La imagen del dios que está afuera, el que defiende la religión tradicional para defender la trascendencia, apreciando menos o incluso descuidando la inmanencia, ha tenido consecuencias nefastas y además no es el Dios encarnado. Para buscar a ese dios de afuera, las gentes tienen que alejarse de su entorno o buscarlo en el templo, convirtiéndose el clero en los dueños y dispensadores de Dios. Además entonces nuestro entorno y nuestro cuerpo dejan de ser templos, el mundo es malo, peligroso, y el cuerpo es el animal que habrá que domesticar y castigar. La naturaleza habrá que someterla, dominarla, explotarla, quizás hasta destruirla. El prójimo es antes que un hermano un desconocido y posiblemente un enemigo. El ser humano desconfía de sí mismo y de los demás, impera la desconfianza y el miedo. Lo profano como opuesto y separado de lo sagrado, consecuencias desastrosas para la vida cristiana de los laicos separados, y marginados de los sagrados y consagrados.
Este dios nos sirve para explicar lo que no conocemos y para resolver problemas, que tenemos que resolver nosotros, hace milagros e impide el cambio y el avance de la Iglesia. Es un anestésico para no sentir el dolor del mundo. Además legitima el orden piramidal de la Iglesia y de la sociedad, la obediencia antes que la libertad, la ley sobre el amor, el poder sobre el servicio, la violencia sobre la paz. Es el dios que ve desde afuera las injusticias y el dolor de este mundo. Es el dios que ha creado a los ateos.
2 comentarios:
Esta es la triste realidad que aplican los clérigos de la Iglesia, los que dicen son la Iglesia y la gobiernan. No es de extrañar que poco a poco se vayan quedando solos, fruto del miedo a perder prerrogativas que ellos mismos se han endosado. En unos de los diferentes foros cristianos en los que participo, les decía:
No menosprecien al estado "laical", como ustedes llaman al nuestro, sin el no serían nada. No se autoproclamen dispensadores de gracias, están aquí para servir y no para ser servidos, no transmitan la idea de que salvarse es una misión ardua, imposible sin su ayuda, si piensan así están equivocados, difícil es pero para ustedes, se lo impiden el orgullo clerical que es por ahí por donde les tiene cogidos el diablo.
Tan grande es el deseo de nuestro Padre celestial de que todos los hombres se salven que envía a su propio Hijo para que creyendo en El nos salvemos, lean las Escrituras y no nos digan como hacerlo, vuelvan al evangelio y practique el mandamiento nuevo que Jesucristo nos dejó.
Luego dicen ¡Ay! que nos atacan queriendo culpar de sus males a los demás. Es duro en aras de esta falta de conciencia clerical perder a tu mejor amigo por flagrante traición. ¡Burros! Es el Espíritu Santo el que consagra a los Laicos o ¿no sabéis que el Niño Jesús nace en el corazón de los hombres y que todos los días es Navidad?
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