Así justificó Jorge Gómez, el cura de Malargüe, su irrupción en un número artístico de la Fiesta del Chivo para impedir que cantaran una parodia al voto de castidad. “Me felicitan en la calle”, dijo.
Alejandro Gamero
agamero@diariouno.net.ar
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Mientras el padre Jorge Pato Gómez tocaba el cielo con las manos ayer por Canal 7, al recalcar que Dios lo ha puesto en la Tierra como a Jesús, para censurar las cosas malas, y el director del grupo Coral Lutherieces, Marcelo Hernández, calificaba de violenta la censura del espectáculo por parte del prelado en la Fiesta del Chivo, la Iglesia Católica mendocina reclamó “respeto por la libertad de expresión y por los valores religiosos”, cortándole las alas al vuelo del cura censurador.
Fue el vocero del Arzobispado, el padre Marcelo de Benedictis, quien habló del “respeto, palabra que acá no se ha mencionado”, y recordó que “el papa Benedicto XVI no está de acuerdo con los fundamentalismos religiosos”.
Todo esto repercutió tras la histórica intervención del cura de Malargüe, el viernes a la noche en la Fiesta del Chivo, cuando el grupo Coral Lutherieces presentaba su segunda canción, Educación sexual moderna, una parodia compuesta por Les Luthiers sobre los votos de castidad.
El padre Pato subió al escenario, les quitó el micrófono, les pidió que no continuaran con la canción y gritó “Malargüe es católico”, ante unas 10.000 personas que lo aplaudieron. El grupo Lutherieces cayó en la cuenta de que no era el lugar ideal para la obra, sacándola del repertorio para cantar “una cuequita”.
La inesperada pelea tuvo ayer su segundo round en el programa Buen Día Argentina, de Canal 7, cuando se cruzaron en un diálogo al aire el director del grupo coral, Marcelo Hernández, y el padre Jorge Pato Gómez.
“Enviado por Dios”
El sacerdote monopolizó la polémica y, cuando los periodistas del programa le preguntaron si su intervención era un acto de censura, ratificó: “¡Claro que fue una censura, qué otra cosa va a ser! Un papá tiene que alentar las cosas lindas de los hijos y censurar las malas para que se corrijan. Yo, como sacerdote, fui puesto por Dios en el mundo, como Jesús, para alentar las cosas buenas y tirar la oreja por las cosas malas”.
El sacerdote recordó: “La actitud del grupo (Lutherieces) ante mi reclamo fue muy dócil. Dicen que han presentado esto en otros lados y no les han dicho nada. ¡Bueno, si es así, está muy mal, muy mal! (El famoso humorista Luis) Landriscina nos enseñó a reírnos bien a los argentinos, y hay cosas santas que no pueden ser motivo de risa”.
Marcelo Hernández, director del grupo coral censurado, rectificó al cura y afirmó: “La actitud de docilidad no fue arrepentimiento, sino por respeto a la organización del festival que nos contrató y a las personas que habían pagado su entrada. Nos pareció más conveniente tomar una actitud reflexiva y no contestar con la misma violencia del padre Pato”.
El religioso retrucó: “Malargüe, no yo, se vio ofendida por una acción de ustedes”, envalentonado por el aval público que dice que ha recibido.
“La afluencia de gente que me ha apoyado, que me ha felicitado, fue una cosa hermosa”, dijo el cura todavía emocionado.
Quizá por eso el padre Pato aprovechó el espacio televisivo para dar lecciones de vida.
“En Malargüe amamos la familia y los valores. Es una sociedad tranquila, como deberían ser ustedes en las grandes ciudades como Mendoza y Buenos Aires, donde se ríen de todo; les da todo lo mismo. Tienen que mirar al interior (de la provincia) para buscar estos tesoros”, aseveró.
Incluso se negó a que los vecinos de Malargüe opinaran por mail o mensaje de texto. “La gente de aquí no está en eso. Los que están metidos en los mails y los medios no son gente sencilla. Vive de otro modo”, señaló.
Marcelo De Benedictis, vocero del Arzobispado, no fue tan entusiasta. “Hay una palabra que no se mencionó. Es la palabra respeto, que cada parte tendrá que revisar. Hay un respeto en la libertad de expresión, de actuar y también a no herir ni burlar valores religiosos. Ni esto ni el fundamentalismo contribuyen a la paz”, expresó.
