Análisis de Isabel Durán a través de su blog personal
La Policía detiene a uno de los presuntos implicados en el ataque
La bestial paliza al consejero de Cultura de Murcia ha puesto sobre la mesa la impresentable actuación de la izquierda en España.
Estaba pasando el acoso y derribo al Gobierno de Murcia con la habitual sordina e hipocresía del Gobierno de Zapatero hasta que a Pedro Alberto Cruz le han partido la cara literalmente y ha estado a punto de perder un ojo por el mero hecho de formar parte del Gobierno del Partido Popular en la Región de Murcia.
En la tarde del lunes 17 de enero de 2011, según informaban diferentes medios de comunicación, la Policía ha detenido a un implicado en la agresión al concejal popular.
Según informa La Verdad de Murcia
"(El detenido) está vinculado con grupos antisistema de extrema izquierda. El domicilio del sospechoso ha sido registrado por las Fuerzas de Seguridad, que han emprendido la búsqueda de sus presuntos cómplices a partir de los datos facilitados en el interrogatorio."
Como cuestión previa, vaya por delante que no se trata de un acto cometido por un individuo perturbado sino que han sido tres tipos, tres, los que de manera organizada y premeditada esperaron al consejero en su domicilio.
Y en segundo lugar, el ataque al grito de "sobrinísimo, hijo de puta" pone de manifiesto que el móvil es político. Este delito no puede quedar impune.
La Policía debe encontrarlos y ponerlos a disposición judicial. Entre tanto, se trata de un salto cualitativo en la política española que resulta imprescindible contextualizar.
1. En el mes de diciembre Ramón Luis Valcárcel estableció recortes presupuestarios por la asfixia económica a la que le somete Rodríguez Zapatero.
Murcia tiene 1.450.000 habitantes y Moncloa paga por 950.000, en cifras redondas. Es decir, los gastos en educación, sanidad, etc de una tercera parte de su población deben ser sufragados exclusivamente por el Ejecutivo murciano.
Mientras Zapatero gasta hasta 620 millones de euros en el Museo del Txacolí entre otros despilfarros y prebendas a sus socios para pagar su mantenimiento en el poder en estos PGE, a Murcia le niega 300 millones anuales arbitrariamente. Es decir, penaliza a Murcia por el mero hecho de estar regida por el PP con un excepcional apoyo en las urnas.
Ante esta situación, el presidente murciano fue el primero en España en recortar consejerías y en reducir los sueldos a los altos cargos.
En definitiva y mientras ZP negaba la crisis o la minimizaba, Murcia fue pionera en apretarse el cinturón. Hasta que en diciembre tuvo que meter un tajo adicional de 500 millones a los presupuestos porque ZP le negaba la posibilidad de endeudarse, siendo una de las comunidades menos endeudadas de España. Mientras que el endeudamiento del Gobierno de ZP es del 44% con respecto al PIB nacional, el de Valcárcel es del 7% con respecto al PIB regional.
Murcia se veía abocada a tomar medidas "extraordinarias y coyunturales" que afectaron principalmente al mayor horario de dedicación de los funcionarios y a los complementos salariales (las guardias en sanidad y el recorte de unos 75 euros al mes a los docentes). Todo ello mientras se reducía a 150 los 315 liberados sindicales de la comunidad.
2. Lo sangrante del caso es que mientras el pasado 4 de enero Zapatero alababa públicamente en el programa de Carlos Herrera las medidas tomadas por Ramón Luis Valcárcel y ponía a Murcia como ejemplo a seguir por el resto de las comunidades autónomas, su propio partido en la Región se erigía contra los recortes.
Es más, la izquierda, con el PS y los sindicatos a la cabeza, comenzó una operación de acoso permanente y organizado contra los miembros del Gabinete Valcárcel.
La candidata del PSOE, Begoña García Retegui, daba el pistoletazo de salida acudiendo frente a la casa del presidente a la primera convocatoria ilegal organizada por los sindicatos en la que se agredió a dos consejeros que tuvieron que salir huyendo cuando se dirigían a un acto público que boicotearon y tuvo que ser suspendido. Y, a la propia hija de Valcárcel, le tiraron huevos y la insultaron.
Desde entonces y hasta el bárbaro ataque ha habido seis manifestaciones ilegales con la aquiescencia de la Delegación del Gobierno en Murcia en la última de las cuales agredieron con huevos a una directora general mientras acosaban a la consejera de Presidencia y al alcalde de Santomera. Huevos que, por cierto, bien podían dar a Cáritas para los comedores sociales.
3. Por último y por increíble que parezca, este acoso a los miembros del Gobierno murciano ha sido desconvocado de forma oficial mediante un teletipo, eso sí, aclarando ahora que no se trataba de ninguna coacción más allá de "hacer un poco de ruido".
¿Es hacer ruido tirar huevos e insultar a la hija del presidente de una comunidad autónoma? ¿Alguien imagina que en lugar de una hija de Valcárcel le tiraran huevos a una hija de Zapatero? ¿Habría habido la misma reacción?
Además, ¿agredir a dos consejeros o tirar huevos a la consejera de Presidencia y a una directora general es lícito? Para el delegado del Gobierno en Murcia, Rafael González Tovar, sí. Tan solo eran "incidentes mínimos".
Los graves hechos desde el mes de diciembre demuestran cómo la izquierda ha instaurado un clima de agresión al Partido Popular en Murcia mientras el Gobierno de España a través del ministro de Fomento, José Blanco, acusa al PP de echar leña a un fuego por denunciar el acoso.
Para escarnio de los demócratas el mismo Gobierno que hace unas semanas quería instaurar un Protocolo Antiabucheo ha callado y consentido durante un mes el acoso y las agresiones al Gabinete Valcárcel y ahora convierte a la víctima en verdugo. Y eso que todavía no ha comenzado la campaña electoral.
1 comentario:
La izquierda en nuestro país acumula y pone en práctica métodos idénticos sacados del mismísimo nazismo, la persecución de los judíos en los prolegómenos de la 2ª guerra mundial por los nazis se rememora hoy día con la actuación de estos incontrolados, telederigidos o no, hacia personas de corte liberal democráticamente puestas en las instituciones.
Espero y deseo que sean puestos en manos de la Justicia y caigan sobre ellos todo el peso de la Ley, sobre los autores y sobre todos los implicados si los hubieras fuera de los ejecutores materiales.
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