Espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.
1 Samuel 9:27.
Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.
Hebreos 3:7-8.
1 Samuel 9:27.
Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.
Hebreos 3:7-8.
En una entrevista, un científico afirmó que en nuestra sociedad todo se acelera y se complica con el desarrollo de nuevas tecnologías. Dijo que esta constatación lo llevaba confusamente a estar consciente de un plazo final, pero también, por extraño que parezca, de la realidad de la eternidad.
La falta de certidumbres con respecto al porvenir pone a prueba la mente del hombre sin Dios. ¿Cómo calmar su inquietud? Escuchemos a Dios hablar en su Palabra. Él también nos enseña que el tiempo es breve: “El fin de todas las cosas se acerca” (1 Pedro 4:7). “No sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14).
Dios nos muestra la mejor inversión posible de nuestra vida: “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien” (Job 22:21). Él nos dice que este tiempo no nos pertenece y que tendremos que rendir cuenta de cómo lo hemos utilizado: “Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace” (Eclesiastés 3:17).
Él quiere prepararnos para la eternidad. Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). ¿Nos atreveríamos a decir: No tengo tiempo?
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