Una comisión encabezada por un cardenal español investiga el 'Wikileaks' que afecta al país más pequeño del mundo.
A comienzos de año se filtraron a la prensa algunosarchivos confidenciales del Vaticano. Entre ellos, datos económicos relacionados con adquisición de contratos o una conversación que hablaba sobre un supuesto complot para asesinar a Benedicto XVI antes de finales de 2012. Ahora una comisión encabezada por un cardenal español investiga el 'Wikileaks' que afecta al país más pequeño del mundo.
Vatileaks
En la Ciudad del Vaticano no se deja de hablar de documentos secretos. Por un lado está la exposición Lux in Arcana que muestra cien valiosos escritos del Archivo Secreto de la Santa Sede, y por otro está la filtración a los medios de comunicación de documentos oficiales vaticanos. Esto último preocupa mucho a Benedicto XVI y, por ello, el pasado 24 de abril creó una comisión para que investigue el caso con el objetivo de desenmascarar a los topos que están publicando informaciones confidenciales.
Al frente de esta comisión pontificia está el cardenal español Julián Herranz. Entre 1994 y 2007 fue prefecto del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos. Es decir, ocupó el máximo cargo de la Curia en cuanto a la interpretación de las leyes de la Iglesia Católica. Junto a Herranz ya trabajan el cardenal eslovaco Josef Tomko y el cardenal italiano Salvatore De Giorgi. Los tres son hombres de confianza de Benedicto XVI y piezas clave de la Curia vaticana.
Un secretario y un sucesor
Los documentos confidenciales se empezaron a filtrar entre los meses de enero y febrero. Abrió la veda Il Fatto Quotidiano, un periódico italiano fundado en diciembre de 2009. Este diario afirmaba haber accedido a una carta anónima redactada en alemán y con fecha de 31 de diciembre de 2011, en la que se podía leer la preocupación del arzobispo de Palermo, Paolo Romeo, por un supuesto complot para asesinar al Papa antes de noviembre de 2012. La carta correspondería a un viaje que emprendió a China y se divide en tres partes. En la primera se lee información sobre su viaje a Pekín. En la segunda se habla sobre una supuesta mala relación existente entre Benedicto XVI y el actual secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. Y en tercer lugar, se explica que el Papa ya habría elegido al cardenal italiano Angelo Scola, actual arzobispo de Milán, para que le sucediese al frente de la Iglesia.
¿Ajuste de cuentas?
Este periódico -al que la prensa que diariamente informa sobre el Vaticano tacha de sensacionalista- añade que existiría una conspiración para acabar con 34 años de pontificado no italiano, ya que Juan Pablo II era polaco y Benedicto XVI es alemán. Y el diario pone en boca de Romeo la posibilidad de asesinato de Joseph Ratzinger.
A esta filtración se suma la entrevista que uno de los supuestos topos concedió a una televisión privada italiana. En ella, habló sobre un intercambio de correspondencia entre Tarcisio Bertone y Carlo Maria Viganò, exsecretario general de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano. Viganò -que es el actual nuncio apostólico en Estados Unidos- denunciaba la existencia de facturas falsas, la gestión irregular de la administración vaticana en cuanto a la adjudicación de contratos, y la supuesta corrupción en la comisión de banqueros que asesora al Vaticano en cuestiones económicas y financieras.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, explicó que todo se trata de una campaña para desacreditar a la Iglesia Católica y dijo que no vale la pena comentar estos hechos. Otros afirman que detrás de estas filtraciones hay algún tipo de ajuste de cuentas o chantaje. Nadie sabe el volumen alcanzado por este ‘Vatileaks’. Quizá otros documentos más confidenciales han traspasado ya la Porta Angelica del Vaticano y podrían ser revelados en los próximos meses. La ‘comisión Herranz’ sigue investigando.
Envenenamientos, masonería y KGB
Las conspiraciones sobre el asesinato de cualquier papa darían para llenar miles de páginas de libros y para rodar decenas de películas. De la repentina muerte de Juan Pablo I se escribió mucho en su día. Algunos afirman que fue envenenado por la mafia, la masonería o, incluso, por algún cardenal. Pero todo es un misterio. También todavía hoy hay incógnitas sobre el intento de homicidio perpetrado por el turco Alí Agca contra Juan Pablo II. Nadie sabe a ciencia cierta si fue una decisión personal o el asesinato fue mandado por alguien. No son pocas las voces que responsabilizan a la KGB de haber encargado a Agca que fuese el 13 de mayo de 1981 a la plaza de San Pedro para atentar contra el Papa.
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