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jueves, 25 de noviembre de 2010

Los gritos de las victimas y los llantos de la Jerarquía católica

No basta que la Iglesia pida perdón por los delitos de pedofilia cometidos por su jerarquía, episcopal y presbiteral. Tampoco basta la condena de los sacerdotes pedófilos y la así llamada “tolerancia cero”. Tampoco basta que la Iglesia tome medidas disciplinares para que la práctica de la pedofilia desaparezca para siempre. No basta reconocer que la Iglesia se siente herida y arrepentida. No basta que los Legionarios de Cristo declaren que su fundador el Padre Marcial Maciel y algunos de sus discípulos no son ejemplos de vida cristiana y sacerdotal. Todo esto es justo y necesario, pero falta lo más importante: escuchar el grito de las víctimas. Toda la problemática de la pedofilia debe ser analizada y juzgada por ellos mismos y desde su propia realidad. Los que han sido víctimas tienen derecho a ser sujetos de su propia vida, sujetos de la reconstrucción de sus vidas y sujetos de la reconstrucción de los hechos de los cuales ellos han sido víctimas. No desean que sean otros, incluso sus victimarios, los que hablen por ellos. Exigen ellos mismos una explicación sobre el porqué la Iglesia ocultó a los clérigos y obispos pedófilos. Piden personalmente una condena de sus agresores y una indemnización por los daños infligidos. Ellos como sujetos quieren ser solidarios con otras víctimas de pedofilia, en la Iglesia y en la sociedad, que todavía no han podido hacer su denuncia y llevarla a juicio. El grito de las víctimas ya resuena en el mundo entero. La solidaridad sin embargo ya se extiende a otros millones de niños y niñas que sufren otras realidades de muerte, como los 16 mil niños que mueren de hambre cada día. Sentimos hoy la actualidad de las palabras que Dios dijo a Moisés: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado su clamor contra sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para liberarlos y conducirlos a una tierra que mana leche y miel (Exodo 3, 7-8).

Texto enviado por su autor teòlogo Pablo Richard al Movimiento Teologìas de la Liberaciòn – Chile

Las víctimas de la pedofilia y la credibilidad de la Iglesia

Pablo Richard, Costa Rica, 25 abril 2010 e-mail: ssee@correo.co.cr
Sábado 24 de abril de 2010, por Foro Diamantino (actualizado el 24 de abril de 2010)  

Es importante ver toda la realidad de la pedofilia desde sus víctimas. La Iglesia consideró hasta hace poco la pedofilia como un pecado y no como un delito. El pecado puede quedar oculto en el secreto del sacramento de la confesión, pero el delito es un crimen que debe ser llevado públicamente a los tribunales. La Iglesia jerárquica rechazó la culpabilización de la pedofilia y ocultó al pedófilo para salvar como Iglesia su credibilidad y prestigio. La Iglesia también ocultó la criminalización de la pedofilia para evitar ser condenada y obligada a pagar una indemnización económica. Ocultar al delito y al delincuente, para salvar el prestigio de la Iglesia, es una iniquidad y una agresión contra las víctimas. Expresa también hipocresía, fariseísmo y falta de solidaridad. La Iglesia Jerárquica ocultó a los curas pedófilos, con el pretexto de hacer posible un seguimiento psicológico. Los traslada de una parroquia a otra o los envió a una diócesis fuera del país, con el pretexto de una rehabilitación de los pedófilos que no dañe la credibilidad y prestigio de la Iglesia. Se argumentó que la pedofilia era una “enfermedad”, que para ser “sanada” debía evitarse todo escándalo público (entrevista al Cardenal Darío Castrillón Hoyos realizada por Patricia Janiot en la CNN). Un argumento utilizado para ocultar la pedofilia del clero era la prioridad que se debía dar a la Institución Eclesial por encima sus víctimas. La rehabilitación del clero pedófilo se veía así como necesaria en función de los intereses de la misma Iglesia. Esta además no debía “perder” un sacerdote por causa de un problema “” y “personal”, como era considerada la pedofilia. También se argumentó que el número de los sacerdotes pedófilos era insignificante en comparación con la mayoría de los sacerdotes que no lo eran. También se discutió que el porcentaje de la pedofilia en el clero era mínima, si se la comparaba con el porcentaje de la pedofilia a nivel social y mundial. También la Iglesia se enfrentó a los medios de comunicación que denunciaban la pedofilia en la Iglesia. Interpretó esto como una campaña mediática perversa contra la Iglesia católica misma. La Iglesia ahora se presentaba así como víctima, y ocultaba las verdaderas victimas de la pedofilia. Todos estos argumentos confirman que la Iglesia no veía la pedofilia desde sus víctimas, sino desde sus intereses, especialmente desde la defensa de su credibilidad y autoridad.

