Ricardo de la Cierva
Una banda de ignorantes e irresponsables está empeñada en que nos traguemos lo que llaman “Memoria histórica” que no es tal memoria sino desmemoria flagrante.
Hasta se han atrevido a imponernos por mayoría esa desmemoria convertida en ley. Esa ley debería ser vetada por el Tribunal Constitucional porque atenta directamente a la libertad de expresión consagrada en nuestra Constitución y fundada en motivos todavía más altos como son la Verdad, la Humanidad y otros derechos intangibles del ser humano.
Los promotores de semejante ley son primos hermanos de los que en el siglo XIXdecretaron por mayoría en el Ateneo de Madrid la inexistencia de Dios. La única solución que un historiador puede adoptar es escribir un libro de Historia, una Historia de España. Así lo hice hace unos años cuando publiqué en Editorial Fénix mi libro Historia total de España que ahora llega a su decimocuarta edición. Con ello me sumo a la sucesión de ilustres autores que se han atrevido a escribir nada menos que una historia de España. Para ello sólo se requieren dos condiciones: dominar la Historia y creer en España. Para demostrar que cumplo esas condiciones me basta con ofrecer a mis lectores mi Cátedra de Universidad y mi Cátedra de Instituto que constituyen mi mayor orgullo.
Desde San Isidoro de Sevilla, al profesor Jaime Vicens Vives son muchos los grandes historiadores que han escrito una gran Historia de España. Tengo sobre ellos una ventaja única: he leído todas esas Historias y he creído en ellas. Ese formidable conjunto de actos de fe en España debería reeditarse para inundar con esos libros la ridícula jactancia de los salvajes que se han atrevido a deponer semejante ley, que es nula de pleno derecho porque ignora la verdad de España que es una de las realidades decisivas en la Historia Universal.
Los responsables del desaguisado deberían ser condenados a la lectura perpetua de todas esas Historias de España que son nuestra gloria en todos los tiempos desde que existe España, es decir, por lo menos desde los bisontes de Altamira cuando ya había nacido una España perfecta.
Nuestra Historia ha sido un hecho universal y por eso constituye un testimonio universal.Desde la ignorancia más absoluta no se puede prohibir la Historia de Españacomo han intentado los promotores de esa malhadada ley, cuya derogación es urgentísima cuando España tenga por fin un gobierno.
Mientras tanto, seguiré incrementando las ediciones de mi Historia total de España, así me quede un hálito de vida.
1 comentario:
Nada que añadir, sería la mejor condena
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