pretexto de una rehabilitación de los pedófilos que no dañe la credibilidad y prestigio de la Iglesia. Se argumentó que la pedofilia era una “enfermedad”, que para ser “sanada” debía evitarse todo escándalo público (entrevista al Cardenal Darío Castrillón Hoyos realizada por Patricia Janiot en la CNN). Un argumento utilizado para ocultar la pedofilia del clero era la prioridad que se debía dar a la Institución Eclesial por encima sus víctimas. La rehabilitación del clero pedófilo se veía así como necesaria en función de los intereses de la misma Iglesia. Esta además no debía “perder” un sacerdote por causa de un problema “” y “personal”, como era considerada la pedofilia. También se argumentó que el número de los sacerdotes pedófilos era insignificante en comparación con la mayoría de los sacerdotes que no lo eran. También se discutió que el porcentaje de la pedofilia en el clero era mínima, si se la comparaba con el porcentaje de la pedofilia a nivel social y mundial. También la Iglesia se enfrentó a los medios de comunicación que denunciaban la pedofilia en la Iglesia. Interpretó esto como una campaña mediática perversa contra la Iglesia católica misma. La Iglesia ahora se presentaba así como víctima, y ocultaba las verdaderas victimas de la pedofilia. Todos estos argumentos confirman que la Iglesia no veía la pedofilia desde sus víctimas, sino desde sus intereses, especialmente desde la defensa de su credibilidad y autoridad.
1 comentario:
Esta ha sido y es la cruda realidad. Los medios han presionado entre otros motivos para "forzar" a las jerarquías a que resuelvan de una vez por todas esos feos asuntos que invalidan la labor pastoral. Si la presión disminuyera, la pederastia clerical se cerraría en falso, hay que mantener en candelero este desasosiego que nos ocasiona a los cristianos de a pie. Benedicto XVI tiene una oportunidad única de adecentar la iglesia clerical y entre todos hemos de "ayudarle" para que siga adelante con las reformas y pase de las cartas a la acción, sin olvidarse nunca de los encubridores que hay que proporcionarles un retiro fuera de las áreas de poder.
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