La Junta de Andalucía 'engorda' a 26.000 enchufados en sus empresas públicas
Y explica Carlos Pizá en 'El Economista'
Una Junta de Andalucía bis sobre la que el Ministerio de Hacienda ha puesto la lupa, merced a la exigencia de los planes de reequilibrio para cumplir los objetivos de déficit y merced a la entrega de fondos a Andalucía vía Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). Fondos cuya llegada está condicionada al cumplimiento estricto de ese plan.
Sobre esto último, el Sindicato Andaluz de Funcionarios (SAF) es claro: los sucesivos procesos electorales autonómicos y locales que han determinado la hegemonía del PSOE andaluz durante 30 años han provocado procesos masivos de relevos de altos cargos y cargos de confianza que han acabado en este conglomerado público.
Números secretos
En cuanto a qué cantidad de personas trabajan en esa amalgama pública, nunca la consejería de Hacienda lo ha hecho público, y sigue sin hacerlo hasta el 31 de este mes, cuando tendrá que remitir el volumen, coste y distribución de las funciones concretas de este personal al ministro Cristóbal Montoro en cumplimiento del plan de reequilibrio, como la Junta reconoce en el acuerdo del consejo de Gobierno del 24 de julio para ejecutarlo.
Sólo cabe hacer elucubraciones. Fuentes del SAF señalan que los más de 130 entes integran a esas 26.000 personas citadas, aunque las cifras ofrecidas por otras fuentes sindicales y de la Administración en los últimos meses elevan el número hasta los 35.000.
Sólo la antigua Empresa de Gestión Medioambiental (Egmasa), dependiente de la consejería de Medio Ambiente, tiene cinco mil trabajadores. La Agencia de Gestión Agraria y Pesquera (antigua DAP, integrada en la misma consejería) agrupa a dos mil más.
Sueldos fuera de convenio
A ellos se suman otros 1.600 en la RTVA (Canal Sur) o 1.500 de la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe).
Y, así, suma y sigue hasta alcanzar algún punto entre esos 26.000 y 35.000. La ausencia de una relación de puestos de trabajo pública y transparente impide saber cuántos son, qué hacen, cómo se distribuyen sus categorías laborales y qué convenios colectivos, privados, rigen su trabajo.
Una opacidad que se arrastra desde hace décadas.
Precisamente la Faffe es uno de los escasísimos ejemplos en los que se ha dado a conocer, quizá por un descuido, el convenio colectivo de 2007-2009.
Los sueldos de otras categorías llegaban a duplicar lo que, en escalones equivalentes, cobraban los funcionarios de carrera de la Junta en ese momento, según el SAF.
Otros salarios muy comentados han sido los del director general de la RTVA, Pablo Carrasco (125.000 euros); el del exdirector general de Invercaria (sociedad pública de capital riesgo de la Junta), de 118.000 euros; o el de la gerente de la agencia pública que gestiona el Hospital de Poniente de Almería (más de 90.000 euros).
Hay cientos de ejemplos más de nóminas desorbitadas para el sector público.
Estos y otros casos lacerantes, unidos a la precariedad financiera de la Junta, le obligaron a aprobar, dentro del plan de reequilibrio, la reducción de sueldos de todos los cargos directivos de las empresas públicas y entes asimilables.
Desde el 1 de enero de 2013, ninguno cobrará más, incluidos todos los conceptos excepto la antigüedad, que un viceconsejero (59.500 euros).
Junto a ello, y una vez recibida la primera fase de la petición de liquidez al FLA (2.115 millones sobre 4.906), la consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, ha avanzado un presupuesto "difícil" para el año que viene que obligará a las empresas públicas a gestionar menos recursos y, por tanto, a ajustar sueldos y plantillas.
¿Con ERE? Quizá, la consejera no se pronunció sobre ello porque, dice, no puede decidir por otros departamentos.
Sin embargo, esto es sólo una excusa, ya que la consejería que dirige, según el decreto que regula su estructura y competencias, atribuye a su secretaría general de Administración Pública, "la planificación y racionalización de los recursos humanos del sector público"; "la emisión de informes en relación a la creación, alteración y supresión de las entidades públicas".
A su vez, la dirección general de planificación de los servicios públicos es la que planifica las estructuras organizativas de los entes instrumentales y la que elabora los informes "sobre la determinación y modificación de las condiciones retributivas del personal directivo y resto del personal" de las entidades instrumentales.
Es, pues, la máxima autoridad en cuanto al coste de los recursos humanos públicos.
Y, ¿a cuánto asciende ese coste? Los sueldos de los entes del gigante público andaluz no están contemplados en el capítulo 1 del presupuesto, que ya representa casi un tercio de las cuentas totales de la Junta en 2012 -9.853 millones, el 30,7 por ciento-.
Y no se conocerán hasta que la Junta no remita a Hacienda el desglose, momento en el que quizá se hagan públicos por primera vez en los más de 30 años de historia de la Junta.
El presupuesto de estos entes procede de transferencias de otros capítulos del presupuesto, que suman en total unos 3.300 millones.
¿Qué parte de ellas corresponden a sueldos? El SAF calcula que como mínimo mil millones al año, aunque es una estimación extrapolando a grandes rasgos las remuneraciones de los funcionarios. Pero los convenios de estas empresas se saltan al alza con mucho las tablas retributivas funcionariales.
Diferencias PSOE-IU
Hasta 37 de esos 130 entes públicos, recogidos en las cuentas de la Junta, sí desglosan su coste de personal: 877 millones. ¿Cuánto más suponen los 90 restantes?
Para curarse en salud, algunas consejerías ya están procediendo a recortar gastos de personal en las agencias que le competen.
Es el caso de la de Fomento (que dirige IU), que ha cesado a 30 directivos de la Empresa Pública de Suelo de Andalucía (Epsa). O la de Salud, que ha eliminado otros 71 directivos de 374 en el Servicio de Salud (SAS).
Mientras el PSOE entiende que con el proceso de reordenación iniciado en 2011, más los ajustes presupuestarios para 2013, es suficiente, desde IU se quiere ir más allá y con otras fórmulas.
Los izquierdistas quieren poner en marcha un segundo proceso de reordenación, a lo que se opone tajantemente -hace unos días en el Parlamento- la consejera de Hacienda.
Y, en paralelo, piden extender el modelo de despido de directivos y anulación de sus cesantías y privilegios como han hecho en el citado caso de Epsa.
La patronal andaluza CEA, que vive de las subvenciones públicas para formación en gran parte (más de la mitad de su presupuesto anual), ha sido más prudente: pide eliminar solo las empresas que compitan con el sector privado.
Y el PP pide una reforma a fondo del conglomerado, aunque no propone fórmulas concretas para acometerla.
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