"Operación Mercurio": ¿la gota que colmará el vaso de la corrupción política en España?
Con todas las reservas. Poniendo por delante el dichoso preámbulo de la "presunción de inocencia", que ya repite más que el chorizo de las lentejas en los estómagos de los españoles. Conjugando verbos en condicional. Caminando sobre las aguas fecales de la corrupción, decenas y decenas de réplicas de "la ·escopeta nacional" de Berlanga, con la nariz tapada y pidiendo prácticamente disculpas a los imputados cuando un juez les cita para declarar si ha observado indicios de delito...
Pero también con los estómagos revueltos ¡Esto, da asco, señores! La política española no es que padezca un cáncer de honradez, es que está invadida de metástasis por los cuatro puntos cardinales. El cinismo corporativo de la clase política, aliado con el ritmo de tortuga de la Administración de Justicia, es el mejor caldo de cultivo para que Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas y dependencias estatales hayan convertido a España en uno de los Estados europeos con mayor densidad de letrinas oficiales por metro cuadrado.
¡Éramos pocos y ha estallado la "Operación Mercurio"!
Bueno, pues éramos pocos, y acaba de estallarnos entre las manos la "Operación Mercurio" en Sabadell, Moncada i Reixac y varios municipios del Vallés. Ya están imputados el alcalde de socialista de Sabadell, Manuel Bustos, y su compañera de partido y alcaldesa de Moncada i Reixac. Pero, el "presunto inocente" más relevante, presuntamente implicado en una presunta trama de presuntos cobros de comisiones del 3% de costes de obras públicas adjudicadas, es Daniel Fernández, el number two del PSC, la mano derecha de Pere Navarro en la reciente campaña electoral de Cataluña, el secretario de Organización del Partit que, casualmente, esta blindado a prueba de intervenciones rápidas y directas de la justicia en su condición de "aforado" como titular de un acta de Diputado en el Congreso de los idem.
Daniel Fernández González, abogado, dirigente político de peso en el socialismo catalán, representante de los barceloneses en el Congreso de los Diputados y advertido por los Mossos d´Escuadra de que está siendo investigado en el ámbito de la "Operación Mercurio", ha sido suspendido de sus cargos en el PSC hasta que el horizonte judicial se despeje o acabe aplastándole el peso de Ley. En su tiempo libre siembra reflexiones en su blog.
Y, una de sus últimas entradas, vierte pensamientos que, hoy por hoy, se transforman en presuntos sarcasmos: "El patriotismo de Artur Mas no incluye a los millares de familias trabajadoras catalanas en paro que lo están pasando muy mal". También hace referencia a los 400 euros de ayuda a los parados del Gobierno Rajoy, y anuncia que estará vigilante ante cualquier modificación que pueda ponerlos en peligro.
Atención, pregunta: ¿estaría pensando en las familias trabajadoras que lo están pasando tan mal, mientras se contaminaba las manos (presuntamente, claro) en contacto con el medioambiente político "impregnado de mercurio" del Vallés?
Un Estado con superávit de "letrinas" públicas
¡Es dramático! En poco más de un año, la Justicia española ha iniciado más operaciones que la propia Sanidad. Por los Juzgados pasan casi más imputados que pacientes por los quirófanos. La Operación Campeón, la Pretoria, la de las ITV que se cierne sobre Oriol Pujol, el feo asunto Madrid Arena, el caso Urdangarín, el olor a podrido que desprende el Palau, los ERES de Andalucía, Valencia como paradigma, Gurtel como eterno decorado de fondo, Pokémon que ha dejado hundido a un alcalde y tocado a otro en Galicia, Suiza como una espada de Damocles que pende sobre las cabezas de políticos de toda ideología, de toda condición y en toda la geografía española, Carioca como trama racimo de la frenética actividad de los juzgados de Lugo y ahora Mercurio, el mitológico dios del comercio, como un eufemismo del intercambio entre favores políticos y comisiones. Como ven ustedes, el Estado español tiene superávit de letrinas públicas.
Un patrimonio nacional de 800 políticos imputados
Ya avisaba hace unos meses María Ángeles López de Celis, la que fue secretaria de varios presidentes de gobiernos españoles, que en España hay en la actualidad unos 800 políticos imputados. Que 100 de ellos han ido en listas electorales en las recientes elecciones y que, en los últimos 10 años, por las cloacas públicas de la corrupción se han esfumado 4 mil millones de euros. --María Ángeles López: "La corrupción tiene un escaso coste electoral en España"--
La autora del libro "Los Presidentes en zapatillas", ofrecía estos datos durante la presentación de su nueva obra "El síndrome de Alí Babá", y hacía un alegato contra la cultura del pelotazo, del dinero fácil, con una recomendación a tantos políticos, de tantas ideologías, que manosean tanto y hacen tanta demagogia con el grandilocuente concepto de educación, pero jamás incluyen en sus programas algo tan básico para formar chiquillos que de mayores no acaben siendo ni imputados, ni culpables: "honor, moral, sentido de la vergüenza y espíritu de sacrificio"
Nos estamos ahogando en la mierda, con perdón
Sólo la mediocridad, la bajeza moral, la impunidad que campa por sus respetos en la política española, puede explicar esta vergonzosa plaga de corrupción, a prueba de ideologías, de niveles de formación, de lugares de origen geográfico, que se extiende por todos los ámbitos, el local, el provincial, el autonómico, el estatal, de las administraciones públicas españolas.
Valga como muestra una Galicia que en los últimos tiempos ha acaparado las primeras planas de los periódicos. Unos 150 políticos y técnicos de la administración permanecen imputados, aferrados a su "presunción de inocencia", a la espera de que se resuelvan de una vez 34 casos de corrupción abiertos.
Es urgente separar las manzanas podridas de las manzanas sanas. Y es vital que la Justicia, esa vieja dama, actúe con los ojos vendados, pero que los jueces, o sea, sus administradores, se saquen la venda de los ojos, tiren a la basura sus escrúpulos ideológicos y sus "intereses" profesionales y limpien España de tanta mierda, con perdón, acumulada en letrinas públicas que expanden el olor a podrido por toda la geografía.
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