Desvelan por fin el misterio de los montículos de Mima
Desde que fueron descubiertos a principios del siglo XIX -la primera vez que se publicó su descripción fue en 1804-, estos extraños paisajes llenos de baches que se encuentran principalmente en el norte del continente americano han recibido diversos nombres: montículos de Mima, de la pradera, terrones de barro, madrigueras de animales, microdunas...
Todo describe lo mismo, pequeñas elevaciones redondeadas de tierra y piedra de apenas un metro de altura, dispuestas ordenadamente, como si hubieran sido plantadas así a propósito.
Explica 'ABC' que estos bultos han resultado un misterio para los científicos y han despertado la imaginación del público en general, hasta el punto de que sobre ellos se han dado las explicaciones más extraordinarias y peregrinas, desde que son consecuencia de terremotos o glaciares a cementerios de nativos americanos, aunque nunca se encontraron restos... incluso se ha adornado la historia con un hipotético origen extraterrestre.
Nada más lejos de la realidad. Geólogos de la Universidad Estatal de San José, en California, creen haber encontrado al culpable de estos terrenos abultados.
Lo han hecho público en la reunión del Sindicato Estadounidense de Geofísicos en San Francisco. Está vivo y es muy terrenal.
Según explica el autor de la investigación, Manny Gabet, a LiveScience, los montículos de Mima, en el oeste de Washington, fueron creados por pequeños roedores o ardillas terrestres, que mueven la tierra hacia arriba cuando cavan sus madrigueras subterráneas.
La idea ya había sido valorada anteriormente por los científicos, pero como los montículos son tan grandes fue desechada por imposible. Gabet no lo cree así.
Ha realizado un modelo computacional que demuestra la posibilidad de que estas pequeñas criaturas hayan creado los montículos.
Pero como Roma, esta «ciudad» natural no se hizo en una hora. Según sus cálculos, los roedores han necesitado de 500 a 700 años para construirla.
Como las pirámides
«Una generación tras otra vive en estos montículos y los construye», dice Gabet consultado por LiveScience. Lo más increíble, según el geólogo, es que, si se tiene en cuenta la escala corporal, estas son las estructuras más grandes construidas por un mamífero sin incluir a los seres humanos.
«En términos de esfuerzo, sería como si una sola persona construyera las pirámides».
Para Gabet, el problema para averiguar cómo se forman estos montículos es que nunca nadie ha podido ver uno en formación, lo que sugiere que este proceso, o ya no ocurre o es extraordinariamente lento.
El modelo computacional tiene la ventaja de que puede acelerar el proceso y explicar sus causas.
Cada montículo coincide con el ámbito territorial de un solo roedor.
Según los científicos, el movimiento de tierra a lo largo de cientos de años ha hecho crecer los pequeños montículos gradualmente, hasta convertirlos en estructuras que, en promedio, se elevan un metro sobre el terreno, aunque algunas pueden alcanzar los dos metros y medio.
stagduran
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