Renuncia ¿sorprendente?
La nave eclesial afronta una crisis mucho más grave que la que originaron los Cismas que han sacudido sus ramasRazones de edad, salud y "falta de fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino", adujo Benedicto XVI para renunciar a su Pontificado. Y no hay por qué dudar de sus palabras ni de sus motivos. Pero quizás no sean los únicos. Su renuncia genera más preguntas que respuestas, suscita más dudas de las que se reconocen. ¿Qué ocurrirá con la Barca de Pedro que hace rato, desde la complicidad de Pio XII con el nazismo (al margen de que el Papa y algunos sacerdotes salvaran de los hornos a miles de judíos: la política es una cosa, la bondad otra distinta), hace agua por la popa y por la proa, por babor y por estribor?La nave eclesial afronta una crisis mucho más grave que la que originaron los Cismas que han sacudido sus ramas, desde el remoto de Oriente hasta la rebelión del Cardenal Lefebvre (líder de la ortodoxia tradicionalista), pasando por el Cisma de Occidente, la separación de la Iglesia Anglicana y la Reforma Protestante de Martín Lutero. Todos estos cismas, incluso el luterano que tenía un cariz moral por su crítica a la codicia de los jerarcas de la Iglesia, tuvieron su razón de ser fundamental en la lucha por el poder entre papas de diferentes tendencias (hubo 3 durante el Cisma de Occidente) y los emperadores europeos que se disputaban –y necesitaban– su poder "espiritual" para la consolidación de ambiciones y alianzas terrenales.Pero la crisis actual no solo sacude las ramas del árbol católico: empieza a podrir sus raíces. No verlo o no aceptarlo tiene más de fanatismo que de realismo: ninguna institución humana es perfecta, y la Iglesia es "humana, demasiado humana". Esta crisis tiene un fondo de contenido moral incuestionable: las alianzas vaticanas con sectores mafiosos internacionales, y sus dudosos manejos financieros desde el Banco Ambrosiano y el IOR (Instituto para Obras de la Religión). "La Iglesia no se administra con avemarías", dijo con cinismo Paul Marcinkus, el arzobispo gringo que fue presidente del IOR.Todo ello y los casos de pedofilia y pederastia en varios países por cuenta de obispos y sacerdotes abusadores, protegidos por el anterior Papa como ocurrió por veinte años con el mexicano Marcial Maciel, son más trascendentes que las viejas luchas por el Poder: está de por medio el ser humano, ofendido y humillado por prácticas inmorales. Pero esas "prácticas antiguas", como las llamó Benedicto para proteger la "santidad" de Juan Pablo II, no son más importantes para la derecha vaticana que domina hoy la Iglesia, que su inquietud por los manejos financieros.El Papa Benedicto se ganó la desconfianza y el rechazo de la Curia liderada por el Cardenal Tarcisio Bertone, enemigo de toda transparencia, por su reprobación a los manejos mafiosos de la banca vaticana y por su deseo de trasparentar en algo, con la colaboración de Ettore Gotti Tadeshi, las operaciones financieras percudidas de corrupción y malos manejos. Gotti, nombrado por Bertone, fue destituido cuando intentó clarificar demasiado el tema financiero, pero produjo una serie de documentos, hoy en manos de la Policía italiana, que dejan al descubierto nombres y procederes incómodos para la jerarquía, que exigió a la Justicia italiana "respeto e independencia". Es decir, silencio.Coletilla: Viéndose incapaz, por su edad y falta de energía, de oponerse y combatir la corrupción, no resulta extraño que, en el fondo, la renuncia de Benedicto tenga también un motivo más real, humano y comprensible: el derecho al miedo. No olvidemos la (m)suerte de Juan Pablo I. Por similares causas…stagduranEnviado desde mi iPad
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