ECLESIA 12/11/10.- La palabra laico y todos sus derivados están apareciendo en los medios de comunicación envueltas en un cierto estado de confrontación que me apena y me preocupa.
De la preocupación pasé al Diccionario de la Real Academia: conocer el significado de las palabras suele ayudar a centrarse, al menos eso esperaba; en otras ocasiones me ha funcionado.
Hay dos acepciones para la palabra “laico”. La primera dice que laico es quien “no tiene órdenes clericales”. Así que, entiendo, que hay dos grupos: los religiosos (activos o contemplativos) que no son sacerdotes y los laicos del mundo que tampoco han recibido órdenes clericales. Antiguamente, a estos últimos se nos llamaba “seglares”, pero esta palabra ha quedado en desuso, ahora somos laicos. Por tanto, entiendo que es el orden sacerdotal el que determina quien es laico y quien no lo es.
La segunda acepción dice que laico es quien es “independiente de cualquier organización o confesión religiosa”. Aquí, creo entender, que lo que determina quién es laico es su lejanía (entiendo que por no ser creyente) de cualquier familia religiosa.
Las dos acepciones se centran en el “no” (“no eres tal”, “no estás en…”) como tantos otros intentos de definición en investigaciones científicas, filosófica y teológicas, etc. pero no nos dicen qué somos en esencia.
Mientras sigo investigando qué dicen unos y otros que somos los laicos, creo que lo más coherente es ponerme seriamente a pensar qué creo que es ser laica y laico desde la fe y la vida del Espíritu. Para esto no hay diccionarios pero sí un modelo inigualable que hace realidad el lema de la Real Academia de la Lengua Española: Jesús de Nazaret que “limpia, fija y da esplendor”. Él vivió como laico, es más, como “laico sin papeles”. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
1 comentario:
Lo que yo llamo un cristiano de a pie, parece que se corresponde con laico sin papeles.
Lo cierto es que hasta los propios clérigos, nos atacan a todas horas y no solo eso, nos amenazan también con enviar a los pederastas al estado laical, como si nosotros los quisiéramos.
¡Que sería de ellos sin los laicos! Juan Palomo, "yo me lo guiso, yo me lo como"
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