Las empresas del puerto de Alicante «emigran» a Cartagena
La tendencia ha beneficiado en los últimos meses al puerto de Valencia y, sobre todo, al de Cartagena, según fuentes del sector marítimo consultadas por ABC.
La razón para la «emigración» de dichas empresas es doble. Por un lado, las principales navieras internacionales (como Maersk o MSC) vienen apostando en los últimos años por Valencia y Cartagena como puertos de referencia en el Mediterráneo, en detrimento de Alicante.
De esta forma, las principales conexiones con Europa parten de estos enclaves –mientras el alicantino mantiene una relación preferente, eso sí, con el norte de África–. Por otro, los balances saneados de Valencia y Cartagena les permiten ofrecer unas tarifas muy competitivas que perjudican las opciones de Alicante.
Desde la llegada de Joaquín Ripoll a la presidencia de la Autoridad Portuaria de Alicante, en el verano de 2011, las decisiones estratégicas de dos de las principales navieras han «castigado» el negocio de la terminal. Así, la mayor naviera del mundo, Maersk, abandonó el puerto alicantino en 2012 por la falta de carga y trasladó su base de operaciones en la Comunidad al puerto de Valencia.
A la «fuga» de Maersk se sumó en 2013 la apuesta de MSC por los puertos de Valencia y Cartagena para unir España con el norte de Europa –Reino Unido, Escandinavia, el Mar Báltico y Rusia–.
Efecto contagio
Las decisiones de Maersk y MSC han tenido un efecto de contagio en las empresas que operan en el puerto de Alicante, tanto transitarios como estibadores. Así, algunas de estas firmas han trasladado paulatinamente su negocio al puerto de Valencia e incluso al de Barcelona, y ahora empiezan a mirar hacia Cartagena.«Nuestra empresa nació en Alicante, pero ahora son las delegaciones de Barcelona y Valencia las que nos permiten enjugar las pérdidas en la matriz», explica una de estas fuentes del sector de los transitarios.
Incluso, a pesar de la vocación eminentemente exportadora del tejido productivo alicantino, «algunas empresas prefieren llevar la carga por carretera al puerto de Valencia que embarcar en Alicante, dado que les compensa la diferencia entre las tasas».
Así sucede con el mármol y otros materiales de construcción, que históricamente habían salido hacia el extranjero desde Alicante. La tendencia se traslada también al apartado del tráfico de pasajeros. De hecho, desde que el puerto de Alicante tocó techo con los 108.000 pasajeros de 2011 (gracias a la planificación cerrada por el predecesor de Ripoll, el hoy senador Miguel Campoy), la acusada tendencia a la baja ha beneficiado fundamentalmente a Cartagena.
De nuevo, la explicación son sus competitivas tasas. Los beneficios de la Autoridad Portuaria cartaginense, que se explican por su gasoducto, permiten ofrecer el máximo descuento a las compañías que deciden escalar en su puerto.
De esa forma, un crucero paga en Cartagena el 10% del precio de mercado, mientras Alicante (que lleva en pérdidas varios años y solo logra cuadrar su balance con el Fondo de Compensación Interportuario) solo puede ofrecer un descuento del 40%.
Así, Alicante recibió en 2013 un total de 41.860 cruceristas, un 47% menos que en 2012. Mientras, Cartagena recibió 134.225 pasajeros, con un crecimiento del 60%. Paradójicamente, la excursión más vendida a los cruceristas que desembarcan en Cartagena es una visita al Palmeral de Elche.
La situación de Ripoll
La «fuga» de empresas del puerto de Alicante supone un problema añadido a la controvertida gestión de Ripoll al frente del recinto. De hecho, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ya le ha advertido de que deberá dejar el cargo si finalmente se le abre juicio oral. Ripoll está imputado por los delitos de cohecho, fraude, tráfico de influencias, revelación de información privilegiada y actividad prohibida a autoridades públicas.
stagduran
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