ERC afila sus colmillos para chuparle la sangre política que le queda a Mas
Todo empezó como la escena IV del quinto Acto de la tragedia de Sshakespeare Ricardo III.
Ricardo: ¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!
Alguien le metió en la cabeza a Artur Mas que su gran caballo de batalla era el pacto fiscal. Que merecía la pena jugárselo todo, incluido su reino, por un "sistema de cupo" a la vasca para Cataluña.
Que ese era su Santo Grial y merecía la pena montar una cruzada épica para traérselo a Barcelona. Alguien le comió el coco con la soberanía fiscal (una forma infalible para que "todo" quede en casa), y el President se tiró a la piscina desde el balcón de la Generalitat.
Hizo 'balconing' político, vamos. Y se he dado una bofetada que le va a dejar secuelas por las siglas de los siglos.
Le han comido la oreja empresarios entre los que, probablemente, habrá algunos que ni siquiera le han votado.
Y la tribu de Jordi Pujol y sus descendientes, esa secta que, aprovechando el largo éxodo de Cataluña hacia la lejana tierra prometida de la independencia, ha ido practicando rituales paralelos y clandestinos de adoración del "becerro de oro".
Y consellers del Govern como Felipe Puig, Andreu Mas-Colell, Juana Ortega i Alemany o el locuaz Portavoz Francec Homs, todos ellos más papista que el Papa, más 'masistas' que Más, que ahora se esconden entre bambalinas mientras su Honrable se enfrenta al juicio sumarísimo de la historia.
El "farol" de Mas se lo ha apagado Cataluña
Le metieron a Oriol en la retaguardia, velando por el partido, y el vástago chapuzas de la dinastía Pujol le ha ido dejando con el culo al aire.
Fichó al Conde de Godó como comandante supremo de su ejército mediático. Pero ya se sabe que las lealtades de papel periódico acaban siendo siempre papel mojado.
Y, con es elenco de actores, una gran foto de la Diada y un vídeo con los gritos del Cam Nou en el minuto simbólico: "¡in-inde-indeoendenciaaaa!", lo enviaron a La Moncloa a luchar contra los elementos, la crisis, la prima de riesgo, la espada de Damocles de Rescate, un 25% de parados y un Estado en la UCI, en un redundante estado crítico.
Era imposible que le saliese bien tan arriesgada jugada de póquer. En otras circunstancias quizá Rajoy se hubiese rajado ante el farol: "o pacto fiscal o me tiro al monte independentista.
Pero muy pocas veces, en la reciente historia de España, ha estado el horno para menos bollos.
¿Y ahora, qué? ¿Qué está pensando Fomento del Trabajo, por qué agujero del barco va salir huyendo La Vanguardia, qué se le está pasando por la cabeza a Antoni Durán i Lleida, cuántos vasallos, Monzós, Raholas, gente así, habrán iniciado la histórica conversión de Francisco de Borja: "no quiero servir a señor que se me pueda morir"?
Cataluña le ha dicho ¡no, gracias!, al pijo-independentismo de CIU
Ahora, toca reflexionar...
Cataluña le ha dicho ¡no, gracias!, al pijo-independentismo de CIU. La burguesía empresarial, profesional y tecnócrata catalana ha intentado colar su soberanismo 'glamuroso', de photocall y maniobras orquestales financieras en la oscuridad. Pero los catalanes no han picado.
El pueblo catalán siempre ha sido muy tradicional. Las dos veces que intentó el asalto a la independencia en el pasado siglo, depositó su espíritu en manos de Esquerra Republicana de Catalunya.
En 1931 con Francesc Masia. Tres años después, en 1934, con Lluis Companys al frente de la manifestación.
Artur Mas, el pupilo del Jedi Pujol, creía que a la tercera podía ir la vencida. Pero, el día después del 25-N, la sensación es que el independentismo catalán era, es y será patrimonio de ERC como buque insignia de la izquierda ilustrada catalanista.
El dilema no es si Artur Mas ha tenido alguna tentación de dimitir, sino cuánto tiempo va a seguir siendo una marioneta manejada por hilos por los poderes fácticos de la discreta y encantadora burguesía Convergente i Unida de Catalunya.
¡Pobre Honorable! Es un juguete roto manipulado por el rancio pujolismo y rehén de una ERC dispuesto a chuparle hasta la última gota de su sangre.
CIU no le deja irse y ERC va a crecer y desarrollarse a costa de su salud política, como los vampiros se nutren de la sangre de sus víctimas.
¡No soy más tonto, porque no entreno!, debe estar pensando el Honorable President, mientras intenta sacar argumentos de la chistera, ya que no ha podido sacar el anunciado conejo de una mayoría excepcional.
¡No es independentismo todo lo que reluce! El de Convergencia es de conveniencia; el de Iniciativa es de supervivencia; el de CUP es una trasnochada franquicia, un verso suelto que ha traído a Cataluña el viento nostálgico de una Europa extinguida al otro lado del Muro de Berlín derribado.
Sólo ERC es independentismo en estado puro. Un independentismo que crece, que se va a desarrollar y va a dar mucha guerra. Pero sus aliados, a la hora de la verdad, van a resultar muy malas compañías.
El PSC debería meterse su tercera vía federalista por donde le quepa. No lo dice Periodista Digital, lo han dicho los catalanes.
El socialismo español debería hacerse una revisión de oídos. Ni entiende lo que le exigen los españoles en general, ni lo que le exigen en sus respectivos territorios en particular.
Desde las elecciones generales , Ferraz y sus sucursales han ido por un lado y gallegos, vascos y catalanes por otro.
El PP ha salvado los muebles en Galicia. Pero en País Vasco y Cataluña mantiene dos asignaturas pendientes. Alicia López Camacho es muy dueña de descorchar todo el cava que quiera.
Pero en la intimidad, por lo menos, debería reconocer que le vino Dios a ver con el delirio independentista que le entró a CIU. Sin el factor soberanista, Doña Alicia estaría ahora llorando por las esquinas.
Ciutadans se ha convertido en el enemigo público número uno de PSC y PP en Cataluña. Son la alternativa unionista genuinamente catalana, van a tener más protagonismo mediático durante la próxima legislatura, y ya saben que la afición prefiere alinear siempre a los de la Masía.
Un tragicómico y polifacético personaje de Shakespeare
En fin. Que Artur Mas es el digno personaje de una tragedia de Shakespeare. Un Romeo al que le ha caído en la cabeza un tiesto electoral desde el balcón en el que Cataluña no se estaba creyendo su apasionada e interesada declaración de amor.
Un Otelo que ha desgraciado su carrera política por sus enfermizos celos del "sistema de cupo" vasco.
Un Macbeth que quería ser rey intentado que Cataluña, en el papel de Lady Macbeth, matase al Estado español. Un Mercader de Venecia arruinado políticamente. Un Falstaff tragicómico al servicio de Jordi Pujol.
Y, sobre todo esta mañana, un conmovedor Hamlet recitando a solas el más dramático monólogo de la historia del teatro: ¿ser o no ser?, ¿seguir o no seguir con esa pantomima que ni siquiera se han creído los catalanes?
Esa es la cuestión.
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