El Obispado de Cartagena amenaza con despedir a los profesores de religión


Carta enviada por el Obispado de Cartagena a profesores de religión.
"Nunca olvidéis quién os elige, quién os llama, quién os manda y quién, si se diera el caso, os podría cesar: la Iglesia". Esta es una de las frases incluidas en una carta que el delegado episcopal de Enseñanza del Obispado de Cartagena, Francisco Rubio Miralles, envió a los profesores de religión de la Región de Murcia la pasada semana.
En la misiva, el responsable de la Diócesis alerta de "voces de sirena que quieren atraeros con la dulzura de sus cantos", ante las que el Obispado invita a "manifestar con fuerza vuestra adhesión a la Iglesia y, en concreto, a nuestro Obispo". Pide, además, que no permitan que anide "en vuestro corazón cualquier sombra de duda (...) de la convicción de vuestra firme comunión eclesial.
Aunque reconoce que los sueldos de los profesores dependen "de otra Institución, que es la que os contrata" (la Consejería de Educación), afirma que "sabéis muy bien que no existiría ese contrato si previamente la Iglesia no os presentara".
La carta concluye deseando una feliz Navidad a los maestros. En declaraciones a 20 minutos, afirmó que "no se trata de ninguna amenaza", sino que es una forma de recordarles que dependen de la Iglesia y que tienen que respetar los principios de la institución.

Alemania y Austria reciben más de 1.300 denuncias por abusos sexuales en instituciones eclesiásticas


Un 97% de los afectados se declararon católicos, aunque un 12% de ellos indicaron que habían abandonado la Iglesia tras ser víctimas de agresiones.

La Iglesia católica alemana ha atendido un millar de llamadas de víctimas de abusos sexuales, la gran mayoría cometidos dentro de las propias instituciones eclesiásticas, informaron ayer fuentes de la Conferencia Episcopal Alemana. El servicio de atención telefónica se puso en marcha en marzo de este año, al poco de salir a relucir centenares de casos de pederastia en Alemania, principalmente en instituciones religiosas católicas, en algunas evangélicas, y, puntualmente, en centros laicos. Un 97% de los afectados se declararon católicos, aunque un 12% de ellos indicaron que habían abandonado la Iglesia tras ser víctimas de agresiones.
En Austria, más de trescientas personas que sufrieron abusos en instituciones de la Iglesia católica cuando eran menores han recurrido al centro independiente para los afectados por la violencia eclesiástica establecido también en marzo pasado.
Ese centro criticó duramente la forma en que las autoridades eclesiásticas han manejado este delicado tema en el pasado e instó al Estado a abrir una investigación independiente.
Los agresores son en un 78% de los casos varones, en su mayoría sacerdotes (68%), y el resto, mujeres de órdenes religiosas. Los lugares más frecuentes del acto de abuso han sido internados y asilos católicos. Al 40% de las víctimas se les exigió callar, muchas veces bajo amenaza de violencia, o se les amenazó con ir al infierno si contaban lo sucedido, según los datos recogidos en el informe.

Falsos profetas

Como una “figura enigmática” y un “falso profeta” calificó el Papa Benedicto XVI al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel Degollado, en el libro La luz del mundo. El libro relata las conversaciones del pontífice con el periodista alemán Peter Seewald mismo qué salió a la venta en Europa el 23 de noviembre. En ocasión del reconocimiento que el Papa hizo de Maciel como “figura falsa” y “falso profeta”, nos lleva a recordar la autocomplacencia y tolerancia de la jerarquía católica en varios delitos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores de edad.
En Los Ángeles, el Cardenal Roger Mahony se vio forzado a decir: “Pido perdón nuevamente a todos los que han sido ofendidos, que han sido abusados por sacerdotes, diáconos, hombres o mujeres religiosos, o por laicos”. Se trata de 508 víctimas de abuso sexual por parte de religiosos que le costaron un arreglo legal a esa arquidiócesis por 660 millones de dólares. Por su parte, el caso que inició en Boston en 2002, donde se tuvo que indemnizar con 84 millones de dólares a 552 víctimas de abusos sexuales en su mayoría menores de edad, en donde se vio involucrado el Cardenal Bernard Law, la Iglesia católica ha pagado un total de 2,100 millones de dólares en Estados Unidos por diferentes episodios de pedofilia que se repiten.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, declaró en Radio Vaticano que: “La iglesia está triste por los sufrimientos causados a las victimas y sus familiares, por las heridas causadas por el grave e imperdonable comportamiento de numerosos miembros y decidió comprometerse a fondo para evitar que hechos tan nefastos se repitan”.
La lista sigue. Convington, en Kentucky, en 2006 pagó 360 demandas. Orange, California, pagó 100 millones de dólares por 90 casos. Portland, con 175 víctimas pagó 52 millones de dólares de indemnización. Spokane, Washington, pagó 48 millones por 150 demandas. Los recurrentes casos de abuso sexual siguen floreciendo por todo el territorio estadunidense gracias a un sistema de justicia que permite que estos terribles abusos sean detectados y castigados, y las víctimas atendidas en sus reclamos.
Público-Milenio relató ayer que el ex sacerdote Alberto Athié señaló que Benedicto XVI “tendrá que responder cuáles eran los intereses que estaban en juego por los que no inició un proceso contra Marcial Maciel, mientras fue responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe bajo el pontificado de Juan Pablo II”. Alberto Athié, recordó que “cuando aún era sacerdote de la Arquidiócesis de México, le hizo llegar al entonces cardenal Joseph Ratzinger una carta en donde denunciaba los abusos sexuales del fundador de los Legionarios de Cristo que fue entregada por el obispo Carlos Talavera y claramente le dijo: “Lo lamento, monseñor, el caso del padre Maciel no se puede abrir porque es una persona muy querida por el Papa y ha hecho mucho bien a la Iglesia”. El caso es que la publicación del libro La luz del mundo nos lleva a recordar el reiterado abuso sexual a menores por parte de presbíteros, asunto que la jerarquía católica debe considerar como algo que ya no es un problema aislado.