Roma, 29 may (PL) El papa Benedicto XVI se siente dolido por el arresto de su mayordomo personal, Paolo Gabriele, como parte de la investigación en proceso por la filtración de documentos secretos del Vaticano, afirmó hoy una fuente oficial.
De acuerdo con el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, se trata de una persona cercana a él (el pontífice), conocida, amada y respetada.
La revelación de los documentos, vista por la prensa italiana como una presunta conspiración entre los príncipes de la Iglesia católica, se ha convertido en la mayor crisis del papado de Benedicto XVI.
En un encuentro con periodistas, Lombardi desmintió ayer categóricamente que algún cardenal estuviera implicado en la investigación.
El Santo Padre está enfrentando esta prueba como testigo de un caso que lo toca muy de cerca, y está movido por un deseo de comprensión, de arrojar luz sobre el proceso, de encontrar la verdad, dijo el portavoz.
También afirmó que el mayordomo del Papa sigue detenido y que ya tuvo sus primeros contactos con sus abogados.
Los interrogatorios formales que llevarán a cabo el fiscal y el juez de instrucción probablemente comenzarán a fines de esta semana o a comienzos de la próxima, precisó Lombardi.
Subrayó además que las especulaciones de los medios informativos es algo que puede dañar a la Iglesia y poner a prueba la confianza en ella y en la Santa Sede. Varios medios de difusión italianos, citando a otras fuentes vaticanas, calificaron al mayordomo detenido de un mero chivo expiatorio para evitar la implicación de los cardenales en el escándalo de las filtraciones de archivos secretos.
Uno de los informantes, cuyo nombre no fue revelado, dijo al diario La Repubblica que hay filtradores entre los cardenales, pero la Secretaría del Estado no podía decir eso, por tal razón arrestaron al sirviente que sólo entregaba cartas en nombre de otros.
Recientemente, el Vaticano también fue sacudido por otro escándalo que desencadenó el despido abrupto del director del Banco Central del pequeño estado, Ettore Gotti Tedeschi, por un presunto caso de lavado de dinero.
mgt/por
De acuerdo con el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, se trata de una persona cercana a él (el pontífice), conocida, amada y respetada.
La revelación de los documentos, vista por la prensa italiana como una presunta conspiración entre los príncipes de la Iglesia católica, se ha convertido en la mayor crisis del papado de Benedicto XVI.
En un encuentro con periodistas, Lombardi desmintió ayer categóricamente que algún cardenal estuviera implicado en la investigación.
El Santo Padre está enfrentando esta prueba como testigo de un caso que lo toca muy de cerca, y está movido por un deseo de comprensión, de arrojar luz sobre el proceso, de encontrar la verdad, dijo el portavoz.
También afirmó que el mayordomo del Papa sigue detenido y que ya tuvo sus primeros contactos con sus abogados.
Los interrogatorios formales que llevarán a cabo el fiscal y el juez de instrucción probablemente comenzarán a fines de esta semana o a comienzos de la próxima, precisó Lombardi.
Subrayó además que las especulaciones de los medios informativos es algo que puede dañar a la Iglesia y poner a prueba la confianza en ella y en la Santa Sede. Varios medios de difusión italianos, citando a otras fuentes vaticanas, calificaron al mayordomo detenido de un mero chivo expiatorio para evitar la implicación de los cardenales en el escándalo de las filtraciones de archivos secretos.
Uno de los informantes, cuyo nombre no fue revelado, dijo al diario La Repubblica que hay filtradores entre los cardenales, pero la Secretaría del Estado no podía decir eso, por tal razón arrestaron al sirviente que sólo entregaba cartas en nombre de otros.
Recientemente, el Vaticano también fue sacudido por otro escándalo que desencadenó el despido abrupto del director del Banco Central del pequeño estado, Ettore Gotti Tedeschi, por un presunto caso de lavado de dinero.
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