Jiménez Losantos: "Rajoy guarda seguramente para el Gara su artículo sobre la Constitución de 2013"
Al llegar a la redacción de Periodista Digital este 7 de diciembre de 2012 el comentario generalizado era el aspecto que presentaba el Metro de Madrid a primera hora de la mañana. El puente de la Constitución se nota mucho en el ambiente del transporte subterráneo de la capital de España: andenes prácticamente vacíos y vagones sin apenas pasajeros. Algo parecido ocurre con las secciones de opinión de la prensa en papel. Da la impresión de que la mayor parte de los columnistas han puesto a descansar su talento e ingenio.
Pero, no desespere estimado lector, que algunas cosas merecen la pena. Y en este 'Afilando columnas' se las vamos a contar.
La política da pie a misterios insondables. Uno de ellos es lo que pasa en determinados momentos por la cabeza del registrador de la propiedad, o por la de sus asesores. Si un periódico se ha caracterizado durante los últimos meses, sobre todo desde el 11 de septiembre de 2012, por sus llamamientos a la ruptura del orden constitucional --mediante la defensa de un referéndum secesionista-- ha sido el editado por el Conde de Godó y Grande de España. También ha superado a otros diarios en sus ataques al gobierno de Rajoy.
El 5 de diciembre, por ejemplo, su sección de opinión tenía mucho de competición por demonizar con mayor energía al ministro Wert --Los columnistas de la prensa subvencionada catalana sentencian en masa: "Wert es franquista"--.
Pues ese medio tan hostil a la Constitución y el actual gobierno español fue el elegido por Mariano Rajoy para escribir un artículo de elogio a la Carta Magna --Garantía de convivencia democrática-- en su festividad, el 6 de diciembre de 2012. Este humilde lector de columnas desconoce si fueron los responsables de La Vanguardia los que pidieron al inquilino de La Moncloa ese texto o, por el contrario, fue iniciativa del presidente del Gobierno ofrecérselo al diario hasta hace unos días abiertamente independentista y ahora en busca de nuevo rumbo.
La anécdota periodística de Rajoy hubiera pasado sin pena ni gloria más allá de las propias páginas de La Vanguardia si no se hubiera fijado en ella Federico Jiménez Losantos, al que no le ha hecho ninguna gracia. El turolese titula su columna en El Mundo Rajoy elige periódico. Opta por la ironía desde la primeras frases:
Mariano Rajoy decidió ayer celebrar el Día de la Constitución de una forma emotiva cuanto inteligente y cuyo significado profundo sólo puede escapar a las almas mediocres y a los observadores miopes. El presidente del Gobierno quiso mostrar públicamente su apoyo al medio que de manera más esforzada y en condiciones más hostiles, arrostrando feroces represalias económicas y enfrentándose al vacío institucional y, no pocas veces, a la incomprensión de amplios sectores sociales, está defendiendo contra viento y marea a la nación española y a las libertades de sus ciudadanos, siempre amenazadas por un poder político que, por su propia naturaleza, propende al despotismo.
No es difícil, hablando de símbolos y de valores, adivinar qué medio de comunicación se hizo ayer acreedor a este galardón moral de Rajoy, que tuvo la grandeza de la sencillez y la sencillez de la auténtica grandeza. El presidente, aparentemente, se limitó a escribir un artículo en un periódico, pero el día y el medio elegidos no han podido mostrar más a las claras las verdaderas prioridades morales de su acción de Gobierno.
Mantiene ese tono hasta el último párrafo, cuando opta por dejar la ironía de lado y lanza una andanada final:
Ayer, Rajoy eligió para publicar el artículo de 2012 sobre la vigencia de la Constitución al periódico La Vanguardia, ese que algunos malos catalanes llaman «el Gara de Godó». Valiente entre los valientes, Rajoy guarda seguramente para el auténtico Gara el artículo de 2013.
Las manifestaciones en defensa de la nación española celebradas en Madrid y Barcelona en el día de la Constitución han merecido la atención de algunos columnistas del diario de Unidad Editorial. Nos quedamos con el artículo de Victoria Prego: España rompe a hablar.
En 34 años no lo habíamos visto. Que los españoles salgan a la calle a defender España es un fenómeno nuevo en nuestro país, y el mero hecho de que sea una noticia para los medios de comunicación resultaría sorprendente para un extranjero no informado de lo que aquí se está cociendo.
