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domingo, 24 de octubre de 2010

Dios advierte de lo que se avecina

DIOS ADVIERTE DE LO QUE SE AVECINA
(perdón antes lo mandé sin aclarar cientos puntos, creo ahora se entiende mejor)

               En la época de Noé, Dios envió el diluvio sobre el mundo habitado, porque “la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y… todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).
               Sin embargo, Dios nunca ejecuta un juicio sin antes advertir y mostrar un medio para librarse de él. Entre la declaración de la sentencia divina y el diluvio, la duración de la construcción del arca fue el plazo dado por Dios a los hombres para arrepentirse. Después de esto el mundo fue sumergido por las aguas, y sólo Noé y su familia, es decir, ocho personas, fueron salvas (1 Pedro 3:20). 
                El Dios santo y justo también tuvo que hacer caer un juicio fulminante sobre Sodoma y Gomorra, no sin haberlos advertido... y creo que ahora estamos peor que los habitantes de esas ciudades, allí habia vicios aqui hay vicios de todo tipo y matamos a inocentes en el vientre de sus madres... el aborto no es como "una interrupción del embarazo"  ¿Por cúanto tiempo interrumpimos el embarazo...? como dicen los hipócritas politicos "pogresistas" ... eso es progreso de la muerte, ya que son asesinatos de niños inocentes sin culpa que no pueden defenderse... se defiende y se ayuda con leyes la defensa de los animales... pero no del ser humano que es la criatura mas especial e inteligente de toda la creación hecha a imagen y semejanza de Dios... por lo tanto nos merecemos más que lo que aconteció en Sodoma y Gomorra, al ser mucho peores quen ellos : Entonces hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de las ciudades, así como los frutos de la tierra". (Génesis 19:24-25),...  Sólo tres personas inocentes escojidas por Dios fueron salvadas. 

               Por otro lado ya Dios nos dice por medio del profeta Isaias : "Todos en gran manera se aterrarán, los dolores y angustias se apoderaran de ellos, como mujer de parto se retorceran se miraran unos a otros con asombro e ira en sus rostros" (Isaias 13;8) 
                      Hoy en día somos testigos de muchos acontecimientos trágicos que afectan al mundo. ¿Se debe a la casualidad, a un montón de coincidencias? No, Dios quiere más bien advertir a los hombres que el tiempo de su paciencia está llegando a su término. No nos equivoquemos: por medio de su Palabra Dios anuncia que se van a producir terribles acontecimientos : "Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino;  y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo". (Lucas 21:10-11).
               Pero es aún el tiempo de la gracia y de la paciencia de Dios. Él no quiere la muerte del pecador, sino que desea que todos los hombres sean salvos, pero como vemos en la carta de Timoteo no hacemos lo que Él nos pide... hemos perdido la Fe y con ella la Caridad para poder orar y pedir a Dios el perdón y su misericordia... y  "sin Fe es imposible agradar a Dios"  como dice su Palabra por lo que así tambien perdemos toda Esperanza : "Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. (1 Timoteo 2: 1-4).
                      Solo nos queda vivir como cualquier otro animal sin conocimiento y sin razonamiento lógico entregándonos a los vicios y corrupciones viviendo como lo hace la inmensa mayoria como si Dios no existiera y de esta forma vivr como le dijo San Pablo si no teníamos Fe en Jesucristo : "Comamos y bebamos que mañana moriremos"  ese es el ambiente y la vida de este mundo en que nos ha tocado vivir 



Fuente: lo envía Lucinio

¡Oh Luz Gozosa!


