- EL MUNDO | Suplemento cronica 528 - ESPAÑA YA TIENE OCHO EXORCISTAS
Ya hay ocho exorcistas en España. Hace cinco años, sólo había uno: el padre Fortea. En la lucha contra Satanás el exorcista de la diócesis de Alcalá de fama internacional ya no está solo.Poco a poco, los obispos van tomando conciencia de la gravedad del asunto, obligados por el aumento exponencial del número de posesiones diabólicas. Especialmente en ciertas zonas del país.Las más endemoniadas de España.
En esas zonas, los exorcistas trabajan a destajo. Porque los casos de posesión son cada vez más en cantidad y en singularidad.Por ejemplo, uno de los últimos endemoniados que pasó por las manos del exorcista de Alcalá fue... un niño.
CRONICA ha podido hablar con los padres de Rubén (nombre ficticio), el niño endemoniado de la zona del Levante. Con tan sólo nueve años comenzó a sentir unas punzadas tan fuertes en la tripa que dejó de comer. Según el informe médico que obra en nuestro poder, el niño presentaba a primera vista «un cuadro de miedos nocturnos, insomnio y alucinaciones visuales de tipo histeriforme y ansiosas».
Ingresado durante 17 días, fue confiado a los cuidados del psiquiatra jefe y se convirtió en un caso de estudio. El diagnóstico final reza así: «Sintomatología disociativa y somatización sin causa orgánica que lo justifique (eeg. y tac craneal normal)». Fue dado de alta.
VICTIMA DE UN HECHIZO
Pero, de vuelta a casa, el niño seguía viendo sombras y demonios.Víctima de un hechizo satánico, Rubén estaba, según cuenta su padre, «en el fondo de un saco negro y oscuro y, cuando salía de él, se transformaba en un perro: se meaba encima, se rascaba igual que un perro, lamía el suelo, olisqueaba, andaba a cuatro patas y comía como un animal, sin dejar que nadie se le acercase.Parecía una fiera».
Otras veces pasaba hasta 48 horas sin tragar nada, porque, según la madre, «la bestia le apretaba la garganta y no le dejaba tragar.Y cuando la bestia se iba se podía comer hasta cinco bocadillos seguidos».
Perseguía a sus padres y, sobre todo, a su hermano mayor, al que le lanzaba cuchillos cada vez que lo veía. Y chantajeaba y atacaba sentimentalmente a su madre: «Tu padre murió llorando y a tu madre la tienen presa en el infierno», le decía. Pero a ella lo que más le dolía era «ver odio y rabia en sus ojos».En los ojos otrora dulces de su niño.
Y para curarlo de ese mal empezaron su particular peregrinaje.Después del hospital y del psiquiatra, se fueron a una curandera, que le echó las cartas y les dijo: «Su hijo está semiposeído».Pero ellos no creían en el demonio. «Bueno, creíamos que existía el diablo, pero pensábamos que la posesión era cosa de películas», explica la madre.
Rubén comenzó a tener cada vez más «manifestaciones» y a recrudecerse los episodios de violencia: «Nos tiraba lejía o lo que pillaba y decía que nos iba a matar a todos». Desesperados, los padres acudieron al obispado. Les dijeron que eso «eran tonterías».Desanimados, se lo contaron al cura de su parroquia, «un santo varón, que nos acogió, nos atendió, nos consoló y nos puso en contacto con el padre Fortea».
Y sólo con eso, el cielo comenzó a abrirse para esta familia de clase media. Durante cinco meses, el chaval fue sometido a un doble exorcismo semanal: los jueves en la parroquia lo exorcizaba el cura, aprendiz de exorcista, y el domingo, el padre Fortea en su parroquia de Alcalá. En medio del mayor sigilo.
Todo lo que rodea al exorcismo es tabú. No se sabe ni el número exacto ni las diócesis y, mucho menos, el nombre de los pocos exorcistas que hay en España. Parece que, en la actualidad, son ocho. Uno en Galicia, otro en Cataluña, dos en Madrid, uno en Barcelona, otro en Andalucía y dos en el Levante. Los obispos dan órdenes de mantener sus nombres en secreto y hasta los propios curas desconocen quiénes son.