Tras decir que no tiene nada que ver con conmemoraciones similares en otros países, apunta:
Fue, en realidad, un acto de protesta. Una advertencia, incluso un desafío. Sobre todo en Barcelona, donde la sola fotografía de la página contigua, con esa gigantesca bandera española ocupando el espacio público que en estos más de 30 años se ha cedido gentilmente, y sin osar discutir, al nacionalismo y sus símbolos, produce una sensación de novedad, de conquista de una libertad política nunca ejercida hasta ahora.
¿Eran muchos o eran pocos los que se concentraron en cada una de las dos ciudades? Pues eran muchísimos, sencillamente porque antes no era ninguno. Y porque una de las cosas que los responsables políticos han declinado hacer en este tiempo es el alentar entre la población el sentimiento patriótico.
Concluye:
Y, aunque el pueblo se expresa en la calle pero sólo habla de verdad cuando se convierte en ciudadanía y vota, hay que saludar y aplaudir la manifestación de ayer como la primera, pero ya no la última, exhibición pública de la honda vinculación de los españoles con su patria.
Al final, el independentismo como amenaza para la permanencia histórica de la vieja España va a resultar una fábrica de españoles orgullosos de serlo, decididos a decirlo y a exigir que se cuente con sus sentimientos y, por supuesto, con su opinión.
En El País nos encontramos con un sorprendente artículo de Juan José Millás, que acusa, sin dar datos concretos, al Gobierno de ponerse al servicio del crimen organizado. Se titula ¿Cuánto paga?. Tras hablar de los negocios legales que sirven de tapadera a otros ilegales, concluye:
Quiere decirse que, si uno ha decidido dedicarse al robo con garantías jurídicas, el Gobierno es la mejor de todas las tapaderas posibles. Bajo el amparo del Gobierno se puede jugar fuerte. Su tapadera ofrece una variedad enorme de actividades delictivas con cobertura legal. No es fácil decidir, por ejemplo, de qué lado de la cremallera cae el diente que acaba de dar un mordisco a las pensiones. Podría parecer que cae del lado de la tapadera, que es el Gobierno, pero quizá haya sido una orden de la delincuencia organizada. La pregunta es cuánto paga el gobierno paralelo al legítimo por sus servicios.
Este humilde lector de columnas no llega a comprender qué interés puede tener el crimen organizado en que el Ejecutivo no suba las pensiones. Millás tal vez tendría que explicarlo, al igual que debería aclarar sus duras acusaciones. Una cosa es que haya demasiada corrupción en la política española, otra diferente pretender que el Gobierno está al servicio de alguna mafia. No es lo mismo.
Terminamos con ABC, donde Carlos Herrera firma Cuánta estupidez. Este artículo es una respuesta a la reacción nacionalista a la reforma educativa propuesta por Wert. Dice el locutor de Onda Cero:
Después de la propuesta de ley que el ministro Wert puso sobre la mesa al objeto de mejorar la -de por sí- muy mejorable educación escolar en España, el vapuleado independentismo victimista catalán encontró una vía de aire con la que superar el tropezón del pasado día 25: Moisés y toda la pandilla de cuentistas que le acompañaba en la hazaña de cruzar el Mar Rojo de la independencia andaban renqueando tras el traspiés electoral y necesitaban un hierro al que agarrarse ante tanta zozobra. Lo encontraron en un texto en el que se dice que no se debe descuidar la enseñanza en castellano en las comunidades con dos lenguas oficiales y que es preceptivo velar por aquellas personas que opten por la lengua común como elemento vehicular de la enseñanza. Para qué queremos más. Poco menos que un ejército de indeseables españolistas pretendiendo dividir a la sociedad catalana y acosar de forma cuasi militar el bello idioma catalán.
Lanza también críticas al PSOE:
Que un esbozo de ley se plantee como un ataque a Cataluña, a su sociedad civil a la que se pretendería dividir, a sus derechos fundamentales como pueblo, es una demasía a la que irresponsablemente se apunta el principal partido de la oposición, el cual, no sabiendo a qué agarrarse, comete un nuevo error de precipitación e irresponsabilidad.
Concluye:
Creer que un simple proyecto educativo, con sus errores y sus aciertos, es un «ataque a Cataluña», es demostrar que el disparate no es sólo cosa de un club de fútbol que se cree avanzadilla militar de un pueblo acosado. Cuánta estupidez.
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