¿Es lícito que la Iglesia compre medios con el dinero del IRPF o del cepillo?
Un día, un buen cura me dijo que tener fe no es un mérito propio porque la fe es un don de Dios; de manera que, dada mi enorme fe en el Altísimo, no me considero una persona de mérito por ello.
Creyente, católico defectuoso, mi capacidad de creencia en nuestra Santa Madre Iglesia -lo confieso sin incentivos para el propósito de la enmienda-, no corre en paralelo con mi profunda fe en Dios.
Cuando asaltan las dudas ante la renuncia de Benedicto XVI, y esas dudas se fundan, en buena medida, en que las imperfecciones de la Iglesia que no le han dejado corregir le han llevado a una real sensación de impotencia, algo muy importante y no bueno sucede en esta Institución de Derecho Divino pero de recorrido tan terrenal.
Si me centro en los dirigentes de la Iglesia Española, hay muchas cosas que me hieren y otras que no comprendo. Me hiere la complicidad de determinado sector de la Iglesia vasca con el terrorismo, o el apoyo que dan curas y jerarcas vascos y catalanes a la ruptura de España.
Y no comprendo bien, por otro lado, por qué el dinero que le damos los españoles a la Iglesia a través del IRPF o a través del cepillo sirve para que la Iglesia, mediante su grupo mediático, intervenga en la lucha por la supervivencia de los medios de comunicación españoles.
Cuando todos, sin excepción, andan con muchas complicaciones en su cuenta de resultados, el grupo de la Iglesia compra ABC Punto Radio y disputa con inflación salarial significativa a los profesionales de los medios.
¿Legal? ¡Muy posiblemente! ¿Legítimo o lícito? Eso me parece mucho más discutible.
En esta época de transparencia, quizá no sea malo que una auditoría realmente independiente nos aporte a los contribuyentes católicos la tranquilidad de saber qué hace la Iglesia con su dinero, además de favorecer a los más necesitados.
stagduran
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