La directora del Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia (IRMA), Mari Carmen Alva, advirtió que el aborto destruye psicológicamente a las mujeres ya que esta práctica anti-vida constituye un fuerte generador de estrés y causal de una serie de desórdenes mentales como el síndrome postaborto y la depresión.
La experta hizo esta precisión al cumplirse 10 años de la institución que dirige, la única en México que con limitados recursos económicos se dedica a tratar a mujeres que han pasado por el trauma del aborto o que optaron por no ejercer su maternidad.
Alva comenta que "muchas mujeres que han abortado están muertas en vida, son mujeres que por el grado de afectación física y psicológica, son muertas vivientes. Cuando se les brinda atención para el síndrome postaborto, a todas esas mujeres les devuelve la vida. Son mujeres que vuelven a nacer".
En IRMA, explica Mari Carmen Alva, un equipo de profesionales de la salud, psicólogas, terapeutas, entre otras, atienden a quienes han sufrido un aborto y en ocasiones este acompañamiento se extiende a las parejas y/o familias.
Tras denunciar que pese a haber despenalizado el aborto, el Distrito Federal de México no atiende a las mujeres que padecen el síndrome postaborto condenándolas a "padecer en silencio las consecuencias", Alva explica algunos de los trastornos mentales que genera esta práctica anti-vida.
Según los criterios del Manual Diagnóstico Psiquiátrico (DSM-IV), el trastorno depresivo mayor, que padecen 7 de cada 10 mujeres que han pasado por la lamentable experiencia de un aborto, se caracteriza por un estado de ánimo deprimido prolongado que incapacita y que se expresa en tristeza profunda (73 por ciento), sentimientos de vacío (63 por ciento), trastornos frecuentes de sueño (48 por ciento), falta de concentración en sus actividades, irritabilidad constante (63 por ciento) e ideas suicidas por el dolor y tristeza (39 por ciento).
Ello genera que casi se triplique el índice de intentos suicidas del 4 al 11 por ciento, además de que dificultan severamente las relaciones sociales y laborales, provocando el abandono de estudios o trabajo casi en la mitad de las pacientes.
Mari Carden Alva y su institución alientan a las autoridades locales y federales a no cerrar los ojos a esta problemática y brindar atención médica gratuita a las mujeres que han pasado por la dolorosa práctica de un aborto.
No pueden "condenarlas a padecer el aborto en silencio, pues la herida solo se hará más profunda", concluyó.
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