El Papa Benedicto XVI reconoció que hay curas homosexuales en la Iglesia, pero advirtió que esa tendencia es incompatible con el ejercicio del ministerio sacerdotal pues “contradice el plan original de Dios” para el hombre.
El pontífice se refirió al tema en un pasaje del libro-entrevista “Luz del mundo”, producto de seis horas de conversaciones cara a cara con el periodista alemán Peter Seewald, y cuyo lanzamiento internacional se llevó a cabo este martes en El Vaticano.
El Papa aceptó que la homosexualidad de algunos clérigos es “una de las dificultades de la Iglesia” y sostuvo que “los afectados tienen que procurar, por lo menos, no practicar activamente esa inclinación a fin de permanecer fieles al cometido interior de su ministerio”.
Según el pontífice, el sentido verdadero de la sexualidad humana es el amor y la procreación por lo cual, dijo, “todo lo demás va contra el sentido interior de la sexualidad”.
“Tenemos que sostener esto aún cuando no le guste a la época”, insistió.
Si alguien tiene inclinaciones homosexuales “profundamente arraigadas” sufre una “gran prueba”, como cualquier otra prueba que puede pesar sobre el ser humano, señaló.
“Pero eso no significa que, por ello, la homosexualidad sea correcta, si no que sigue siendo algo que está en contra de lo que Dios ha querido originalmente”, agregó.
Aclaró que la atracción por las personas del mismo sexo no es compatible con la vocación sacerdotal, pues con ella el celibato no tiene sentido como renuncia.
Además consideró “un gran peligro” que el celibato se convierta en una ocasión para introducir en el sacerdocio a la gente que no quiere casarse porque, en última instancia, su postura ante el varón y la mujer se encuentra “desconcertada”.
“Los seminaristas homosexuales no pueden ser sacerdotes porque su orientación sexual los distancia de la recta paternidad. Por eso la selección de los candidatos al sacerdocio debe ser muy cuidadosa”, aseveró.
Publicado en ocho idiomas “Luz del mundo” es el primer libro que recoge una entrevista abierta y directa con un Papa. En varios encuentros entre el 26 y el 31 de julio pasados Seewald hizo al pontífice 90 preguntas sobre diversos temas de actualidad.
Entre otros, el Papa Joseph Ratzinger respondió a cuestionamientos sobre moral, diálogo interreligioso, economía, política, ecología, ética y espiritualidad, todo vinculado con los retos que afronta la Iglesia en la actualidad.
Junto a temas como el papel de los católicos divorciados, la crisis del matrimonio monógamo, el aborto y la píldora anticonceptiva, abordó otros vinculados con los sacerdotes: el escándalo por los curas pederastas y la norma del celibato.
“El celibato es siempre un ataque a lo que el hombre piensa normalmente. El escándalo que suscita consiste en el hecho que hay hombres que creen en Dios y, a través del celibato, luchan por el reino de los cielos”, afirmó.
Benedicto XVI se mostró contrario a que, cuando un cura tiene un hijo y se busque evitar el escándalo, el niño sea derivado a un orfanato y la Iglesia pague sus alimentos, porque “nada debe haber que sea mentira y ocultamiento”.
“Cuando un sacerdote cohabita con una mujer hay que verificar si existe una verdadera voluntad matrimonial y si podrían formar un buen matrimonio. Si así fuese, tienen que seguir ese camino”, apuntó.
Pero explicó que si la relación se dio sólo por una falta de voluntad del cura, sin “real vinculación interior” entonces se deben encontrar “caminos de sanación para él y para ella”.
Abundó que en todos los casos se debe cuidar siempre que se haga justicia a los niños, a los cuales calificó como “el bien primordial”, brindándoles un “ámbito vital de educación”.
Al tratar estas situaciones el problema fundamental, sostuvo, es la honradez mientras la segunda cuestión se refiere al respeto por la verdad de esas dos personas y de los niños con el propósito de encontrar la solución correcta.
“Un tercer problema es: ¿Cómo podemos apoyar a los sacerdotes para que lo vivan de tal modo que siga siendo un signo también en este tiempo, en que no sólo el celibato se encuentra en una gran crisis, si no también el matrimonio?”, se preguntó.
“Muchos afirman que el matrimonio monógamo ya no existe más. Es un desafío enorme sostener y elaborar de nuevo ambas cosas, el celibato y el matrimonio. Si se derrumba el matrimonio monógamo, se derrumba algo esencial de nuestra cultura”, enfatizó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario