BIOCULTURA VALENCIA Cita con Mariano Bueno
-¿Cuándo y cómo te metiste en el mundo de la ecología, la alimentación "bio", la casa sana... y por qué?
-Nací en el seno de una familia de horticultores en Benicarló, en un entorno rural en el que me sentía muy identificado, hasta el punto de que a los 14 años decidí dejar el instituto para dedicarme a trabajar en la tierra. A los 17 -a partir de ciertos problemas de salud- me interesé por la alimentación vegetariana y en ese momento me di cuenta de que los agricultores estábamos envenenando la tierra y los alimentos que producíamos. Esta toma de conciencia me llevó a buscar alternativas y en 1980 fui a Francia a trabajar y aprender las bases de la agricultura biológica. Estando en Francia -en 1981- realicé un curso de Geobiología y Bioconstrucción en la Universidad Verde de París y lo que allí descubrí fue el inicio de una nueva trayectoria personal y profesional, centrada en la práctica, investigación y divulgación de las opciones de vida más saludables y respetuosas con el entorno y la salud del planeta.
LAS EXPERIENCIAS
-¿Las experiencias que has ido viviendo te han ido dando la razón en lo que pensabas al principio?
-Resulta curioso que, incluso con la experiencia acumulada en los más de 30 años de prácticas agroecológicas, sigo sorprendiéndome ante la lucidez de los precursores del naturismo, la agricultura biológica-ecológica o la salud natural; sobre todo cada vez que un nuevo estudio científico o epidemiológico aporta pruebas de las ventajas de comer alimentos sin residuos tóxicos, cultivados respetando los ciclos biológicos. Y lo que más me fascina es constatar una y otra vez lo muy saludable que es el consumo de plantas que se han desarrollado cerca de donde vivimos. Hay más personas que se han dado cuenta y de ahí el éxito de las iniciativas que revalorizan los productos locales y los productos km0.
-¿Has visto cómo muchos escépticos han acabado abrazando la causa "bio" de forma incondicional?
-Siempre observé que la mayoría de "negacionistas"… lo eran porque se sentían atacados -en lo personal, en lo profesional o en sus intereses económicos-. La mayoría de rechazos iníciales a los planteamientos "bio", a la agricultura ecológica o a las formas de vida más saludables, suelen ser fruto del desconocimiento. Cuando se abordan estos temas sin prejuicios previos y se investigan a fondo, se descubren los positivos resultados de estas prácticas y el cambio de postura es una consecuencia lógica en toda persona mínimamente razonable.
-¿Por qué comer ecológico y local es tan saludable no sólo para el ser humano, sino también para la sociedad y el medio?
-Comer productos locales, ecológicos, integrales y no refinados… es especialmente saludable para el cuerpo y sano para el planeta. Nos aportan de forma adecuada todos los elementos nutritivos que precisamos, al tiempo que lo producido a nivel local y con técnicas ecológicas tiene un impacto medioambiental positivo, pues reduce la dependencia del petróleo al tiempo que reactiva las economías locales y mejora las relaciones sociales -así como las condiciones de trabajo-, ofreciendo muchas más oportunidades para alcanzar una mejor calidad de vida, tanto a corto como a largo plazo.
MALOS HÁBITOS
-¿Crees que la mayoría de la gente es consciente de lo nocivos que pueden llegar a ser ciertos hábitos de vida (mala alimentación, casas insanas, etc.?
-Cuando algunas personas tomamos conciencia de la negativa deriva que tomó la sociedad hace 30 o 40 años éramos considerados como locos, "hippies", alternativos o ecologistas trasnochados, y se nos miraba con desdén e incluso se nos marginaba socialmente. Hoy día, lamentablemente, las evidencias cotidianas han acabado dando la razón a quienes abogábamos por un cambio social en las formas de vivir, producir y/o consumir. Lo más triste de este proceso es la cantidad de gente que se ha visto "obligada" a realizar cambios radicales en su vida a partir de una enfermedad grave o degenerativa, consecuencia directa o indirecta de hábitos de vida o de alimentación poco saludables. Las mejoras que se experimentan con un cambio de alimentación o de estilo de vida son muy positivas, aunque lo ideal sería el optar por la alimentación "bio" y el vivir en una casa sana como opciones de "medicina preventiva", que en vez de preocuparse por combatir enfermedades… prioriza el gozar de buena salud en un entorno saludable.
