Mas cierra filas hacia el soberanismo
En tiempos inestables, experimentos los justos. Artur Mas ha seguido esta máxima para configurar el nuevo Gobierno catalán, que este jueves echó a andar con la mirada puesta en la consulta de autodeterminación de Cataluña que pretende celebrar en 2014. El presidente de la Generalitat se ha rodeado de políticos de su máxima confianza para cuadrar el complicado círculo de llevar adelante la consulta, mantener el pacto con Esquerra Republicana y ladear el riesgo de intervención por parte del Gobierno central del PP.
Si Mas levantó el tono durante su toma de posesión alertando de una "colisión" entre Cataluña y el resto de España, este jueves llamó al diálogo en el acto de nombramiento de sus consejeros. "Este debe ser un Gobierno de diálogo permanente, de palabras, no de ruidos ni de chillidos, de llegar a acuerdos y de pactar", tanto "dentro como fuera de Cataluña", destacó. Un Ejecutivo que también modificará impuestos, al anunciar la modificación al alza del impuesto de patrimonio. El mínimo exento quedará en 500.000 euros y el tipo aplicable sube cinco puntos en todos los tramos excepto en el más alto, que sube un 10%.
También se refirió directamente al Gobierno central para dejar claro que "pese a la distancia" que pueda existir es "necesario el diálogo institucional". Las complicaciones económicas, y las transferencias que permiten a la Generalitat pagar nóminas y proveedores, no dejan a Mas otra opción que mantener fluidas las relaciones.
Los nombres clave en el nuevo Gobierno o formaban parte del anterior o manejaban los hilos desde la sombra. El hombre fuerte será Francesc Homs, consejero de la Presidencia tras haber sido secretario general de la misma área. Homs ha crecido políticamente con Mas y es su mano derecha desde hace 10 años. El otro gran colaborador del presidente catalán, Germà Gordó, controlará el Departamento de Justicia. Los dos tendrán la misión de articular el discurso que pueda convencer a la mayoría de los catalanes sobre las bondades de la consulta.
Homs tendrá la misión añadida de internacionalizar el proceso de autodeterminación. A sabiendas de que el Gobierno central utilizará todas las medidas legales posibles para evitar la consulta, Convergència i Unió y Esquerra Republicana han pactado recorrer Europa en busca de guiños de la comunidad internacional. Este punto fue uno de los que más complicó a Artur Mas el diseño del nuevo organigrama, ya que eran varios los consejeros que querían o podían hacerse cargo de esta labor. Las relaciones exteriores dependerán finalmente de Homs, pero ello no queda reflejado en el nombre del departamento, Presidencia a secas. Eso es así, según fuentes del Gobierno, porque Unió Democràtica era reacia a atribuirle este poder a la mano derecha de Mas.
Tanto Homs como Gordó forman parte del núcleo duro de Convergència y del entorno de Mas que ha escorado al partido hacia posiciones independentistas. El líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, tradicionalmente falto de sintonía con este núcleo, también ha conseguido una pequeña victoria. Unió seguirá ejerciendo de contrapeso al aumento de poder de los más soberanistas.
Los democristianos tendrán tres consejeros, entre ellos la vicepresidenta, Joana Ortega, que se mantiene en el cargo, y ha logrado conservar las competencias sobre Gobernación. Por tanto, Ortega, y por extensión Unió, desarrollará la Ley de Consultas con la que el Gobierno catalán organizará la votación. En el mismo sentido se interpreta el nombramiento de Ramon Espadaler como consejero de Interior. Muy próximo a Duran i Lleida, Espadaler asume el siempre complicado departamento que controla a los Mossos d'Esquadra y los bomberos.
Estos equilibrios de partidos han obligado a incrementar en uno el número de consejeros. De 11 se pasará a 12, en contra de la tendencia de otras comunidades de reducir el número de carteras.
La realidad inmediata será mucho más complicada que la simple promoción la consulta. Este jueves mismo la primera decisión del nuevo Gobierno catalán fue prorrogar los Presupuestos de este año. Los nuevos no llegarán hasta marzo o abril, y obligarán a un ajuste suplementario de 4.000 millones. Al frente del tijeretazo y de las subidas de impuestos Mas mantiene a Andreu Mas-Colell, gestor de los dos últimos años de austeridad extrema, que fue quien también anunció este jueves la modificación al alza del impuesto de patrimonio.
El primer cometido de Mas-Colell será intentar convencer al Gobierno central para que flexibilice el objetivo de déficit de las comunidades, actualmente del 0,7% del PIB. La Generalitat considera imposible cumplirlo sin desguazar el Estado de bienestar.
Esquerra Republicana ha influido en la formación del nuevo Gobierno. No hay consejeros de ERC pese a que CiU depende plenamente de sus votos para llevar adelante su acción de gobierno. Sin embargo, los independentistas sí han enviado discretas indicaciones sobre lo que esperaban del nuevo Gobierno. Y ya desde el primer momento dieron luz verde a la continuidad de Mas-Colell.
El pacto con los republicanos es también el responsable de que Mas haya dado entrada al Gobierno a dos jóvenes dirigentes de la llamada ala socialdemócrata de CiU. Se trata de Santi Vila, que se ocupará de Política Territorial y de Neus Munté, exdirigente de UGT, y que ocupará el departamento de Bienestar y Familia.
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