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viernes, 16 de marzo de 2012

Manual de producción de semillas

Amarantos de granos : Nutrición
La semilla del Amaranto contiene una gran cantidad de proteínas, entre un 16 y un 18%, mucho más que los cereales de la familia de las gramíneas. No obstante este contenido en proteínas es un aspecto mucho más esencial para los países del Tercer Mundo, que para los países ricos que sufren con frecuencia una alimentación un poco demasiado proteínica, en razón a su crecimiento demográfico y a la desertificación de numerosos territorios.
 
Por el contrario, la proteína de la semilla de Amaranto es una de las más equilibradas que se conocen y esta propiedad por sí misma debería bastar para considerar el Amaranto como una de las plantas más prometedoras para la alimentación del ser humano. Según las normas de la FAO se atribuye a la proteína ideal el valor de 100, y es muy interesante comparar los valores de las proteínas más utilizadas en la alimentación humana: la proteína de la semilla de Amaranto alcanza un valor de 75 (y según ciertos autores de 87), la del maíz tiene un valor de 44, la del trigo un valor de 60, la de soja un valor de 68 y la de la leche de vaca un valor de 72.
 
Así, las proteínas de cereales utilizadas en Occidente son muy pobres en lisina, uno de los aminoácidos esenciales para la salud humana:la semilla de Amaranto contiene dos veces más lisina que el trigo y tres veces más que el maíz. La Academia Nacional de las Ciencias en  EEUU ha valorizado que la mezcla de harina de maíz y harina de Amaranto permite beneficiarse de la proteína ideal con un valor de 100.
 
El valor nutritivo de los Amarantos con semillas es una de las finalidades esenciales del repertorio, la evaluación y el mejoramiento de los millares de cultivares utilizados por numerosos pueblos del planeta. Por ejemplo en Shimla, (India), los investigadores han descubierto variedades de Amaranto conteniendo más de un 22% de proteínas en las semillas y más de un 7% de lisina en la proteína, mientras que el contenido medio es de un 5%. Podemos nuevamente afirmar que esta cantidad de lisina en la proteína de las semillas de Amaranto es un aspecto esencial para el equilibrio de la alimentación en los países del Tercer Mundo, cuyos alimentos básicos son con frecuencia los cereales.
 
Las poblaciones de los países ricos que consumen mucha carne encuentran en ésta la cantidad necesaria de lisina para la salud humana.
 
No obstante nos parece extremadamente importante proponer a esos países ricos, el consumo de cereales más equilibrados que permitirían tal vez disminuir el consumo a veces excesivo de carne en un mundo que sufre de malnutrición. Además de la calidad de su proteína, la semilla de Amaranto contiene mucho calcio, fósforo, hierro, potasio, zinc, vitamina E y vitamina B.
 
Esta riqueza nutritiva es también la que distingue al Amaranto con hojas de las otras verduras con hojas. Las hojas de Amaranto son efectivamente una fuente excelente de caroteno, hierro, calcio, proteínas, vitamina C y oligoelementos. A título de comparación, hay por ejemplo en las hojas de Amaranto con semillas, tres veces más vitamina C, 10 veces más caroteno, 15 veces más hierro, 40 veces más calcio que en los tomates.
 
Las hojas de Amaranto contienen tres veces más vitamina C, tres veces más calcio y tres veces más niacina que las hojas de espinaca.
 
Tomemos de nuevo el ejemplo del Amaranthus palmeri,  consumido extensivamente por los pueblos Yaqui, Papago y Pima del desierto de Sonora en América. ¡Contiene 3 veces más calorías, 18 veces más vitamina A, 13 veces más vitamina C, 20 veces más calcio y 7 veces más hierro que las hojas de lechuga!
 
Los Amarantos, tanto los que tienen semillas como los de hojas constituyen verdaderas centrales solares. Forman parte de las plantas privilegiadas del planeta que utilizan un modo de fotosíntesis llamado C4.
 
Este modo de fotosíntesis es particularmente eficaz en todas las condiciones climáticas de sequía, de calor extremo y gran intensidad solar y permite a estas plantas convertir dos veces más luz solar en "crecimiento" que las otras plantas utilizando un modo de fotosíntesis C3, y esto para la misma cantidad de agua. Su productividad puede variar considerablemente en función de las variedades, de los climas, la riqueza del suelo, etc... y pueden producir entre 500 kg. y 5 toneladas de semillas por hectárea.
 
Las variedades introducidas en los EEUU por el Instituto Rodale y ciertas universidades, como la de Plainsman y K 432,  se dice que pueden producir un promedio de 2 toneladas y media por hectárea. En algunos terrenos de experimentación se han llegado a obtener 6 toneladas por hectárea.
 