La celebración de la Iglesia parte del “Día sin ocaso” de la Resurrección del Señor. Esta certeza –un día que no acaba- hace que la conmemoración sacramental del domingo, día de los días y primero de la semana, comience al ponerse el sol. De hecho este es el sentido de la palabra “vísperas”. El padre J. Corbon enseña que en el momento en que la luz mortal desciende hacia las tinieblas, estalla la “Luz Gozosa” que es Cristo resucitado.
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Desde antiguo, mientras se encienden las luces al anochecer, la comunidad cristiana, invoca el don de la luz espiritual en el llamado lucernario o rito del encendido de la lámpara, cuya llama es símbolo de Cristo, sol que no se pone. Así, en la Iglesiapara orientarnos con la esperanza hacia la luz que no conoce ocaso, “oramos y suplicamos para que la luz retorne siempre a nosotros, pedimos que venga Cristo a otorgarnos el don de la luz eterna” (S. Cipriano). Precisamente en esa Hora concuerdan nuestras voces con las de las Iglesias orientales, al invocar a la “luz gozosa de la santa gloria del eterno Padre, Jesucristo bendito; llegados a la puesta del sol, viendo la luz encendida en la tarde, cantamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo...” (OGLH 39).
Aunque las tinieblas ocultan la luz del día, los cristianos saben que Dios ilumina la noche oscura con el esplendor de su presencia y con la luz de sus enseñanzas. Esta certeza se recoge en el antiquísimo himno lucernario «Fôs hilarón», mantenido por las liturgias orientales y, modernamente y en algunos lugares, por la liturgia romana:

* «¡ Oh Luz gozosa
de la santa gloria del Padre celeste, inmortal,
santo y feliz Jesucristo!
* Al llegar el ocaso del sol y, vista la luz vespertina,
ensalzamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Dios.
*Es digno cantarte en todo momento con armonía,
Hijo de Dios, que nos das la vida: por ello, el universo proclama tu gloria».
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Este antiquísimo himno, que podría datar de mediados del s. II, está ya atestiguado por el capadocio san Basilio (329-379) en su obra De Spiritu Sancto (29,73). Las tres estrofas desiguales en las que se divide el texto muestran su teología: la primera se dirige a Cristo Luz como claridad del Padre, la segunda lo contempla en el misterio trinitario y la última lo contempla como Hijo que comunica la vida y fuente de nuestra alabanza:
1. Oh Luz gozosa de la santa gloria del Padre celeste inmortal, santo y feliz Jesucristo.
La primera estrofa describe a Dios como Padre celeste, eterno y glorioso (Ex 24, 16 Jn 12, 28 Rm 16, 27) y a Cristo como su Luz que participa de la bienaventuranza y de la santidad divina (Is 9, 1 Jn 1, 4. 9. 14b; 12, 28). Su aparición en este mundo, por la Encarnación, es la misma presencia de la Luz de Dios para las naciones (Lc 2, 32) provocando júbilo y alegría (Sal 4, 7 Lc 2, 10 Mt 2, 10).
2. Al ocaso del sol, contemplando la luz de la tarde, cantamos al Padre, al Hijo y al Espíritu de Dios.
En la segunda estrofa la puesta del sol recuerda al creyente que el tiempo pasa y le ofrece nueva ocasión para la alabanza al Padre de Jesucristo que nos concede su Espíritu. Ante la evidencia de la luz que desaparece la Iglesia, sin embargo, canta la victoria sobre las tinieblas (Jn 8,12 b; 12, 46): el astro declina pero el Sol de Justicia ya no muere más. La oración del cristiano hacia Oriente – donde se levanta el sol de quien viene la luz y con ella la vida- es una perenne confesión de fe en la Resurrección de Cristo, el Viviente.
3. Tú eres digno de ser alabado siempre por santas voces. Hijo de Dios, que nos diste la vida, el mundo entero te glorifica.
La razón de la alabanza es que la muerte ya no domina sobre el mundo, ya que, por Cristo participamos de la vida divina trinitaria. Los cristianos, renacidos por la gracia y partícipes de la santidad divina, se hacen voz de las demás criaturas. Esta es la temática de la tercera estrofa donde, además, aparece la aclamación del Apocalipsis (4, 11; 5, 9-12): Tú eres digno. Jesús, Sumo Sacerdote, es mediador y a la vez objeto de glorificación por ser el Kyrios (Jn 9, 24; 17, 1. 5.10. 23; 1 Co 2, 8).
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El canto de esta aclamación vespertina retoma los temas pascuales de la luz y la gloria tan propios del Evangelio de san Juan (1, 4s; 3, 18; 8, 12; 9,5) y el evangelio dela Infancia de san Lucas (2,32): luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo. En el Misal Romano -para los países de lengua española- aparece como respuesta a la invocación diaconal Luz de Cristo, al inicio de la Vigilia Pascual en la Noche Santa. Su canto, asimismo, es muy apropiado para el Lucernario antes del inicio de las Vísperas Bautismales del Domingo de Resurrección.