Un papado convulso
ROSSEND DOMÈNECH
ROMA
Quiso reformar la Iglesia desde sus cimientos, pero no ha podido o no lo ha conseguido. Por razones de edad y falta de energías, según ha admitido Benedicto XVI en el escueto y formal discurso de dimisión, pronunciado inesperadamente este lunes. Pero sobre todo por falta de fuerza política dentro del propio Vaticano.
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La decisión, que muchos han definido como de coraje, refleja la magnitud de los cambios y reformas que deberían ser realizadas, pero evidencia también los obstáculos y verdaderas resistencias, principalmente internos, con los que ha topado Benedicto XVI para realizar su limpieza, en estos siete años, diez meses y nueve días de pontificado, permanentemente sometidos a convulsiones.
Durante el pontificado de su antecesor, Juan Pablo II, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, a la sazón prefecto o ministro y guardián de la ortodoxia católica, tuvo que apechugar muchas veces con escándalos internos que la jerarquía eclesial, de la que él era miembro conspicuo, no solo no afrontaba, sino que encubría activamente. Pero una vez ungido como máxima autoridad de la Santa Sede, Ratzinger apostó por afrontar algunos asuntos candentes, para lo que hubo de hacer frente a fuertes resistencias internas y externas.
Estas son algunas de las principales crisis que han agitado el mandato de Benedicto XVI y han puesto a prueba la musculatura del Pontífice, que no siempre se alzó con el triunfo.
PEDERASTIA
El primer Papa que afronta los abusos
Los casos oficialmente denunciados de abusos sexuales de eclesiásticos católicos a menores de edad son unos 4.600. Abarcan desde los años sesenta del siglo pasado hasta hoy y se han producido en numerosos países, principalmente en Estados Unidos e Irlanda. Pero también en Alemania, Italia, España, Francia, Australia, Portugal y muchos otros.
En Estados Unidos media docena de diócesis han quebrado económicamente a causa de las elevadas indemnizaciones económicas que han debido pagar a las víctimas de abusos sexuales a manos de curas y media docena de obispos han cesado por haber tapado los casos.
Benedicto XVI es el primer Papa que ha afrontado el escándalo de la pederastia eclesial y ha impuesto una cierta transparencia al respecto. Ordenó colgar en el portal oficial del Vaticano documentos relacionados con el escándalo. En sus viajes por el mundo ha recibido a representantes de las víctimas de abusos. Y ha ordenado también a las conferencias episcopales la confección de una guía sobre la conducta a seguir en cada caso, principalmente con relación a las leyes civiles, que son distintas en cada estado. Además ha aprobado normas muy rígidas para los jóvenes que quieren ser sacerdotes.
Pese a todo ello, Ratzinger no ha podido evitar ser acusado también de encubrir el escándalo de la pederastia eclesial. Eso fue así antes de acceder a la máxima magistratura política, pero, una vez nombrado Papa, fue él quien decidió acabar con el encubrimiento oficial y abrir la caja de los truenos. Hasta el mismo decano de los cardenales, Angelo Sodano, le criticó por ello, sibilina pero públicamente, hace dos años.
IOR
Escándalos en las finanzas vaticanas
Para tratar de atajar los escándalos que periódicamente sacuden a las opacas finanzas del Vaticano, sobre las que penden incontables sospechas y denuncias de blanqueo de capitales, incluso de la Mafia, Benedicto XVI puso a Ettore Gotti Tedeschi al frente del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el poderoso banco del Vaticano. Pero este exalto ejecutivo del Banco Santander acabó siendo destituido por el propio consejo de administración del ente, con el probable apoyo del Secretario de Estado, cardenal Tarsicio Bertone.
En el 2010, Ratzinger también trató de imponer al IOR la adhesión a los protocolos de transparencia financiera internacional contra el blanqueo de dinero. El IOR se adhirió al tratado, pero al cabo de un mes la Secretaría de Estado reformó la ley del Papa, atribuyéndose la última palabra sobre la transparencia del banco del Vaticano. Actualmente el IOR es considerado sólo parcialmente transparente. Ahí terminó el impulso renovador en el aparato financiero de la Santa Sede.
LEGIONARIOS DE CRISTO
Histórico enemigo
de Marcial Maciel
Los Legionarios de Cristo, el movimiento fundado por Marcial Maciel (70.000 miembros en 30 países), que disfrutó de la protección sin fisuras de Juan Pablo II, había adquirido un poder inexplicable dentro y fuera del Vaticano, amén de un inmenso patrimonio. Hasta que Benedicto XVI, que siempre había visto con recelo y prevención, cuando no franca enemistad a Maciel (1920-2008) y su ejército, nombró un comisario para intervenir y refundar la institución.
Paralelamente, salió a flote la escandalosa vida privada del fundador y de algunos de sus colaboradores más directos, con 40 casos de abusos sexuales, 20 de ellos en España, y otros 160 protagonizados por Maciel, que contaba con dos mujeres fijas y numerosos hijos, y viajaba con varios pasaportes. La reforma de los Legionarios está atascada.
'VATILEAKS'
El mayordomo infiel del Pontífice
Poco después de ser elegido, Joseph Ratzinger solicitó al cardenal Carlo Maria Viganò un informe sobre la corrupción en el Vaticano. La Secretaría de Estado no tardó en alejar a Viganò de Roma: lo envió como nuncio a Estados Unidos.
Algunos datos del informe fueron publicados en Italia y poco después salió a relucir que comprendían documentos personales del Papa, algunos reservados y otros secretos. Las investigaciones llevaron a descubrir que Paolo Gabriele, mayordomo personal de Benedicto XVI, copiaba y sacaba del Vaticano dicha documentación. Pero no toda, porque algunos documentos publicados procedían de otras fuentes. Sin embargo, el sumario y posterior proceso del mayordomo zanjaron el asunto como un caso de infidelidad del empleado. Según reconstrucciones realizadas en 2010, se habría creado dentro del Vaticano un partido favorable a la transparencia otro opuesto a la regeneración.
stagduran
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