-¿Crees que la crisis es una buena oportunidad para cambiar radicalmente de sociedad o, al menos, para iniciar cambios profundos personales?
-La vida es mutación y cambio permanente y lo peor que nos puede suceder es que nos estanquemos en lo personal, en lo social o en lo espiritual. Esta crisis nos está "despertando" del letárgico sueño consumista -basado en promesas de una vida fácil y feliz cuyos pilares se asientan en la posesión de bienes de consumo y en el "tanto tienes, tanto vales"-. Las crisis son cíclicas y, al cuestionar el sistema, permiten despertar de una cierta anestesia o borrachera colectiva. Conviene aprovechar cada crisis para replantear aquellos modelos de pensamiento y socioeconómicos que nos han ido imponiendo los intereses de unos pocos. Cuanto en cada nueva crisis, más profundos son los cambios adaptativos que se producen en cada persona, más preparados estamos para vivir una vida más plena, lúcida, consciente y feliz.
-¿Estamos ante una crisis económica o una crisis total, sistémica?
-Si sólo nos quedamos en la parte de crisis económica, cuando la economía repunte todo volverá al punto aberrante en el que estaba antes -que fue lo que provocó la crisis-. Esta crisis nos ha mostrado que es muy alto el precio a pagar cuando se persiguen modelos desarrollistas basados en la macroeconomía especulativa y deshumanizada, o cuando se busca una felicidad fácil "a cualquier precio". Lo más interesante de esta crisis quizás sea el que la sociedad en su conjunto está empezando a abrir los ojos y a cuestionarse incluso temas existenciales. Las estructuras económicas y de poder van a seguir ejerciendo presión para perpetuarse (incrementando su control sobre la población), por lo que es una tarea personal el tomar conciencia de que con pequeños cambios personales, terminan produciéndose grandes cambios sociales; desde esta perspectiva se atisba un futuro esperanzador para la humanidad y el planeta en su conjunto.
-¿Qué le sobra y que le falta al universo "bio" español?
-Lamentablemente, en nuestro país, lo "bio" entró asociado a gente alternativa o "progre", o se le vinculaba demasiado a personas enfermas que buscaban recuperar su salud cambiando las pastillas químicas por productos que adquirían en las "dietéticas". El universo "bio" tiene que superar el prejuicio de "moda progre" para convertirse en "opción de vida consciente y saludable". Para ello hace falta mucha más divulgación de las ventajas personales y sociales que supone, así como una mayor implicación y apoyo por parte de los medios de comunicación y las instituciones públicas (aunque en los políticos no podemos confiar demasiado).
-¿Cómo te ves para dentro de diez años?
-Me veo viajando menos y viviendo de forma más lúcida, coherente y saludable que ahora. Me gustaría potenciar las actividades en el proyecto del Centro de Ecodesarrollo "La Senieta" –la finca de Benicarló donde empecé el cultivo "bio" hace ahora 30 años. Dado mi carácter, sé que seguiré investigando y divulgando las múltiples opciones de vida más saludables respetuosas con el entorno y la salud del planeta. Aunque es muy probable que dedique menos tiempo a los temas de la agricultura ecológica y de la casa sana, y me polarice en la investigación y divulgación de las opciones de desarrollo personal, social y espiritual -que de hecho, ya inicie hace unos 10 años con la publicación del libro La muerte, una nueva vida.
EL ÚLTIMO LIBRO DE MARIANO
EPIGENÉTICA Y CONSUMO LOCAL
-¿Por qué tener tu propio huerto es tan sano, más allá de poder consumir tus propios alimentos ecológicos?
-Como expongo en mi último libro, Cultiva tus remedios, los recientes estudios en epigenética muestran que más del 80% del contenido de nuestros genes trabajan sobre códigos mutables y adaptativos; por lo que las plantas que crecen en el mismo entorno en el que nosotros vivimos sintetizan sustancias (antioxidantes y bioflavonoides) que les permiten adaptarse al entorno y protegerse de los agresores ambientales. Cuando nosotros comemos plantas que han crecido en el balcón, la terraza, el jardín o el huerto de casa, esas plantas -aparte de nutrientes de calidad- nos aportan sustancias específicas que protegen nuestro organismo o que actúan como vacunas que nos ayudan hacer frente a las agresiones del entorno, por lo que resulta una práctica muy saludable, sobre todo para las personas que viven en entornos urbanos muy contaminados.
stagduran
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