Secretos y pocos. Y eso que, desde hace cinco años y gracias a la «cruzada mediática» emprendida por el padre Fortea, los obispos comenzaron a reaccionar nombrando exorcistas. Pero muy lenta y tibiamente. A diferencia de Italia, por ejemplo, donde todas las diócesis tienen a su exorcista designado. El propio Vaticano cuenta con varios. Aunque, como suele decir uno de los más famosos exorcistas italianos, el padre Gabriele Amorth, «los obispos los nombran, pero no los aguantan».
Los demás países de nuestro entorno siguen la misma política que España. En toda Francia sólo hay cuatro exorcistas. Peor están en Portugal y en Alemania, donde no hay ninguno.
Y eso que, según Fortea, los casos están aumentando a marchas forzadas. De hecho, su teléfono no para de sonar y recibe cientos de peticiones de todo el mundo. «Después de la criba oportuna, he encontrado unos 30 casos de auténtica posesión a lo largo de estos últimos cinco años», confiesa.
Unos se curan en unos días. Otros necesitan semanas, meses o años. Fortea sigue exorcizando, desde hace cuatro años, a Marta, que todavía no se ha liberado. La de Rubén, en cambio, sólo duró unos meses. Y fue tan especial como su caso. Un domingo, en la parroquia del padre Fortea, coincidió con Marcela, otra chica que también estaba poseída. El exorcista los exorcizó a ambos, pero una vez más sin resultados.
Al final del exorcismo, Rubén le dijo al padre Fortea: «Yo puedo liberar a Marcela». Al día siguiente, el niño de 9 años, ocupó el puesto del exorcista. «Hizo un exorcismo con toda la autoridad.Parecía un ángel luchando contra Satanás», explica Fortea. En un momento dado, tras horas de lucha encarnizada, ambos, el niño y la chica dieron un alarido tremendo y cayeron desplomados sobre la colchoneta.
Al rato, se levantaron los dos felices y cambiados. Era el 8 de julio de 2005. Una fecha que los padres de Rubén jamás olvidarán.«Lloré como una magdalena, pero de alegría y de agradecimiento», dice su padre. Han pasado ya varios meses y el chaval sonríe y ha vuelto a ser un niño normal. «Hay otros muchos niños que no tienen esa suerte. Por ejemplo, estoy convencido de que el niño de Alicante que quiso acuchillar a su madre embarazada puede estar poseído», dice Fortea.
LA RUTA DE LAS SECTAS
Proliferan los endemoniados en Galicia, en Madrid y Barcelona.Pero la zona más proclive a las posesiones es Levante. Quizás porque es también donde hay más sectas satánicas. La ruta de los endemoniados va de Barcelona a Valencia, pasando por las provincias mediterráneas costeras, como Murcia, Almería y Málaga .
Algunas de estas sectas ofrecen a Satán sacrificios humanos en misas negras, «sobre todo de niños de padres inmigrantes ilegales, cuyos cuerpos hacen desaparecer con ácido», denuncia Fortea.Sólo en Madrid hay más de 30 y, en toda España, superan las 100 y reúnen a unos 100.000 adeptos».
Fortea está ya tan acostumbrado a tratar con endemoniados que los puede distinguir por signos: ponerse furioso por una oración o ante el agua bendita o el crucifijo; hablar o entender lenguas desconocidas; conocer cosas ocultas o distantes y mostrar fuerzas físicas más allá de la edad o condición. Hasta pueden vomitar clavos y llegar a levitar. «Pero en la lucha contra el diablo en nombre de Dios, Satán siempre termina derrotado», advierte el exorcista.
SI ALGUNA PERSONA, CONOCIERA O SUPIERA DE UN EXORCISTA EN SEVILLA ESPAÑA, RUEGO QUE SE PONGA EN CONTACTO CONMIGO EN EL SIGUIENTE CORREO ELECTRÓNICO: dishran@hotmail.com
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