Domingo, 23 Enero 2011
(Tercera de tres partes)
8.- Seewald: “Las causas del abuso son complejas. Con perplejidad nos preguntamos sobre todo cómo puede faltar de manera tan terrible precisamente alguien que lee a diario el evangelio y que celebra la santa misa, que se expone a la acción de los sacramentos”
Benedicto XVI: “Es una pregunta que toca realmente el ‘Misterium iniquitatis?, el misterio del mal, en que uno se pregunta: ¿qué pasa por la cabeza de alguien así cuando, por la mañana, se encamina hacia el altar y celebra el santo sacrificio? ¿Acude acaso a la confesión? ¿Qué dice en la confesión? Ella tendría que ser en realidad el gran instrumento que lo arrancara de nuevo de su estado y lo obligara a cambiar.
Es un misterio que alguien que se ha consagrado a lo sagrado lo pierda tan completamente, y después, hasta pueda perder sus orígenes. ¿Cómo puede alguien caer después de semejante manera?
No lo sabemos. Pero tanto más significa esto que los sacerdotes tienen que sostenerse mutuamente, que no deben perderse de vista; que los obispos son responsables de ellos y que tenemos que suplicar a los fieles que cooperen también ellos en sostener a sus sacerdotes.”
9.- Seewald: “La mayoría de los casos de abusos se registra en las décadas de 1970 y 1980. Por ese motivo el Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, Card. Franc Rodé, señaló también en este contexto la decadencia de la fe y la socavación de la Iglesia entre los factores causales de los escándalos. Según Rodé ”la cultura secularizada penetró en algunas órdenes de Occidente, cuando, en realidad, precisamente la vida religiosa debería ser una alternativa a la “cultura dominante”, en lugar de reflejarla“
Benedicto XVI: ”En ese entonces se desarrolló especialmente la teoría de que la pedofilia debía considerarse como algo positivo. Sobre todo se sostuvo la tesis de que no hay algo que sea malo en sí mismo, sino sólo cosas “relativamente” malas. Lo bueno y lo malo dependen, se decía, de las consecuencias.
En un contexto semejante, en lo que todo es relativo y lo malo en sí mismo no existe, sino sólo lo relativamente bueno y lo relativamente malo, las personas que tienen unas inclinaciones hacia ese comportamiento se quedaron sin suelo bajo los pies. Por supuesto, la pedofilia es, en primer lugar, más bien una enfermedad, pero el hecho de que haya podido actuar y extenderse de ese modo ha tenido que ver también con una constelación intelectual, por la que en ciertos ámbitos de la Iglesia se habían vuelto cuestionables las bases de la teología moral, el bien y el mal. El bien y el mal pasaron a ser intercambiables, ya no estaban más en clara contraposición.
10.- Seewald: “También ha conmovido a la Iglesia el descubrimiento de la doble vida del fundador de la comunidad de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel Degollado”
Benedicto XVI: “Lamentablemente, hemos llegado con mucha lentitud y atraso a abordar estas cuestiones. De alguna manera estaban muy bien ocultadas, y sólo desde aproximadamente el año 2000 contamos con asideros concretos al respecto. En última instancia hacían falta testimonios inequívocos para tener realmente certeza de que las acusaciones eran ciertas.
Para mí, Marcial Maciel sigue siendo una figura enigmática. Por una parte, una vida que, como ahora sabemos, se encuentra fuera de la moralidad, una vida de aventuras, disipada, extraviada. Por otra parte, vemos el dinamismo y la fuerza con la que construyó la comunidad de los Legionarios.
Entre tanto hemos llevado a cabo una visita apostólica y nombrado a un delegado que, con un grupo de colaboradores, prepara las reformas necesarias. Naturalmente, hay que hacer correcciones, pero, en términos generales, es una comunidad sana. Hay en ella muchas personas jóvenes que quieren servir con entusiasmo a la fe. No se debe destruir ese entusiasmo. Hace falta una estructura nueva para que no caigan en el vacío sino que, rectamente conducidos, puedan prestar un servicio a la Iglesia y a los hombres”
11.- Seewald: “El caso Maciel no tiene parangón, pero a la par hay por todas partes sacerdotes que, sea ocultamente o incluso a sabiendas de la comunidad o hasta de las autoridades de la Iglesia, viven en una relación de tipo conyugal”
Benedicto XVI: “Eso no debe darse. Nada debe haber que sea mentira y ocultamiento. Por supuesto, se trata de un desafío especialmente para nosotros. Cuando un sacerdote cohabita con una mujer hay que verificar si existe una verdadera voluntad matrimonial y si podrían formar un buen matrimonio. Si así fuese, tienen que seguir ese camino. Si se trata de una falta de voluntad moral pero no existe una real vinculación interior, hay que intentar encontrar caminos de sanación para él y para ella. En todo caso, hay que cuidar de que se haga justicia a los niños -que son el bien patrimonial- y de que se les brinde el ámbito vital de educación que necesitan.
El problema fundamental es la honradez. El segundo problema es el respeto por la verdad de esas dos personas y de los niños a fin de encontrar la solución correcta. Y el tercero es: ¿cómo podemos educar de nuevo a los jóvenes en el celibato? ¿Cómo podemos apoyar a los sacerdotes para que lo vivan de tal modo que siga siendo un signo también en este tiempo, en que no sólo el celibato se encuentra en crisis sino también el matrimonio?”
(Tomado de ElMundoadiario.cordoba)
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