Ciertas investigaciones realizadas en China han puesto en evidencia que el Amaranto consume 40 % menos de agua que el maíz sembrado en el mismo momento. La cepa 1024 del Instituto Rodale envía sus raíces a casi 3 metros de profundidad ¡y su sistema de raíces llega a alcanzar 200 kilómetros de longitud!
 
Las semillas de Amaranto son diminutas ya que un gramo contiene un promedio de 1000, pero puede contener hasta 3000. No es extraño tener magníficos panículos conteniendo más de 100000 semillas. ¡Hay reportajes que muestran que se han podido obtener en ciertas plantas 450 000 semillas!
 
Esto no es sorprendente cuando vemos que siembras espontáneas de Amarantos con semillas creciendo aisladas, sin ser molestadas por otras plantas, pueden alcanzar tres metros de altura y una envergadura de más de un metro, con tallos de 5 cm. de diámetro en la base
 
Es admirable el genio de los pueblos de montaña o desierto, que durante milenios han transformado y mejorado los Amarantos salvajes, con tallos e inflorescencias picantes y con semillas amargas, en magníficos panículos con inflorescencias dulces y semillas sabrosas irradiando todos los colores del arco iris, que son un homenaje a la belleza, la verdadera nutrición y la sabiduría de la co-evolución del ser humano con su entorno.



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El ordenador me va lento: ¿sufre obsolescencia programada?


El ordenador me va lento: ¿sufre obsolescencia programada?

- Imagen: Kevin Zollman -¿La obsolescencia programada es realidad o mito? Compramos el teléfono móvil hace tres años, cuando era el más moderno que había en el mercado. Nos costó nuestro dinero y, por tanto, lo hemos cuidado siempre con sumo cariño, lo hemos protegido con fundas y hemos evitado caídas y rasguños. Hasta pagamos un seguro. Sin embargo, cada día va más lento y ejecuta peor las aplicaciones que nos descargamos de las tiendas on line. En ocasiones se "cuelga" y hay que reiniciarlo, sobre todo cuando tenemos muchas aplicaciones abiertas. ¿Qué le pasa? Desde que actualizamos por última vez el sistema operativo no es el mismo...

Este hecho vale para los teléfonos con Android como para el iPhone; es un problema que, entre los teléfonos, se registra de manera exclusiva en los smartphones: de algún modo, son víctimas de su complejidad. Y lo mismo sucede en los ordenadores, ya sean Mac o PC: por muy bien que los cuidemos, el tiempo pasa demasiado rápido para ellos, al menos el tecnológico. ¿Hay algún plan perverso detrás diseñado por los fabricantes y los desarrolladores de software con el fin de que ni el móvil ni el ordenador nos resulten eficaces más de lo estrictamente necesario y ello nos obligue a cambiar a los modelos nuevos?

Obsolescencia funcional

En el sector inmobiliario, un concepto llamado "obsolescencia funcional" define a la vivienda que, a pesar de mantener las condiciones de su estructura y prestaciones intactas, ha perdido atributos por no responder al cambio de hábitos de sus ocupantes. Es el caso de una casa antigua y recia, pero que tiene una cocina de dimensiones muy reducidas y alejada del actual comedor, que ahora se sitúa en el salón con el televisor.

La diferencia entre la obsolescencia programada y la funcional está en que la primera responde a un diseño de antemano para forzar la compra de nuevo material

Desde el punto de vista funcional, es una casa obsoleta. Este símil se puede aplicar a nuestro móvil o a nuestro ordenador cuando no puede seguir el ritmo de las actualizaciones del desarrollador del sistema operativo. La diferencia entre la obsolescencia programada y la funcional está en que la primera responde a un diseño de antemano para forzar la compra de nuevo material y la segunda es producto del cambio de costumbres o la evolución de las cosas. ¿Cuál de los dos términos cabe aplicar a los productos tecnológicos? No está claro.

Obsolescencia en Mac OS X

En el caso de los ordenadores Mac y el teléfono iPhone, la sombra de la obsolescencia programada es más ancha, ya que fabricante y desarrollador son el mismo. Si se adquirió un iMac en 2009, el mismo integraba la versión Leopard del sistema operativo Mac OSX. En agosto de ese año, Apple lanzó la nueva Snow Leopard, que tenía unos requerimientos del procesador del equipo algo superiores, aunque no demasiado. La siguiente versión fue Lion, que implicaba cambios más radicales, con aplicaciones para superficies táctiles y mayores definiciones de gráficos. Esta se lanzó el 20 de octubre de 2010.

