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lunes, 24 de febrero de 2014

Dejad que los niños se acerquen a mi porque de ellos es el Reino de los Cielos.



Lecturas del 1-3-14 (Sábado de la Séptima Semana)










SANTORAL:   San Rosendo    
Lectura del libro del Eclesiástico 17, 1-15
 El Señor creó al hombre de la tierra y lo hace volver de nuevo a ella.
 Le señaló un número de días y un tiempo determinado, y puso bajo su dominio las cosas de la tierra.
 Lo revistió de una fuerza semejante a la suya y lo hizo según su propia imagen. Hizo que todos los vivientes lo temieran, para que él dominara las fieras y los pájaros. Le dio una lengua, ojos y oídos, el poder de discernir y un corazón para pensar.
 El colmó a los hombres de saber y entendimiento, y les mostró el bien y el mal.
 Les infundió su propia luz, para manifestarles la grandeza de sus
 obras, y les permitió gloriarse eternamente de sus maravillas: así alabarán su Nombre santo, proclamando la grandeza de sus obras.
 Les concedió además la ciencia y les dio como herencia una Ley de vida; estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos.
 Ellos vieron con sus ojos la grandeza de su gloria y oyeron con sus oídos la gloria de su voz. El les dijo: «Cuídense de toda injusticia», y dio a cada uno preceptos acerca del prójimo.
 Los caminos de los hombres están siempre ante él y no pueden
 ocultarse a sus ojos.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 102, 13-14. 15-16. 17-18a (R.: cf. 17)
R. El amor del Señor a los que lo temen
 permanece para siempre.
 Como un padre cariñoso con sus hijos,
 así es cariñoso el Señor con sus fieles;
 él conoce de qué estamos hechos,
 sabe muy bien que no somos más que polvo.  R.
 Los días del hombre son como la hierba:
 él florece como las flores del campo;
 las roza el viento, y ya no existen más,
 ni el sitio donde estaban las verá otra vez.  R.
 Pero el amor del Señor permanece para siempre,
 y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
 de los que lo temen y observan su alianza.  R.

 
 XLectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16
 Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los
 discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
 Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.

stagduran
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