OPINIÓN Bioconstrucción: hogar, dulce hogar
La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro precisamos que toda familia viva feliz.
Hace años, pasamos un verano en un lugar precioso, en la Catalunya profunda. Cada día, íbamos al pueblo a desayunar. Cogíamos el borriquillo, Sacramento, poníamos a los chiquillos en las alforjas y, hala, emprendíamos la senda hasta la aldea. De camino, me encontraba a dos bioconstructores. Cada uno, estaba construyendo una casa en dos zonas distintas. Ambos utilizaban materiales cercanos y sanos. Y edificaban según técnicas bioclimáticas. Ninguna de ellos utilizaba sustancias nocivas y, en cuanto a la decoración, según me comentaron los dos, cada uno por separado, se utilizarían sólo pinturas y otros productos ecológicos. Por ello, y por otras razones que no vienen a cuento ahora, ambos eran dos buenos ejemplos de cómo se puede construir en armonía con el medio y de la forma más sostenible posible. El techo de una de las casas, además, disponía de una cubierta vegetal, algo que siempre me ha cautivado.
Sin embargo, no todos los materiales con que se construían aquellas casas eran iguales. El bioconstructor A siempre estaba de buen humor, trataba muy bien a los peones, cuidaba de no afear el camino, sonreía a menudo, se acompañaba con cánticos muy bonitos y tenía todo ordenado y bien dispuesto. El bioconstructor B era un gruñón de tomo y lomo, hablaba de forma grosera y gritaba a los chicos, lo tenía todo tirado por todas partes hasta el punto de que, a veces, se comía parte del camino… En fin, ambos construían con elementos ecológicos, pero, no nos engañemos, representaban dos formas muy distintas de hacer las cosas.
Claro que es muy importante que los materiales de nuestra casa sean ecológicos. Es obvio que nosotros siempre vamos a defender las casas que ahorran energía, las casas que se integran armónicamente en el medio, las construcciones respetuosas con sus habitantes y con el hábitat… Pero, realmente, los materiales intangibles con los que tienen que ser construidos nuestros hogares, en los que nosotros tenemos mucho que decir, son: el amor, la ilusión, la paciencia, la serenidad, la paz, el equilibrio, el ahorro, la calidez… ¿De qué serviría construir edificios ecológicos en los que viviría gente malhumorada, personas aisladas, individuos resentidos?
Los principales materiales de nuestro hogar son intangibles y nos incumben principalmente a nosotros. El problema es que hoy esos materiales son el egoísmo, el mal humor, la impaciencia, el orgullo, la altivez, el aislamiento…. Y así estamos destruyendo las pocas redes sociales que quedan y nuestras familias están cada vez más atomizadas. ¿Para que quieres un edificio bioconstruido si no lo puedes compartir con tu pareja, tus hijos, tus padres, tus vecinos, tus amigos, tus familiares, con los viajeros, con los necesitados…? ¡Qué recuerdos los de la infancia! Cuando todos los niños de los emigrantes jugábamos en la calle y las puertas de todas las casas estaban siempre abiertas, cuando las abuelas salían a compartir en verano los retazos de su juventud perdida, cuando había huertos por todas partes, cuando los gallineros no eran de Ikea, cuando en la mesa siempre había un plato por si venía alguien con el que no se contaba, cuando las familias eran extensas, cuando los ancianos estaban en sus casas hasta el final, cuando los bebés eran amamantados mientras se barría la acera…
Nuestras casas son el reflejo de lo que en realidad somos. Por eso ya nadie pone el plato para otro: porque no vendrá nadie. Por eso los pisos son cada vez más reducidos: porque las familias ya no existen. Por eso los materiales son cada vez peores: porque nadie le presta atención a lo relevante. Por eso en tantos hogares reina la infamia: porque todo el mundo vive en ausencia de lo sagrado. ¿Tenemos las casas que nos merecemos? Tal vez sí… Ecología profunda es un hogar bioconstruido, sí, pero lleno de gente amorosa, en paz, en armonía, de diferentes generaciones, los que se van y los que acaban de llegar…
stagduran
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