Fue el vocero del Arzobispado, el padre Marcelo de Benedictis, quien habló del “respeto, palabra que acá no se ha mencionado”, y recordó que “el papa Benedicto XVI no está de acuerdo con los fundamentalismos religiosos”.
Todo esto repercutió tras la histórica intervención del cura de Malargüe, el viernes a la noche en la Fiesta del Chivo, cuando el grupo Coral Lutherieces presentaba su segunda canción, Educación sexual moderna, una parodia compuesta por Les Luthiers sobre los votos de castidad.
El padre Pato subió al escenario, les quitó el micrófono, les pidió que no continuaran con la canción y gritó “Malargüe es católico”, ante unas 10.000 personas que lo aplaudieron. El grupo Lutherieces cayó en la cuenta de que no era el lugar ideal para la obra, sacándola del repertorio para cantar “una cuequita”.
La inesperada pelea tuvo ayer su segundo round en el programa Buen Día Argentina, de Canal 7, cuando se cruzaron en un diálogo al aire el director del grupo coral, Marcelo Hernández, y el padre Jorge Pato Gómez.
“Enviado por Dios”
El sacerdote monopolizó la polémica y, cuando los periodistas del programa le preguntaron si su intervención era un acto de censura, ratificó: “¡Claro que fue una censura, qué otra cosa va a ser! Un papá tiene que alentar las cosas lindas de los hijos y censurar las malas para que se corrijan. Yo, como sacerdote, fui puesto por Dios en el mundo, como Jesús, para alentar las cosas buenas y tirar la oreja por las cosas malas”.
El sacerdote recordó: “La actitud del grupo (Lutherieces) ante mi reclamo fue muy dócil. Dicen que han presentado esto en otros lados y no les han dicho nada. ¡Bueno, si es así, está muy mal, muy mal! (El famoso humorista Luis) Landriscina nos enseñó a reírnos bien a los argentinos, y hay cosas santas que no pueden ser motivo de risa”.
Marcelo Hernández, director del grupo coral censurado, rectificó al cura y afirmó: “La actitud de docilidad no fue arrepentimiento, sino por respeto a la organización del festival que nos contrató y a las personas que habían pagado su entrada. Nos pareció más conveniente tomar una actitud reflexiva y no contestar con la misma violencia del padre Pato”.
El religioso retrucó: “Malargüe, no yo, se vio ofendida por una acción de ustedes”, envalentonado por el aval público que dice que ha recibido.
“La afluencia de gente que me ha apoyado, que me ha felicitado, fue una cosa hermosa”, dijo el cura todavía emocionado.
Quizá por eso el padre Pato aprovechó el espacio televisivo para dar lecciones de vida.
“En Malargüe amamos la familia y los valores. Es una sociedad tranquila, como deberían ser ustedes en las grandes ciudades como Mendoza y Buenos Aires, donde se ríen de todo; les da todo lo mismo. Tienen que mirar al interior (de la provincia) para buscar estos tesoros”, aseveró.
Incluso se negó a que los vecinos de Malargüe opinaran por mail o mensaje de texto. “La gente de aquí no está en eso. Los que están metidos en los mails y los medios no son gente sencilla. Vive de otro modo”, señaló.
Marcelo De Benedictis, vocero del Arzobispado, no fue tan entusiasta. “Hay una palabra que no se mencionó. Es la palabra respeto, que cada parte tendrá que revisar. Hay un respeto en la libertad de expresión, de actuar y también a no herir ni burlar valores religiosos. Ni esto ni el fundamentalismo contribuyen a la paz”, expresó.
2 comentarios:
Todo cristiano lleva impreso el don de la profecía y todo cristiano a través de la fe en nuestro Señor Jesucristo es enviado también por El Padre a realizar las mismas cosas y aún mayores que las realizadas por el mismísimo Jesús.
Los que se ríen de la virtud, imitan de la misma forma lo que hacen los demonios y se identifican plenamente con ellos, puesto que mofarse de las cosas santas lleva implícito el encumbrar al pecado.
La castidad y las personas que cumplen con ella, sean o no sacerdotes y/o religiosas, me producen una consideración tremenda puesto que tienen dominio sobre un pecado tan difícil de controlar y en el que de manera expresa lleva el sello del propio diablo.
... y es origen de otros males mayores que se originan y parten del pecado de la lujuria, infidelidades, abortos, pedofilia, pederastia, ira, desconfianza, orgullo, etc. de los que nadie está libre.
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