El exorcista Gabriele Amorth entrevistado por Marco Tosatti
-... Precedentemente, don Gabriele, Ud. me ha dicho que algunas sectas son menos serias, mientras otras son mucho más terribles...
-Ciertamente, algunas son terriblemente serias. Y por desgracia están en todos lados. Creo que también en Vaticano.
-¿También en el Vaticano?
-«Sí, también en el Vaticano hay miembros de sectas satánicas».
-Y ¿quienes participan de ellas? ¿Se trata de sacerdotes o de simples laicos?
-Son sacerdotes, monseñores e ¡inclusive Cardenales!
-Discúlpeme, don Gabriele, pero ¿Ud. como lo sabe?
-«Lo sé por las propias personas que me lo han podido referir porque han tenido modo de saberlo directamente. Y es algo “confesado” más de una vez por el propio demonio bajo obediencia durante los exorcismos...
-¿El Papa está informado?
-¡Por cierto que está informado! Pero hace lo que puede... Es algo escalofriante. Tenga en cuenta que Benedicto XVI es un Papa alemán, viene de una nación decididamente adversa a estas cosas. En Alemania de hecho casi no hay exorcistas, pero el Papa sí cree: he tenido ocasión de hablar con él tres veces, cuando todavía era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. ¡Sin duda cree! Y ha hablado de ello explícitamente en público muchas veces. Nos ha recibido, como asociación de exorcistas y ha hecho un buen discurso dándonos ánimo y elogiando nuestro apostolado. Y no se olvide que del Diablo y del exorcismo ha hablado mucho también Juan Pablo II».
-Entonces ¿es verdad lo que decía Pablo VI: que el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia...?
-«Es verdad, desgraciadamente, porque inclusive en la Iglesia hay adeptos a las sectas satánicas. Este detalle sobre el “humo de Satanás” lo ha mencionado Pablo VI el 29 de junio de 1972. Y como esta frase ha creado un enorme escándalo, el 15 de noviembre del mismo año 1972 dedicó todo un discurso de los miércoles al demonio, con frases muy duras. Ciertamente, rompió el hielo, levantó el manto de silencio y censura que duraba desde hacía mucho tiempo, pero su discurso no ha logrado consecuencias prácticas. Se necesitaba alguien como yo, que no vale nada, para dar la voz de alarma, para lograr esas consecuencias prácticas».
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