Los avances tecnológicos son muy rápidos en esta nueva era, los fabricantes se ven muy exigidos y no pueden evitar forzar una cierta obsolescencia

Apple controla a la perfección las actualizaciones en los equipos del usuario y lo último que desea es estropearle su experiencia de uso. Cuida mucho a sus clientes, pero no cabe duda de que, tras la última actualización, si el ordenador se compró con un procesador de mediana potencia, sufrirá cuando el navegador tenga abiertas muchas pestañas o use suites ofimáticas y otros programas multiplataforma que se basen en la tecnología Java. Por no citar a los pesados editores de imágenes. El procesador se ve muy exigido por el sistema Lion y le quedan pocos recursos para los demás programas, que a su vez se han actualizado para funcionar en Lion y son más complejos.

El resultado es un ordenador que ha perdido eficacia y arranca con más lentitud, se cierra con reticencias y no se puede usar con la presteza de antaño. No está para cambiarlo, por supuesto, pero no es el mismo que compramos... ¡Hace solo tres años! Se estima que la vida media útil de un aparato de sobremesa ronda los cinco años. ¿Hay intencionalidad en Apple? Es difícil de determinar, porque lo cierto es que los avances tecnológicos van muy rápido en esta nueva era; los fabricantes se ven muy exigidos por los consumidores y no pueden evitar forzar una cierta obsolescencia funcional de algunos de sus productos.

Obsolescencia en iPhone y Android

En todo caso, no se puede negar que Apple se ve favorecida en sus ventas por este acortamiento de la vida eficaz de sus ordenadores. Y lo mismo ocurre con las distintas versiones del iPhone, donde la actualización de iOS, el sistema operativo, y las nuevas funciones de los modelos más avanzados (4 y 4S) dejan al iPhone 3GS a medio gas, aunque funcional. Apple aprovecha la relativa obsolescencia de este modelo para venderlo a precios más bajos y frenar así el crecimiento de otras marcas que fabrican smartphones de gama baja.

Apple aprovecha la relativa obsolescencia del iPhone 3GS para venderlo a precios más bajos y frenar así el crecimiento de otras marcas

Respecto a los teléfonos con el sistema operativo Android, ocurre algo muy similar, aunque se debe destacar más bien cierto caos y no tanto una obsolescencia: cada fabricante adapta Android a sus móviles y lo hace mediante el uso de una versión más o menos actual, según el procesador que desee utilizar. Esta situación provoca que el mercado de aplicaciones para el sistema proponga programas unitarios para diferentes teléfonos, de modo que no funcionan igual de bien en todos. Los dispositivos que tengan mejores procesadores podrán usar una mayor proporción de aplicaciones, mientras que los más antiguos -quizá con un par de años- se verán rápidamente limitados a usar unos pocos programas de Android Market. Si se desea ampliar, hay que actualizar, con los riesgos que conlleva, o comprar un teléfono nuevo.

¿También obsolescencia funcional para Windows?

El sistema operativo Windows no es inmune a la obsolescencia funcional, aunque sus usuarios son mucho más reticentes a cambiar de ordenador que los de Mac OS X. Al contrario que en este último, las actualizaciones en Windows son mucho más frecuentes -pueden llegar a resultar molestas- y la ralentización es más imperceptible.

El problema en Windows surge porque, con cada nueva versión, la mayoría de los programas se actualizan para responder a ella y los usuarios que tienen el sistema operativo anticuado se ven limitados a usar la versión obsoleta, con lo que pierden funciones y quedan aislados de la evolución tecnológica. Hasta hace muy poco, todavía había una importante tasa de usuarios que utilizaban el navegador Internet Explorer 6, ampliamente superado y disfuncional. Microsoft tuvo que hacer una intensiva campaña para que los usuarios actualizaran el navegador a versiones posteriores.

Medidas para evitar la obsolescencia en ordenadores

  • Comprar un aparato con el mejor procesador posible. Aunque el precio sea mayor, a largo plazo, lo agradeceremos en la respuesta a futuras actualizaciones.

  • Comprobar que la memoria RAM sea amplia. Al igual que el procesador, la memoria de acceso al mismo, RAM, ha de tener mucha capacidad.

  • Cambiar la RAM y/o el procesador. En caso de que se quede corta, se pueden intentar cambiar los componentes de la CPU, solo en los PC, aunque dependerá de que el nuevo sistema operativo al que se quiera actualizar use la misma arquitectura.

  • Evitar actualizaciones siempre que no sean de seguridad o críticas. Esta opción tiene el riesgo de limitar las posibilidades de uso y crear vulnerabilidades en el ordenador por donde se cuele el software malicioso, pero permite trabajar con el mismo dinamismo del principio.

  • Usar programas para optimizar la memoria RAM y eliminar archivos ocultos inútiles que enlentecen el funcionamiento del ordenador.



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